El símbolo de la destrucción
siempre ha sido el “martillo” y hablar de “martillazos” es referirse a acabar
con lo anterior (hasta el disco duro de la contabilidad B del P.P. fue
destruido, o intentado destruir, a “martillazos”)
Nietzsche comienza la
destrucción, uno a uno, de los viejos ídolos, de los antiguos mitos y, para
significarlo, usa un término categórico: “Filosofía del martillo o Filosofía a
martillazos”
“…Hay más ídolos que
realidades en el mundo: éste es mi “mal de ojo” para este mundo; éste es
también mi “mal de oído”…Hacer aquí alguna vez preguntas con el martillo y oír,
acaso, como respuesta, aquel famoso sonido a hueco que habla de entrañas llenas
de aire”.
O sea, que nada había, sólo aire,
pero se creía que estaba ocupado por seres…
Desde la publicación de su
Nacimiento u Origen de la
Tragedia la respuesta fue la réplica, el ataque y la crítica
abierta, el desprecio y, en la mayoría de los casos, el silencio.
Nada más ajeno a los
filósofos académicos alemanes, con su lenguaje serio, cerrado, duro como el
cemento, que una nueva filosofía que se
expresaba en un lenguaje extraño (no académico), mitad filosofía, mitad
literatura, mitad poesía,…
Pero, incluso, tras
Nietzsche, los filósofos, tanto sus adversarios, con la oposición a esa
filosofía, como los seguidores, que no han sido unánimes en la interpretación,
han abierto un campo pluri-interpretativo, un campo amplio y variado.
Nietzsche pretendió romper
con la tradición, destruyendo “a martillazos” los antiguos ídolos del
conocimiento y desvelando lo oculto y camuflado en los siglos anteriores
utilizando su método, el “método genealógico” sacando a la luz cómo, cuándo y
por qué fueron tergiversándose los valores, no sólo los de Verdad, también y
sobre todo los de Bondad, los valores morales.
Todo aquello por lo que se ha
regido Occidente, hasta ahora, será puesto en solfa, atreviéndose no sólo a
invertir, sino a transmutarlo todo.
Es, antes de levantar el
solar para la nueva filosofía, despejarlo, dejarlo libre de la maleza heredada.
Todos asociamos al filósofo
“Derrida” con el concepto “deconstrucción” y, quizá también, al referirnos a
Nietzsche tendríamos que usar “deconstrucción” mejor que “destrucción”, porque
es un “echar abajo” lo construido “deconstruyéndolo” con el método genealógico,
“disolviendo” la tradición, hasta llegar a hacer desaparecer la ilusión que se
ha creído, durante tanto tiempo, no sólo como Verdadero, sino también como
Bueno.
Sólo así se completa la
fractura con el sistema, haciendo en él una gran fisura que permita que se
caiga todo y el local quede despejado para la nueva edificación.
“El Cristianismo es un
sistema, una visión de las cosas, coherente y total. Si se arranca de él un
concepto capital como es “la fe en Dios”, se desplaza con ello también el todo:
ya no se tiene entre los dedos una cosa necesaria”.
Si se desmorona la base sobre
la que descansa todo el edificio construido durante siglos, éste no aguanta y
se desmorona.
Su aversión al Cristianismo
radica en la pretensión de éste de ser no una sino LA Interpretación
Única, la Moral
Única, la Verdad
Única.
Éste ha sido el “espíritu
europeo” durante siglos, imponiendo SU sistema como el Único sistema (y pobre
de aquella persona o de aquella sociedad o pueblo que intentara negarlo,
oponerse a él, destruirlo, porque toda la fuerza de la Institución Religiosa ,
amparada por el amancebamiento con la Institución Civil ,
caería sobre el que lo osara, incluso en forma de hoguera).
Ha llegado la hora de, al
menos, dudarlo y es lo que Husserl denominó “La Crisis de la Humanidad Europea ”.
“La Moral Cristiana es un mandato
(no una opción –añado yo) y su origen es trascendente, está más allá de toda
crítica, de todo derecho a la crítica; tiene verdad tan sólo en el caso de que
Dios sea la verdad, depende tan sólo de la fe en Dios”
Esa osadía del Cristianismo
de considerarse como la Única Interpretación, exenta de una posible crítica,
hace que Nietzsche se presente ante la historia como “el primer inmoralista”,
como el primer filósofo serio, honesto y veraz, considerando a todos los
filósofos anteriores a él como “moralistas o filósofos a medias”, cuando no
envenenados por esa moral milenaria, o defensores de la misma, o “ingenuos” y
sustitutos de los sacerdotes, tal como tilda a los filósofos alemanes.
Yo, Yo, Yo, Yo,…
“Mi suerte quiere que YO
tenga que ser el primer hombre decente, que YO me sepa en contradicción a la
mendacidad de milenios”
“YO soy el primero que ha
descubierto la verdad, debido a que he sido el primero en sentir, en oler, la
mentira como mentira,…
“YO contradigo como jamás se
ha contradicho y, a pesar de todo, soy la antítesis de un espíritu que dice no…
“YO soy el primer
inmoralista: por ello soy el aniquilador “par excellence”
Crítico también de Kant
(pietista) y su influencia nefasta en Alemania, su moral del deber, odiosa
hasta la saciedad.
¿Cómo se ha asumido la moral
cristiana (la moral protestante)? ¿Acaso no ha sido Kant su culminación?
Nietzsche arremete, en un
ataque personal y subjetivo, contra los filósofos alemanes, contra los teólogos
alemanes, contra el espíritu alemán, contra Alemania entera, en términos más
emotivos que racionales,
“Entre alemanes se me
comprende enseguida cuando digo que la filosofía está corrompida por sangre de
teólogos, El párroco protestante es el abuelo de la Filosofía Alemana ,
el protestantismo mismo, su “peccatum originale”
Definición del
protestantismo: “la hemiplejía del cristianismo y de la razón”.
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