Dicen que la hizo
Hefesto-Vulcano, en su fragua, con arcilla y con lágrimas (símbolo del dolor y
símbolo de la melancolía, que se los transmitirá a los hombres. Cuando algo nos
duele o estamos tristes las lágrimas aparecen. La mujer tiene la culpa)
El texto de Hesíodo, en Los
trabajos y los Días (43-58) es precioso. “Y es que oculto tienen los dioses el
sustento de los hombres; pues, de otro modo, el varón trabajaría tan sólo un
día y tendría para un año, sin preocuparse de nada. Al momento podrían colocar
el timón del arado sobre el humo del hogar y cesarían las faenas de los bueyes
y de los sufridos mulos. Pero Zeus escondió (el sustento) irritado en su
corazón por las burlas de que le hizo objeto el astuto Prometeo. Por ello,
entonces, Zeus urdió lamentables inquietudes para los hombres y les ocultó el
fuego. Más he aquí, que el hijo de Jápeto, Prometeo, lo robó al providente
Zeus, a uno de sus dioses del Olimpo, para bien de los hombres, en el hueco de
una cañaleja, a escondidas de Zeus, que se goza con el rayo. Y lleno de cólera,
díjole Zeus, amontonador de nubes: “! Japetónida, conocedor de los designios
sobre todas las cosas ¡Te alegras de que me has robado el fuego y has conseguido
engañar mi inteligencia, enorme desgracia para ti, en particular, y para los
hombres futuros, en general. Yo, Zeus, a cambio del fuego, les daré un MAL con
el que todos se alegren de corazón, acariciando, con cariño, su propia
desgracia (eso es la mujer, una desgracia a la que se le acaricia
cariñosamente)
Zeus castigará a Prometeo en
su persona y a los varones que ha formado o creado en la persona de Pandora.
Pan-dora (todos los dones o
cualidades o virtudes o perfecciones). Y es que una vez que el dios artesano
Hefesto-Vulcano ha creado o fabricado a la mujer (¿recuerdan el cuadro de
Velázquez “la fragua de Vulcano”?), los demás dioses y diosas le irán dando sus
mejores cualidades. Cada divinidad le da un don. Afrodita o Venus pondrá en
ella una belleza sin par; Apolo, el dios de la música y de la salud, la dotará
de una voz armoniosa; Mercurio o Hermes, el dios del comercio, la dotará con la
cualidad de mentir y sobre todo de convencer a la gente, de persuadir; las
Gracias la adornarán con vestidos de plata, todo lleno de bordados y en su
cabeza una diadema. Por eso se llama PAN-DORA (Todos los dones. Todas las
perfecciones). Pero cuidado, que son externas, que son el cebo para que pique
Prometeo, porque el interior de la mujer será nefasto para el varón.
La mujer es “hipó-crita”,
aparenta ser así, pero eso sólo es externamente, porque, internamente, es todo
lo contrario.
La mujer es “esa bella
calamidad”, “esa plaga tanto más perniciosa en cuanto que los hombres, los
varones, “se complacerán rodeando de amor a su propia desgracia”
Pero Prometeo (pro-metere),
el que piensa por anticipado, el prudente, el que piensa antes de hacer algo,
sospecha o se teme la venganza de Zeus, que no se va a quedar con los brazos
cruzados, habiendo sido víctima de un engaño y de un robo. Y se lo advierte
seriamente a su hermano Epimeteo (epi- metere), el que piensa después, el
imprudente, el cabeza loca, el que hace las cosas sin pensar.
Pero Prometeo no pica. Es lo
suficientemente perspicaz. Así que Zeus, que también es muy listo, para eso es
el padre de los dioses, el dios principal del Olimpo, le presenta a Pandora a
Epimeteo y éste, a pesar de todas las advertencias de su hermano Prometeo, se
enamora locamente, perdidamente, y la acepta y se casa con ella.
Pero Pandora trae como dote,
como regalo, como un don para su esposo, una caja. Una caja (La Caja de Pandora) que no debe
abrir por nada del mundo, pero….la curiosidad de la mujer puede más que la
orden dada y la abre. Al momento salieron de la caja todos los males, todas las
enfermedades, la vejez, la fatiga, la locura, los vicios, la pasión, las
plagas, la tristeza, la pobreza, el crimen, la envidia, la venganza, el
trabajo, la muerte…….. Intentó cerrarla y vio que en la caja sólo quedaba la
esperanza. Por lo tanto no todo estaba perdido. Aún quedaba la esperanza de
poder vencerlos a todos, de buscar solución a todos los males.
Zeus castigará a Prometeo, lo
mantendrá encadenado, en el monte Cáucaso. Cada noche llegará un águila y le
comerá el hígado, pero como es un dios, cada día volvía a crecerle.
