jueves, 26 de julio de 2018

NIETZSCHE 8 ARISTOCRACIA DEL ESPÍRITU (2)

¿Cómo interpretar los apartes de su “Ecce homo”: “¿Por qué soy tan sabio?”, “¿por qué soy tan inteligente?”, ¿”por qué escribo tan buenos libros”?, “¿por qué soy un destino”?...¿Denotan una extrema arrogancia o sólo pretenden burlarse del lector?

Una aristocracia del espíritu que no sabemos, exactamente lo que es, pero que nada tiene que ver con lo que hasta ahora se ha denominado “Espíritu” o “Vida espiritual”.

“Hay que tener necesidad del espíritu para llegar a adquirirlo –se lo pierde cuando ya no se tiene la necesidad de él -. Quien tiene fortaleza prescinde del espíritu (…) yo entiendo por espíritu, como se ve, la previsión, la paciencia, la astucia, la simulación, el gran dominio de sí mismo”

Todos tenemos la idea de que existen hombres diferentes, distintos, inmersos en la humanidad, hombres capacitados para guiar, para mandar, para moldear el porvenir humano a través de la creación de nuevos valores, autoafirmativos, poderosos, pero, sobre todo, independientes, hombres con grandes metas, los únicos que representan un valor sobre la tierra, para los cuales y por los cuales la vida toma sentido y la tierra misma tiene sentido.

¿Pero son capaces de arrastrar con su ejemplo a las masas o són éstas las que comienzan la labor de socavar a tipos tales, rebuscando y rebuscando en su pasado o, sencillamente, proclamar como real lo deseado o temido por el propalador de esos juicios?.

Estamos muy acostumbrados a cortar las cabezas de los que sobresalen-quieren sobresalir o socavar la tierra bajo sus pies para que no sobresalgan.

“Sólo nosotros (y todos nosotros)  somos divinos…el Cristianismo venció en esa batalla y por su causa pereció esa mentalidad aristocrática. El Cristianismo ha sido, hasta ahora, la máxima desgracia de la humanidad”.

¿Cuál es la procedencia de estos “aristócratas”?
Nietzsche no nos lo aclara, sólo los llama “los menos”, los “hiperbóreos” (inmortales), “los inmorales”, “los espíritus libres”, “Los Aristócratas o Distinguidos”

¿Son sinónimas todas esas denominaciones?
Da la sensación de que todas remiten a lo mismo: a hombres distintos, que parecen cumplir en el interior de la humanidad extraños destinos, involucrados en una misión cuyo objetivo es llevar a la humanidad hacia otros reinos u otros mundos por venir.

Y nada de esto tiene que ver con el ámbito religioso, ni a ningún tipo de profeta, o santo, o fundador de una religión…No en vano su Zaratustra es un anti-evangelio y, en él, la figura del anti-profeta parece cumplir ese extraño destino y, de ahí, también lo de “un libros para todos y para nadie”

Ese “espíritu devenido libre, que ha vuelto a tomar posesión de sí mismo”, en el primer tratado de la Genealogía de la Moral lo concreta y hace referencia al tipo ario, rubio, blanco, bárbaro, que subyuga y somete a pueblos más débiles y que impone fundamentalmente su fuerza, que crea sus propios valores y los impone, que vive autoafirmativamente y ha hecho la historia en su imposición a otros pueblos y a otras culturas, y que nada tiene que ver ni con los valores democráticos no con la moral judeo-cristiana que ha logrado imponer en el mundo el tipo opuesto.

No hay, pues, idealismo en Nietzsche.

“…fueron los “buenos” mismos, es decir, los nobles, los poderosos, los hombres de posición superior y elevados sentimientos quienes se sintieron y se valoraron a sí mismos y a su obrar como buenos, o sea, como algo de primer rango, en contraposición a todo lo bajo, lo abyecto, vulgar y plebeyo. Partiendo de este “pathos” de la distancia es como se arrogaron el derecho de crear valores, de acuñar nombres de valores…¡qué les importaba a ellos la utilidad….¡”

“La palabra distintiva de la aristocracia, que acaba significando el bueno, el noble, el puro, significaba en su origen el cabeza rubia, en contraposición a los habitantes primitivos de piel morena y cabellos negros”

Judeo-cristianos, mediterráneos, bajitos, morenos,…versus tipo nórdico, rubio, ojos azules, larga cabellera…

“Resulta imposible no reconocer, a la base de todas estas razas nobles, el animal de rapiña, la magnífica bestia rubia, que vagabundea codiciosa de botín y de victoria; de cuando en cuando esa base necesita desahogarse, el animal tiene que salir de nuevo fuera, tiene que retornar a la selva: - las aristocracias romana, árabe, germánica, japonesa, los héroes homéricos, los vikingos escandinavos – todos ellos coinciden en tal imperiosa necesidad.
Son las razas nobles las que han dejado tras de sí el concepto “bárbaro” por todos los lugares por los que han pasado…”

Todo, justamente, al revés de cómo en el momento histórico actual, representan exactamente la antítesis de lo que el pensamiento democrático ha institucionalizado: la igualdad de todos en Deberes y Derechos, aunque el mundo entero sufra las mayores injusticias y lo que prime realmente sean las más espantosas contradicciones sociales.
Se imponen los valores cristianos, la forma en que se vive una ideología judeo-cristiana disfrazada con un ropaje de instituciones democráticas

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