Cuando se ama, la distancia
entre las personas se hace más corta, lo que no ocurre entre los animales.
Conscientes de la distancia y
deseo y tesón en anularla.
La relación entre dos
personas conlleva, al menos, dos prohibiciones: “No matarás” (el problema de la
violencia) y “no cometerás adulterio” (el problema de la sexualidad)
La crueldad sobre los otros,
enemigos o, simplemente, distintos es proverbial en los pueblos salvajes o no
civilizados, tanto con los prisioneros como con sus mujeres e hijas.
Son el mejor ejemplo de los
“deseos naturales”: matar al enemigo (violencia) y violar a sus mujeres
(sexualidad).
Esqueletos ambulantes,
incluso mutilados, hasta convertirse en cadáveres, pero después de haber
sufrido, y vaginas disponibles y a libre disposición.
El suicidio sería, siempre,
un mejor escape, antes de llegar a la muerte tras su captura. Así serán tratados
“los otros no-nosotros”
En las orgías rituales ambas
prohibiciones serán sobrepasadas
Recordemos el culto
dionisíaco, en sus dos grandes festivales anuales en torno a ese dios, en
Diciembre y a finales de Marzo.
No en vano Diosnisos es el
dios del vino y de la sexualidad así que tiene vía libre el desenfreno en
ambos.
Parece como si los grupos
sociales, todos los años, necesitasen orgías y festivales durante los cuales
queda disuelto el entramado social diario y como garantía de que, una vez pasados,
la sociabilidad y las leyes volviesen a su cauce, tras el receso y pensando y
preparándose para el próximo.
La orgía continua sería
socialmente impracticable para la comunidad, además de decepcionante, por
hartazgo.
Sólo vale como el paréntesis
para que el guión de la vida pueda seguir desarrollándose.
En esa orgía vital las
distancias entre las personas desaparecen, las que deben estar presentes, por
imprescindibles, en la vida cotidiana el resto del año.
De ahí el “no matarás” y el
“no violarás”.
El matrimonio, la mayoría de
las veces no es sino el ámbito de la sexualidad lícita y no penada como
violación y para no tener que cometer adulterio, pero que ese matrimonio poco
tiene que ver con el erotismo.
El erotismo siempre está/debe
estar fuera del matrimonio.
A Bataille, en 1.919, le da
calabazas su primer amor, Marie, al ser rechazado por la familia de ella ya que
temía que sus genes (hijo de un sifilítico ciego) pudieran afectar a la
descendencia.
La humillación repercute,
negativamente, en su salud, por lo que se refugia en Marie Luise Bataille, su
prima hermana, y que será su confidente hasta que en 1.928, se casa con Sylvia.
El matrimonio durará 6 años,
pero con múltiples y continuadas crisis, causadas por las múltiples y
continuadas infidelidades de Bataille.
Del matrimonio nacerá una
hija y, a pesar de que el matrimonio se rompe en 1.934 (a los 6 años) no se
separará, legalmente, hasta 1.946.
Sylvia se casará, después,
con Jacques Lacan pero conservará una buena relación con Bataille, invitándolo,
frecuentemente, a la casa de verano del nuevo matrimonio.
Tendrá una relación
consolidada con Colette Peignot (comunista, viajera infatigable (hasta vivirá
un tiempo en Leningrado), muy experimentada, apasionada de otros hombres,
inteligente, bella, heroína, surrealista,…
Es “la mujer imposible” que
Bataille andaba buscando, pero a la que Bataille tampoco le sería fiel, ni a
ella ni a ninguna de las que siguieron tras Colette.
Ella, además, celosa, se
venga con amantes ocasionales, con contactos eróticos esporádicos.
La ruptura de la relación lo
llevará a los bajos fondos parisinos, siendo cliente asiduo a dos de los más
lujosos burdeles.
En el año 1.934, durante tres
meses, hasta 34 mujeres pasaron por su cama o él por las camas de ellas, pero
sobre todo con Edith, con la que encajará e intimará más profundamente.
Trabaja, durante el día, en
su nuevo destino, la Biblioteca Nacional ,
pero su vida nocturna será cada vez más alocada, lo que irá mermando su salud.
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