El castigo debería durar
30.000 años. Menos mal que cuando sólo habían pasado 30 años pasó por allí
Heracles-Hércules, camino del Jardín de las Hespérides y con una flecha mató al
águila, con el consentimiento de Zeus, que era su padre.
Prometeo, el titán amigo de
los mortales, el más astuto de todos los titanes, como es un dios, por lo tanto
inmortal, será llevado al Olimpo pero va a tener que llevar siempre consigo la
roca, a la que había estado encadenado.
¿Recuerdan, les suena,
aquella obra de Esquilo, titulada
“Prometeo encadenado”?, pues en 1820 Shelley escribirá su “Prometeo liberado” y
Marx glorificará en Prometeo al “primer mártir del calendario filosófico”.
Y es que el personaje de
Prometeo se remonta hasta la cultura India y será tema de estudio y de devoción
a lo largo de toda la historia. Él es el benefactor y liberador de los hombres,
es el rebelde ante los dioses, él solo contra todos, lúcido y clarividente “lo
sabía, sí –dice- he querido esta culpa” y sacrificará todos sus privilegios por
mera compasión de nuestra miserable humanidad.
Por eso los muchos filósofos
del Renacimiento abandonarán el símbolo medieval de Adán, por el de Prometeo,
inventor de todas las artes y los instrumentos de la vida civil.
Prometeo es el símbolo del
mundo renovado, del nuevo mundo que se abre. Es el que abre las puertas del
mundo moderno.
Por favor, lean a Pico de la Mirandola y su “oración
de la dignidad del hombre”
Prometeo. El gran Prometeo.
San Prometeo. Mucho más interesante y atractivo que el soso y débil Adán.
Pero el tema era Pandora. La
mujer-trampa. Y su dichosa Caja.
¡La Caja de Pandora¡
Otros dicen que la caja la
abrió Epimeteo.
Otros dicen que la caja
estaba llena de bienes y que salieron todos, excepto la esperanza, (de ahí el
dicho: lo último que se pierde es la esperanza).
También en este mito aparece
el Diluvio.
La humanidad había pasado por
la
EDAD DE ORO: la edad de la
inocencia, la edad de la felicidad, donde no hacían falta ni leyes ni gobernantes,
donde no había guerras ni hacía falta trabajar.
Era una eterna primavera.
La vida era al aire libre.
Los ríos iban llenos de leche y miel. De los árboles colgaba una miel
riquísima, de color amarillo.
Pero luego se pasó a la
EDAD DE PLATA. Ahora ya
aparecen las estaciones del año, hace acto de presencia el frío y el calor, ya
hace falta construir casas. Hacen falta leyes, gobernantes y funcionarios.
Se acabó la libertad y
aparece el control social.
Pero todo sigue a peor y
llegará la
EDAD DE BRONCE. Cada vez
hacen falta más leyes. El hombre es un lobo para el hombre. El peligro está a
la vuelta de cualquier esquina. Uno está expuesto a ser atacado en cualquier
momento. Se vive en la inseguridad. Y todo se vuelve peor porque llegará la
EDAD DE HIERRO. Se convive
con la violencia, con el crimen, con el fraude, con la codicia, con las ansias
de las ganancias, con la división de la tierra, con la propiedad privada, con
el horadar la tierra (las minas), con las guerras. Todo un desastre.
Así que Zeus decide acabar
con esta raza de hombres.
Por eso mandará el diluvio.
Toda la tierra inundada. Sólo
sobresalía el monte Parnaso y allí sólo habitan dos personas, un hombre y una
mujer, las únicas personas que se han salvado.
Él se llama Decaulión, y es
hijo de Prometeo. Ella se llama Pyrra y es hija de Epimeteo y Pandora.
Sobre ellos va a caer la
responsabilidad de rehacer la raza humana, como Prometeo la había hecho por
primera vez.
La orden de Zeus es que
tienen que repoblar, de nuevo, la tierra, y para ello: “con la cabeza velada y
las vestiduras sueltas debéis ir arrojando hacia atrás los huesos de vuestra
madre”.
Pero…. ¿qué huesos?, ¿de qué
madre?
La interpretación se ilumina
en sus mentes. Los huesos son las piedras y la madre es la tierra.
Así que Decaulión y Pyrra van
cogiendo piedras y tirándolas hacia atrás, por encima de sus cabezas.
Las piedras lanzadas por
Decaulión se convertirán en varones.
Las piedras lanzadas por
Pyrra se convertirán en mujeres.
Así será repoblada de nuevo
la tierra, con una raza humana laboriosa, trabajadora,……
(¿Recuerdan lo de Noé,
borracho, y el arca, y sus hijas haciendo el amor con su padre….?).
Aquí tienen otra versión. Y
quizá más atractiva.
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