Al revés de lo que
normalmente se cree y se afirma, que el lenguaje es algo fijo (la R. A. E: “limpia, fija y da
esplendor”), para Nietzsche el lenguaje es móvil, ágil, danzante.
Permanentemente está
destruyendo la lógica, sus conceptos, al contrario de lo que se ha hecho
tradicionalmente, se rompen, o se diluyen, o saltan a la metáfora, o son
fundamentalmente polisémicas. De ahí la dificultad para comprender su
pensamiento y la pluri-interpretaciones a que da lugar.
Y como “todos estamos
atrapados en la gramática” pretendemos acudir a él con los esquemas
tradicionales de la lógica y del lenguaje y es como si alguien quisiera coger
agua con una cesta, que se escapa, aunque es verdad que queda húmeda, pero sólo
eso, húmeda, no agua.
¿Cómo expresar en palabras,
fijas y externas, las “vivencias profundas” cambiantes e íntimas?
Las fotografías, fijas y
estáticas, de la corriente de un río, que cualquiera puede hacer y contemplar,
y la sensación de estar inmerso en la
corriente de ese río.
¿Pueden las primeras ser
reflejos exactos de la segunda?
Pues lo que hacen la mayoría
es contemplar las fotografías de esa auténtica realidad que no deja
fotografiarse y que invita a sumergirse.
El ataque a la moral
judeo-cristiana constituye lo más iconoclasta de su pensamiento por
considerarla “negadora de la vida por excelencia”.
“No existe una moral absoluta
y exclusiva… y toda moral que se afirma excluyendo a todas las demás destruye
demasiadas fuerzas vivas y hace pagar un precio muy caro a la humanidad.
Los discrepantes, que con
frecuencia son los inventivos y creadores, no deben ser sacrificados.
No es conveniente considerar
vergonzosa la transgresión moral de pensamiento y de obra; hay que llevar a
cabo muchos intentos nuevos para transformar la existencia y la sociedad; es
preciso que el mundo se libere del enorme peso que supone la mala conciencia;
es necesario que estos fines generales sean aceptados y fomentados por todo
aquel que busque honradamente la verdad”
Un ataque a 2.000 años de
cristianismo que culmina con la famosa “Ley contra el Cristianismo”, que cierra
su “Anticristo”.
De nuevo el martillo minando
los cimientos sobre los que está montado Occidente.
El texto es duro y puede resultar
escandaloso para mentes sensibles:
“Dada en el día de la
salvación, en el día primero del año 1 (el 30 de Septiembre de 1.888 de la
falsa cronología)
Guerra a muerte contra el
vicio: El vicio es el Cristianismo.
Artículo 1: Viciosa es toda
especie de contranaturalaza. La especie más viciosa de hombre es el sacerdote;
él enseña la contranaturalaza. Contra el sacerdote no se tienen razones, se
tiene el presidio.
Artículo 2: Toda
participación en un servicio divino es un atentado a la moralidad pública. Se
será más duro contra los protestantes que contra los católicos, más duro contra
los protestantes liberales que contra los protestantes ortodoxos. Lo que hay de
criminal en el ser cristiano crece en la medida en que uno se aproxima a la
ciencia. El criminal de los criminales es, por consiguiente, el filósofo.
Artículo 3: El lugar maldito
en que el Cristianismo ha encovado sus huevos de basilisco será arrasado y,
como lugar infame de la tierra, constituirá el terror de toda la posteridad. En
él se criarán serpientes venenosas.
Artículo 4: La predicación de
la castidad es una incitación pública a la contranaturalaza. Todo desprecio de
la vida sexual, toda impurificación de la misma con el concepto “impuro” es el
auténtico pecado contra el espíritu santo de la vida.
Artículo 5: Comer en la misma
mesa con un sacerdote le hace quedar a uno expulsado: con ello uno se excomulga
a sí mismo de la sociedad honesta. El sacerdote es nuestra chandala (paria), se
le proscribirá, se le hará morir de hambre, se le echará a toda especie de
desierto.
Artículo 6: A la historia
“sagrada” se la llamará con el nombre que merece, historia “maldita”. Las
palabras “Dios”, “redentor”, “salvador”, “santo”, se las empleará como
insultos, como divisas de los criminales.
Artículo 7: El resto se sigue
de aquí”
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