PLATONISMO.
Nietzsche llama “platonismo”
a toda “teoría para la que la
realidad está escindida en dos mundos: un mundo verdadero, dado a la razón , inmutable y
objetivo, y un mundo aparente, dado a los sentidos, cambiante y subjetivo”
.
Como es sabido, Platón defendió el dualismo ontológico y dividió la realidad en
dos mundos opuestos a los que atribuyó las siguientes características:
DUALISMO ONTOLÓGICO EN PLATÓN
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se alcanza mediante
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es
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le corresponde
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se relaciona con
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MUNDO VERDADERO
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la razón
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objetivo
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inmutable
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la eternidad
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el bien
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el alma
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MUNDO APARENTE
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los sentidos
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subjetivo
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cambiante
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el nacimiento, la duración
y la muerte
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el mal
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el cuerpo
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El pensamiento, la
filosofía y la religión son una forma de platonismo pues defienden la misma
concepción de la realidad, aunque con palabras distintas:
PLATONISMOS
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en Platón
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en el Cristianismo
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en Kant
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MUNDO VERDADERO
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Mundo de la Ideas
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Mundo Sobrenatural,
particularmente Dios
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Realidad Nouménica o Cosa
En Sí
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MUNDO APARENTE
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Mundo Sensible
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Mundo terrenal o finito
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Realidad Fenoménica
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Toda la filosofía
nietzscheana es como una melodía que repite un mismo tema: el tema es “la
reivindicación de la vida y la crítica a la actitud contraria a la vida, el
platonismo”
Las variaciones a este tema
son sus tesis relativas al superhombre, la voluntad de poder y la tesis del
eterno retorno, y sus críticas a las manifestaciones particulares del
platonismo en la filosofía, la ética, la religión y la ciencia.
En definitiva, su
filosofía es el intento más radical de toda la historia del pensamiento de
superar el platonismo y defender la tesis opuesta: la existencia de un mundo
irracional y carente de sentido trascendente, la vida.
El platonismo no se limita a
la filosofía de Platón, lo encontramos antes y después de ella, y tal vez se
puede identificar con la tarea de la filosofía misma.
La filosofía occidental está
recorrida de un extremo al otro por el platonismo.
Platón articuló con precisión
y llevó hasta el final esta tesis consustancial al pensamiento occidental.
Pero el platonismo no es
tampoco un asunto que comprometa exclusivamente al mundo de los profesionales
de la filosofía, el platonismo se ha instalado en la cultura y viene a ser
la actitud de todos los hombres de nuestra civilización (que como se sabe
tiene su origen en el mundo griego), y ello fundamentalmente porque este punto
de vista se instala en las mentes de las personas mediante los mejores
publicistas que ha podido tener Platón: los cristianos (“el cristianismo es
platonismo para el pueblo”).
¿En qué consiste el gran
error que Nietzsche atribuye a este punto de vista?
Lo podemos entender si
recordamos algunos tópicos fundamentales de la historia de la filosofía: la
filosofía nace como paso del mito al logos, como superación de las descripciones
del mundo que apelan a la imaginación y la narración metafórica por las
descripciones que apelan a la racionalidad y la narración precisa y objetiva.
Y comienza precisamente
señalando una serie de conceptos antitéticos: el concepto de “ser” frente al de
“apariencia”, el de “razón” frente a los “sentidos”, el de “espíritu o alma”
frente al de “cuerpo”, el de lo “permanente” frente al “cambio”, el de la “unidad”
frente al de “multiplicidad”.
Estas creencias no comienzan con Platón, están
incluso en los filósofos presocráticos –con la excepción de Heráclito al que el
propio Nietzsche dice reverenciar– pero adquieren su más radical expresión en
Sócrates y en Platón.
No es extraño que una
consecuencia de estas apreciaciones sea que para casi toda la cultura
occidental (presocráticos, Platón, cristianismo,...) la muerte tal y como la
vivimos en la experiencia ordinaria sea una mera apariencia, la auténtica
realidad nunca muere, es eterna, lo que nosotros experimentamos como muerte se
encuentra en el nivel de la apariencia, en el nivel de lo que se ofrece a los
sentidos.
El siguiente texto de
Nietzsche muestra claramente su actitud ante el platonismo: “Todo lo que los
filósofos han venido manejando desde milenios fueron momias conceptuales; de
sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores
idólatras de los conceptos, cuando adoran se vuelven mortalmente peligrosos
para todo.
La muerte, el cambio, la
vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones,
–incluso refutaciones.
Lo que es no deviene; lo
que deviene no es...” (“El crepúsculo de los ídolos”).
El platonismo es la
filosofía que se resume en esta última frase: “la realidad no cambia y lo
que cambia no es real”; el auténtico ser es inmutable.
La filosofía de Nietzsche es
la filosofía que más lejos ha intentado llevar la reivindicación de la vida y
la corporeidad, la reivindicación del ámbito en donde se dan “la muerte, el
cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento”, y por lo tanto la
superación del platonismo.
¿Por qué aparece el
platonismo?
Naturalmente, desde el punto
de vista de alguien inmerso en esta actitud (por ejemplo, de un cristiano) el
platonismo aparece porque no podía ser de otro modo.
Dado que el destino del
hombre no está en este mundo, que no es un destino que se pueda colmar en la
vida sino sólo en la recuperación plena de su propio ser en el Mundo Verdadero,
es inevitable que toda filosofía verdadera, y toda actitud sincera no lo oculte
sino que lo haga explícito y lo manifieste.
Pero, claro está, la
filosofía de Nietzsche no puede resolver el problema de este modo: lo único
real es el mundo que precisamente el platonismo rechaza, y el destino del
hombre es el ámbito de la finitud.
Toda filosofía que oculte este
hecho es una filosofía decadente, una filosofía producto de una cierta
enfermedad de la vida misma: sólo individuos con un tono vital bajo pueden
creer en la fantasmagoría de un mundo trascendente.
Nietzsche explica la
aparición del platonismo mostrando –desde una perspectiva casi psicológica –
que dicho platonismo es interesado, es producto de la no aceptación de la
realidad en toda su crudeza: la realidad como lugar en el que se da la vida, el
orden, pero también el lugar en donde se da la muerte, el caos...: la
cultura occidental se inventa un mundo (objetivado en Dios gracias al
cristianismo) para encontrar consuelo ante lo terrible del único mundo
existente, el mundo dionisíaco.
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