martes, 24 de julio de 2018

NIETZSCHE 7 LA TRANSMUTACIÓN DE VALORES ( y 2)



“Ya el mundo ha sido, durante demasiado tiempo, una casa de locos”
“Lo que la humanidad ha tomado en serio hasta este momento no son ni siquiera realidades, son meras imaginaciones o, hablando con más rigor, mentiras nacidas de los instintos malos de naturalezas enfermas, de naturalezas nocivas, en el sentido más hondo…”

La transvaloración se convierte entonces no en un problema teórico sino en la mayor intuición de lo que puede llevar a la humanidad a otras esferas de conocimiento y de valor.

“…el rayo destructor de la Transvaloración, rayo que hará convulsionarse a la tierra…”
“Pues yo llevo sobre mis espaldas el destino de la humanidad”

La Transvaloración supone el verdadero cambio de marcha y conduce directamente a la Nueva Era dionisíaca.

“…la verdad habla en mí. Pero mi verdad es terrible: pues hasta ahora a la mentira se la venido llamando verdad. Transvaloración de todos los valores: ésta es la fórmula para designar a un acto de suprema autognosis de la humanidad, acto que en mí se ha hecho carne y genio”.

Este cambio de valores es la propuesta más radical de Nietzsche lo que permitirá hacer de su filosofía la fundamentación de una nueva manera de comprender la realidad.

Esta su filosofía ya no sería una filosofía más, entre otras, sino la filosofía misma, que apartaría a la cuneta a todas las que hasta ahora así se han llamado.

Se trata de cambiar la escala de valores, guía de la humanidad occidental hasta ahora, y que partiría a la historia en dos mitades: “antes de” y “después de”.

¿Y no sería esto lo que pasaría si la humanidad se sometiese a un proceso de profunda autognosis, ocurriendo, entonces, en el mundo modificaciones tan profundas que se alterase toda la escala de valores que nos rige?

¿Podríamos nosotros, hoy, habitar un mundo distinto a este que habitamos y soportar una existencia modelada en la tragedia vital y en la afirmación total de la existencia misma?

El cambio de valoración permite la construcción de una nueva humanidad, en la que los valores ya no son los mismos y en que ella misma tampoco es la misma.

Desaparecidos los conceptos clásicos de “unidad” e “identidad”, destruida la Lógica o declarada, simplemente, “mentira necesaria para la vida”, lo que nos queda son nuevas posibilidades imposibles de dilucidar por nosotros, atrapados durante milenios por los conceptos tradicionales lógicos y gramaticales.

Y es que, cuanto más caminamos y nos acercamos a la meta dionisíaca, más lógica perdemos y más poesía ganamos.
Las palabras se agotan, los conceptos se quedan cortos e, incluso, las metáforas son reemplazadas por el silencio.

Proseguiremos sabiendo que seguimos presos del lenguaje que, frío, no sirve para acoger la vivencia, pero que no tenemos más remedio que usarlo y forzándolo a que diga lo que queremos que diga, siendo conscientes de que nunca será así del todo, pero que debemos seguir jugando con sus posibilidades hasta el final.



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