Uno de los autores cuya obra
(sobre todo su Ética) se nos recomendaba en la Universidad
Pontificia de Salamanca.
“El amor es una amistad
santa”
Para ubicarlo tendríamos que
hablar de los ángeles, seres etéreos e inmateriales, por lo tanto sin forma, y
que si se nos representan como varones (nuca hay ángelas) es para captar la
atención de todos y si aparecen comiendo o caminando es para hacerlos más
humanos, pero son sólo apariencias.
Los ángeles, como Dios,
carecen de atributos sexuales y son los más cercanos a Dios entre todas las
entidades angélicas.
Es Santo Tomás (con la
influencia de Dionisio) el que en su Suma Teológica el que dicta la doctrina en
materia angelical.
Los ángeles no hablan, no
conocen el deseo y, al ser inmateriales, no pueden practicar el “amor carnal”,
sólo el “amor inteligente”, como será para Maritain.
En la historia estos seres
celestiales aparecen distribuidos en 3 jerarquías y, en cada una de ellas, tres
órdenes (por lo tanto 9 seres distintos)
1ª jerarquía: Serafines,
Querubines y Tronos. 2ª jerarquía: Dominaciones, Virtudes y Potestades y 3ª
jerarquía: Principados, Arcángeles y Ángeles.
Y todos hemos oído los tres
nombres: Miguel, Rafael y Gabriel.
Maritain, tomista acérrimo y
declarado, aboga por una Edad Media en la que la cultura cristiana vuelva de
nuevo a imponerse en la sociedad.
Todo debe estar al servicio
de Dios: la ciencia, la Razón ,
la Sabiduría.
Todos sabemos que el Aquinate
“bautiza” a Platón, por su teoría de los dos mundos (el perfecto e ideal y el
imperfecto o material) y a Aristóteles (al explicar este mundo con su teoría
hilemórfica, sobre todo) dejando el otro mundo, sobre todo, en el haber de la Teología Dogmática ,
con la Teodicea
como el paso racional desde este mundo al otro).
Dos mundos (Platón), este
mundo (Aristóteles), el otro mundo Teología (revelación, fe, dogma) y el paso
intermedio (Teodicea o Teología Racional).
Un campo de investigación
para la Razón ,
en exclusiva; otro campo para la Fe
(en exclusiva) y los Preambula Fidei, cuyas verdades pueden ser sabidas, por
los sabios, o creídas, por el vulgo.
Tanto a la existencia como a
la esencia de Dios puede llegarse por la Razón (las 5 y las 3 vías tomistas) o por la
revelación y creencia.
Desde entonces el hombre es
considerado como un compuesto hilemórfico, cuyo hilé o materia es el cuerpo,
mortal, y cusa morfé o forma es el alma, inmortal, con sus correspondientes
argumentos o pruebas de dicha inmortalidad.
Este neotomista, Maritain,
será denominado “un ángel de nuestro tiempo” y ya en 1.930 redacta El Doctor
Angélico, síntesis de la relación intelectual con Tomás de Aquino.
Lo que más y mejor
caracteriza a las personas es tanto la Inteligencia (para la Verdad ) como el Corazón
(para el amor) y con ellos Maritain quiere reformar el mundo, que anda perdido,
a la deriva.
Esta relación de Maritain con
el Aquinate queda incrementado por Räissa Onmansof, una exiliada rusa que
procedía de la Unión Soviética ,
por el asedio al que se veían sometidos los judíos.
Gran lectora desde niña e
intelectualmente madura ya en su adolescencia.
Se debieron de conocer a
finales de 1.930 o comienzos del 1.931.
Aunque eran dos personas, dos
universos, totalmente distintos y distantes, sin embargo…
Él, movilizando estudiantes a
favor del pueblo ruso y ella, que ni hablaba ni deseaba conocer a nadie,
enfrascada en sus lecturas, recogida en sus meditaciones y, siempre, muy atenta
a sus estudios de Medicina, en que se encuentra matriculada.
Cuando ella se encuentra con
Maritain y éste le explica su proyecto de formar un comité de estudiantes para
protestar contra el maltrato a los estudiantes rusos, “enseguida fuimos
inseparables”.
Tras las clases la acompaña,
a diario, a su casa, en un largo paseo, comentando de todo y en lo que están de
acuerdo, coinciden, en casi todo.
