Gaos ha llegado a formular la
teoría de las “dos patrias”: 1.- La “Patria de Origen”, que nos viene por azar
y no por elección ni decisión personal y 2.- La “Patria de Destino”, libremente
elegida por coincidir con el proyecto de vida que voluntariamente se les ha
impuesto.
España y México.
Un rasgo común a los
exiliados va a ser su postura ideológica del “liberalismo” moderado, como
mínimo denominador común, aunque anteriormente se considerasen socialistas.
Con la excepción de García
Bacca, en la línea de una original interpretación del marxismo.
Otro rasgo común es la
incorporación a la España
de los valores culturales, tras haber perdido la “España concreta” que les
había visto nacer.
Algunos habrían descubierto
en México la “Verdadera España” (la de Vives, Las Casas, Lulio…los humanistas
españoles, en general).
Quizá algunos lo interpreten
como una compensación psicológica de la pérdida de la España real, pero lo cierto
es que actualizaron e incrementaron en la nueva tierra los valores españoles.
Otro rasgo común a todos
ellos es la tremenda influencia de Ortega y Gasset, y no sólo en sus antiguos
cinco alumnos y ahora discípulos (Gaos, Recasens-Siches, Granel, Ayala y
Zambrano), también en los filósofos catalanes (Xirau, Roura-Parella, Nicol y
Ferrater Mora).
De nuevo, con la excepción
del singular García Bacca.
Otro rasgo característico es
la influencia en los exiliados de la Institución Libre
de Enseñanza (aunque inferior a la de Ortega), pero existente. Además, la
influencia de Ortega en la
Institución también provenía a través de la Residencia de
Estudiantes, participando en ella, anualmente, con discursos y otras
intervenciones públicas.
Incluso Ortega entregó a la Residencia de
Estudiantes su primer libro, “Meditaciones del Quijote”.
El espíritu de reforma de la
enseñanza por parte de la
Institución , que ya se había difundido en España, también lo
estará en la América Hispana.
María Zambrano tuvo conexión
directa con el Instituto-Escuela, siendo profesora en él, así como en la Residencia de
Señoritas.
Aunque hay que recordar que
los más directos y eminentes representantes de la Institución se
quedaron en Europa (José Castillejo, Alberto Jiménez Fraud y Pablo de Azcárate
vivieron en Londres gran parte de su exilio.
Otro rasgo, y a pesar de la
distancia de por medio, es lo que ya existía en España mucho antes de la
guerra, la división de los filósofos españoles en “madrileñistas” y
“catalanistas”.
Por una parte la “Escuela de
Madrid”, seguidores de Ortega, y que así la denominaron, primero Julián Marías
y después Manuel Granell.
A ella pertenecían los
exiliados asturianos Gaos y Granell, la malagueña María Zambrano, el granadino
Ayala y el manchego Rodríguez Huéscar (aunque ni Granell ni Rodríguez Huéscar
sean exiliados del 39).
Por otra parte la “Escuela de
Barcelona”, expresión acuñada por Eduardo Nicol y a la que pertenecían: Serra
Hunter, Nicol, Ferrater Mora y, en un principio Roura-Parella y Domingo
Casanovas.
Aunque filósofos como
Gallegos Rocafull, Eugenio Imaz y García Bacca (que, aunque profesor en la Universidad de
Barcelona, había nacido en Pamplona, lo que no sería obstáculo para ello, como
no lo era el ser asturianos Gaos y Granell y formar parte de la Escuela de Madrid)
Pescador, Larrea,… no tendrían cabida en esa división, debiendo ser
considerados “pensadores independientes”.
Otros como Claudio Sánchez
Albornoz, en Buenos Aires, en la cátedra de Historia de España unió sus tareas
al Instituto de Historia de la Cultura
Española Medieval y Moderna, de donde salen los Cuadernos de
Historia de España.
En Estados Unidos, Federico
de Onís (que había marchado a América antes de la guerra civil, incluso antes
de la Segunda
República ) y Ángel del Río, sin ser exiliados, junto a
hispanitas americanos y a emigrados y exiliados españoles impulsaron los
Departamentos de Estudios Hispánicos
Y no hemos valorado lo
suficiente la labor de México ya que el mismo Presidente, Lázaro Cárdenas, ya
en el 38, había creado una institución académica con el nombre de “La Casa de España en México”,
para que los españoles pudieran continuar, en México, las tareas de
investigación y enseñanza a que se dedicaban en su país de origen.
“Casa” que, luego, se
convertiría en “Colegio de México”, donde españoles y mexicanos trabajaban en
un plano de igualdad, y donde se imparte Historia, Filología, Literatura,
Ciencias Sociales, Arte y Másica.
En él la Sección de Filosofía
ocupaba un puesto especial, siendo Gaos director del Seminario para el Estudio
del Pensamiento Hispano-Americano” y la colección “Clásicos de la Filosofía ”.
Las labores editoriales del
Colegio están a cargo del Fondo de Cultura Económica, la Institución de más
prestigio de toda América y en la que se exalta la labor y la participación de
los exiliados españoles, como directores, traductores, correctores y
orientadores.
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