A la “buena nueva” la sucedió
la peor de todas, la de Pablo, el mensajero del odio.
En otros lugares he escrito
sobre los dos Pablos: el que “ya no hay varones y mujeres, judíos y gentiles,
libres y esclavos…” y el “que las mujeres callen en las asambleas y si quieren
saber algo que se lo pregunten a sus maridos,…”
Su predicación llevó a la
humanidad a los límites ha que ha llegado hoy.
Él fue el que destruyó al
hombre fuerte, alabando a los humildes, a los parias, como los preferentes, lo
elegidos por Dios, imponiendo sus valores y el sinsentido de la realidad, en el
que no sólo hemos perdido el alma, sino también el cuerpo.
“La vida, el ejemplo, la
doctrina, la muerte, el sentido y el derecho del evangelio entero, todo eso
dejó de existir cuando este falsario, por odio, comprendió qué era lo único que
él podía usar. ¡No la realidad, no la verdad histórica…¡
“…el instinto sacerdotal de
judío perpetró idéntico gran crimen contra la historia, borró sencillamente el
ayer, el antesdeayer del cristianismo, se inventó una historia del cristianismo
primitivo. Más aún, falsificó otra vez la historia de Israel, para que
apareciese como la prehistoria de su acción…”
Más tarde la Iglesia falseó incluso la
historia de la humanidad, convirtiéndola en prehistoria del cristianismo.
Tener por honesto a un Pablo
que afirma que el Redentor, muerto, sigue vivo,…¿cuál es la prueba?
Como él quería el fin, él se
encargó de poner los medios.
Lo que él mismo no creía lo
creyeron los idiotas entre los que arrojó su doctrina.
Su necesidad era el poder.
Una vez más el sacerdote
aspira al poder para, desde él,…formar, mantener, hacer crecer el rebaño.
El cristianismo no tiene
contacto, no está en contacto con la realidad, sino que cree en causas
imaginarias, manteniendo a la humanidad creyente inmersa en un juego de ideas y
seres imaginarios,… se hace necesario construir la realidad porque la realidad,
en el cristianismo, simplemente, no existe.
El mundo que hemos construido
durante los últimos 20 siglos es un mundo imaginado, mundo que lo invade todo,
no sólo nuestras creencias, también nuestro quehacer diario, nuestra vida,
nuestra forma de pensar, nuestras instituciones,…y si todo se apoya en nada
real, el nihilismo está servido y será el comienzo, tras negar lo imaginado, de
crear la realidad con la que entrar y estar en contacto.
El cristianismo está montado
no sólo sobre errores, sino sobre errores dañosos, viciosos, que envenenan la
vida.
Es necesario subvertir el
orden con la nueva transvaloración.
Hemos pensado durante siglos
que vivíamos en un mundo real y ahora sabemos que no lo era, que era un mundo
imaginado, construyamos ese nuevo mundo real.
La ciencia misma ha surgido
en lucha y contra el sacerdote que nos predicaba, preguntándonos, por qué la
obsesión de los científicos por saber cómo funciona la realidad cuando lo
realmente fundamental es aspirar al otro mundo, el realmente real, y no el
engañoso y superficial en el que nos movemos mientras vivimos.
¿Por qué empeñarnos en
conocer este mundo, para qué querer hablar todas las lenguas del mundo, cuando
lo fundamental es salvar nuestra alma?.
La nivelación de la humanidad
por abajo, la igualdad de derechos, la salvación del alma, la instauración de
la democracia, el socialismo, el anarquismo, … todos ellos son valores
cristianos con los que se ha luchado para que haya un solo rebaño.
¿Y el pastor o los pastores?
El cristianismo representa la
lucha a muerte contra la jerarquía natural, contra el derecho de los señores,
contra la desigualdad natural de los hombres, la lucha contra todo lo que ha
significado altura de alma y respeto entre los hombres.
Veneno del cristianismo.
“El aristocratismo de los
sentimientos ha sido socavado de la manera más subterránea por la mentida de la
igualdad de las almas, el triunfo de “los más”, no de “los mejores” y, llevado
a eso a ejecución, han surgido tantas revoluciones y tantas guerras, tanta
sangre y tantos crímenes.
El cristianismo es una
rebelión de todo lo que se arrastra por el suelo contra lo que tiene altura: el
evangelio de los viles, envilece”.
¡El falso mundo de las
ilusiones religiosas que ha coloreado, que ha interpretado el mundo de esa manera,
desde esa perspectiva¡.
Creer en la igualdad de todos
los hombres, porque “todos somos igualmente hijos de Dios”… es negar la
jerarquía y la aristocracia de los mejores, una casta privilegiada, por
superiores, no admitida por el rebaño igualitario, incluso ser tildada de
“soberbia” (pecado mortal).
La casta suprema, “los menos”
y mejores, los más espirituales, los dignos de ser los “pastores”, vs la casta
de “los más”, superficiales, el rebaño.
Una jerarquización de tipo
espiritual y no de otro tipo, material o psicológico.
Pero si sólo esos “menos
y mejores”, esa casta especial, pueden
comprender la necesidad de la jerarquización espiritual, tendremos problemas,
por la rebelión de los “más y mediocres”
“Los afines a mí”, “mis
lectores predestinados”, “los que entiendan mi Zaratustra”…si sólo ellos, a los
que van dirigidas sus principales obras, pueden comprender su doctrina….¿Cómo
llevar a la práctica esa transvaloración, de la que surja la nueva sociedad, si
no es imponiéndola y no convenciendo al rebaño?
NADA de todo lo anterior nos
vale, todo ha sido un mundo imaginado, falso, del que debemos desvincularnos,
estamos instalados en el NIHILISMO.
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