¿Y LOS FILÓSOFOS?
Pues tampoco son para tirar
cohetes.
PLATÓN afirma que no hay
lugar para la mujer e, incluso sexualmente, son mejores los jóvenes que las
mujeres.
SÓCRATES ignoraba a las
mujeres, en primer lugar a su esposa, que lo denunció por abandono, pero que se
jactaba de haberse acostado, gratis, con la prostituta más cara de Atenas.
EURÍPIDES: La mujer es “el
peor de los males”.
ARISTÓTELES, el inspirador
filosófico de SANTO TOMÁS: la mujer posee una naturaleza defectuosa, un ser incompleto,
llega a dudar de que la mujer tenga alma.
CICERÓN: “si no existieran
las mujeres los hombres serían capaces de hablar con Dios”.
GIORDANO BRUNO: la mujer
“está vacía de todo mérito”….”En ella sólo existe soberbia, arrogancia,
orgullo, ira, falsedad y lujuria”
NIETZSCHE en su Zaratustra: “¿vas a mujeres? No te
olvides el látigo” y lo dice el que en los suburbios barriobajeros se agarró la
sífilis, enfermedad que acabaría volviéndolo loco.
DOSTOYEVSKI: “la mujer sólo
el diablo sabe lo que es; yo no entiendo nada de ella”.
Incluso en el XVIII, con la Ilustración y la Razón , se sostenía que la
mujer era inferior al varón porque su cerebro pesaba sólo 1.200 gramos , frente a
los 1.320 del varón.
Aún hoy no existe una sola
logia masónica donde sean admitidas las mujeres.
En las principales religiones
no hay rabinas, sacerdotisas, obispas, papisas, imanas (¿palabro?)
Políticamente ¿cuándo tuvo la
mujer acceso al voto? ¿Y a ser votada? ¿Cuándo en igualdad con el varón?
Jesús de Nazaret nunca la
consideró inferior, sino igual, pero la Iglesia posterior que lleva su nombre, pronto lo
corrigió.
Todo comenzó con el segundo
PABLO (no el primero) que fue capaz de callar el papel que tuvieron las mujeres
en la muerte y resurrección de Jesús y luego aconseja que, en la sinagoga, se
calle, que no abra la boca, que no participe en las asambleas, que si quiere
saber algo que se lo pregunte a su marido, que esté “sometida” a él (y que
todavía sigue repitiéndolo la
Iglesia en las bodas religiosas: “Sé casta como Susana….y no
salgas de casa sin permiso del varón”
¿Y qué decir de SAN AGUSTÍN,
el mayor sinvergüenza, el mayor crápula del imperio romano en su edad juvenil y
que, tras haber disfrutado de los placeres del sexo con mujeres, con una vida
libertina, cuando se convierte, da un giro de 180º y, entre otras perlas, dirá
que “la mujer es un animal que se complace sólo en mirarse al espejo”?
Las Iglesias, en general,
siguen con la puerta cerrada a las mujeres en sus estructuras jerárquicas.
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