Tienen el mismo punto de
vista.
Sintonizan.
La justicia, el sentido del
mundo y de la vida, el destino de las personas, los conciertos de música
clásica, las visitas a los museos, sobre todo a los de pintura,…
Las muchas visitas al Louvre,
los paseos, las largas charlas amigables,
Una pareja totalmente
atípica, pero que contraen un compromiso total, para toda la vida e impregnado
de espiritualidad (hasta en la alcoba).
Se casan en 1.904 y en 1.906
se bautizan (ella de tradición judía y él en el movimiento protestante).
A partir de entonces: estudio
y oración.
Se levantan a las 6 de la
mañana, misa y comunión a las 7,15 horas, trabajo hasta las 11,30…plegaria ante
el Santo Sacramento…a las 18,30 (lo más tardar a las 19 horas) cena. A las 20
horas Räisa se acuesta, Maritain sigue trabajando y va a acostarse a las 23 horas.
Y así, continua y
constantemente.
Y sin olvidar que Vera, la
hermana de Räisa, vive siempre con ellos, en su mismo hogar.
En 1.912 deciden ingresar en la Orden Benedictina.
Ella ahora se llama Agnes,
él, Plácido y Vera, Gertrudis (por aquello de que su anterior nombre
correspondía a su vida laica y éste a su nueva vida religiosa.
Nueva vida, nombre nuevo.
Es a los 7 años de su boda y
a los 12 de haberse conocido.
Juran el voto de castidad,
por lo que renuncian a crear una nueva familia ante su nuevo compromiso
espiritual.
Es una visión cátara del
sexo.
Son continuas las lecturas de
vida de santos con castidad conyugal como el ideal amatorio que se dio en el
siglo XIII.
Compran una casa en el campo
siendo Vera la que lleva las riendas de la casa, la administradora, la
secretaria (calendario de visitas de amigos, llamadas telefónicas, los
encargos, los recados, los pedidos, la cocina, los contactos, artistas e
intelectuales que quieren contactar con Maritain…)
(Alguno sospechará de su rara
sexualidad como hombre),
Hasta pasar a máquina los
escritos de Maritain.
Las hermanas son las nuevas
Marta y María, una rezar otra trabajar, aunque él no sea el Lázaro del
Evangelio.
Forman un “trío espiritual”,
un trío exótico, raro.
Lo que cuestiona Maritain es
el modelo ético en el que se subraya la importancia, la sobrevaloración, del
placer corporal, en detrimento del placer espiritual.
Maritain desprecia el amor
romántico apasionado, porque en él la persona antepone su deseo individual,
corporal, sexual, a la espiritualidad.
Los dos amores tienen un
límite, como la diferencia de los dos sexos, tan distintos, la lay del
matrimonio (se supone que “eclesiástico”, “lo que Dios ha unido que…”), la ley
sagrada de la procreación (el sexo como medio, nunca como un fin placentero
sólo).
Naturalmente, pues, afirmará
que la homosexualidad destruye el orden al anteponer el amor carnal, estéril,
al amor espiritual, fecundo.
Es lo que hay entre ellos,
una pasión espiritual, una confianza sin límites, no es que haya sintonía entre
ellos, es que parece haber sólo una sintonía.
“Las cartas milagrosas” que
él le escribe, a diario, en 1.934, durante la travesía del Atlántico, con unos
deseos en que entran los ángeles de por medio para que la iluminen, para que
siga creciendo espiritualmente, para que no decaiga,… (La verdad que me han
parecido muy cursis, un poco fuera de lugar en un pensador-filósofo, aunque
también sea un profundo creyente).
En 1.959 muere Vera, a la que
Räissa había definido como “mi pequeña madre”.
En 1.960 muere Räissa y el
mundo se le viene abajo a Maritain, ya sólo queda él como única “pata” del
trío.
En 1.970 Maritain ingresa en la Orden de los Pequeños
Hermanos de Jesús.
De nuevo la vida diaria
compartimentada cronológicamente: hora de levantarse, de la misa, de comer, de
rezar,…
Maritain está enfermo y le
cuesta mucho andar. Las manos y las piernas hinchadas, dolores múltiples y
agravados día a día.
En 1.973, una muerte súbita.
Comparten lápida, los dos, en
el cementerio de Kolbsheim.
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