DOS MITOS
Hay, sobre todo, dos mitos en
los que me detendré (quizás algún día me detenga en otros, porque los mitos
nunca vienen solos, suelen venir encadenados o de la mano).
Estos dos mitos son:
1.- El mito de que “la mujer
es peligrosa”.
2.- El mito de que “la mujer
es mentalmente inferior al varón”.
POR LO TANTO, el varón estará
“legitimado” para actuar y estarán “justificadas” sus acciones sobre ella.
Ambos mitos llevan a la misma
conclusión: “hay que controlarlas, tutelarlas, atarlas en corto”, “la mujer en
casa y con la pata quebrada”, “la mujer y la sartén, en la cocina están bien”…. Y todo, por su bien
(el de ellas) y por el bien de toda la sociedad.
1.- LA MUJER ES PELIGROSA.
La mujer es un peligro.
La mujer siempre ha sido, es
y será la culpable de todo lo malo que ocurre en el mundo.
Tengo dos
estudios/conferencias titulados: “Reflexiones filosóficas sobre: 1.- Una manzana
(la manzana de Eva) y 2.- Una caja (la caja de Pandora), que ya han sido
expuestas anteriormente.
Todo el cristianismo tiene
como base la desobediencia, el pecado de Eva, culpable de la expulsión del
Paraíso y, a partir de aquí, culpable de todo lo posterior, por aquello de que
“causa causae est causa causati”.
Y exactamente lo mismo ocurre
en la mitología griega con la apertura de la caja de Pandora y cómo todos los
males se extendieron por el mundo.
Ahora ya sí entendemos el
mundo y sus males.
Alguien tiene que haberlos
provocado.
Y como no puede(n) ser
Dios/los dioses, y como los varones no van a echarse la culpa a ellos mismos,
las culpables son las mujeres.
Ellas van a ser los “chivos
expiatorios” (¿saben Uds. qué significa esta expresión?).
Las mujeres son un peligro,
habrá que estar encima de ellas, tenerlas bien sujetas, no siendo que nos
preparen otro desaguisado.
Mejor es prevenir que curar.
La mujer siempre ha estado
ligada, relacionada, con la naturaleza, mientras el varón, además de con la
naturaleza, también con la cultura.
Ella es como la tierra,
fértil o infértil.
Y no se discute la capacidad
generativa del varón.
Se la supone.
Si la mujer no se queda
preñada es su culpa, ella es responsable.
La mujer es a la naturaleza
como el hombre es a la cultura.
Tanto el nacimiento como la
muerte han estado ligados a las mujeres.
Sólo ellas paren.
Sólo ellas pueden ocuparse de
los muertos.
Ellas representan tanto la
fuerza creadora como la fuerza aniquiladora.
Todos recordamos a la Venus de Willendorf (¿se
escribe así?), símbolo de la fecundidad.
Todos recordamos las
persecuciones y quemas de brujas (¿nunca hubo brujos a los que perseguir y
quemar?).
Las brujas son mujeres que
están/pueden estar/pueden entrar en contacto con las fuerzas de la naturaleza,
que escapan al control de los varones, y provocar catástrofes.
Sus conjuros pueden provocar
muertes o inundaciones o pestes o…
Las mujeres como fuentes
primitivas de la vida y como manantiales constantes de posibles catástrofes y
muertes.
Las mujeres siempre han sido
misteriosas, o, mejor, un misterio.
¿Es que no era un misterio,
para todos, durante casi toda la historia, que las mujeres, cada mes sangraran,
precisamente por donde sale la vida?
El tabú de la menstruación ha
estado y está presente, incluso hoy, en todas las culturas.
Ya saben Uds. lo de la
mayonesa que se corta, lo del vino que se avinagra, las plantas que no
germinan, la vegetación que se seca y se muere, el hierro que se oxida, los
perros que contraen la rabia,….
La sangre menstrual es
impura.
Igualmente la mujer es/tiene
que ser impura.
¿Es, la sangre menstrual, el
recordatorio divino para que cada mes las mujeres recuerden que son las
culpables de la expulsión del Paraíso y de todos los males posteriores que
acaecen sobre la tierra?
En la Edad Media se prohibía
que las mujeres, durante la menstruación, comulgasen; incluso se les prohibía
la entrada a la iglesia. Cuánto más que ayudasen en la misa o tocasen los
objetos sagrados…
Aunque una mujer tuviera un
cuerpo escultural, fuera una Venus,… se lo interpretaba sólo como fachada,
porque lo que se oculta tras ella, la casa entera, el fondo, el interior, está
podrido y es peligroso.
¿Quién no ha oído hablar de
Petrarca y sus poemas de amor a Laura?
Pues este mismo poeta, al
lado mismo de estos poemas, escribe sentencias como: “la mujer es un verdadero
diablo, un enemigo de la paz, una fuente de impaciencia, una ocasión de
disputa, de la que el varón debe mantenerse alejado si quiere disfrutar de la
tranquilidad”.
“La belleza física no va más
allá de la piel. Si los hombres vieran lo que hay debajo de la piel… solamente
verlo les sublevaría el corazón. Cuando no podemos tocar con la punta de los
dedos un escupitajo o una porquería (porque nos da asco), ¿cómo podemos desear
abrazar ese saco de estiércol?”. Y esto lo dice nada menos que un Abad de
Cluny. (¿Lo sabría por experiencia o sólo porque eso es lo que se decía?).
Pepe Rodríguez, un escritor
muy crítico y por el que siento bastante aprecio, ha publicado un libro que no
sé si recomendarlo para que se lea o para que no se lea. Lleva por título
“Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica ”, en Ediciones B. Barcelona.
Dice Pepe Rodríguez que
cuando el Papa anterior, no ha mucho fallecido, publicó una meditación con el
título “Dignitatis mulieris” seguía insistiendo en no permitir el acceso de las
mujeres a cargos eclesiásticos, y se basaba en que Jesús eligió a 12 varones
para formar su grupo de apóstoles.
Y es verdad. No hay ninguna
“apóstola”.
Pero lo que no dice el Papa
es que eran israelíes (y no creo que ni el papa, cardenales, obispos… lo sean),
y que los 12 estaban circuncidados (y no creo que ni el papa, ni los…. lo
estén) y además algunos de ellos estaban casados (y no creo que ni el papa, ni
en el colegio cardenalicio, ni en la asamblea episcopal, ni…. lo estén).
Yo, personalmente, no las he
contado, pero parece ser que a lo largo de todo el Nuevo Testamento aparece el
término “hombre”, como “género”, como “ser humano”, 464 veces; y que los términos
correspondientes a “varón” y “mujer” aparecen 215 veces cada uno de ellos.
¿Cómo trató Jesús no sólo a
las mujeres (María Magdalena, Marta y María,…) sino a las mujeres
discriminadas, excluidas, tanto social como religiosamente, de sus comunidades,
como la hemorroísa ( que padecía hemorragias de sangre por partes pudendas), a
las adúlteras (cuando el adúltero no estaba mal visto), a las extranjeras
enemigas irreconciliables y tan mal vistas por los judíos (como la samaritana,
con la que entabla un diálogo que, si Uds. lo leen detenidamente, es como si la
estuviera “ligando”?.
Jesús y su triste
consecuencia, la Iglesia
como poder y jerarquía.
Las mujeres son un peligro,
por el simple hecho de ser mujeres.
San Carlos Borromeo, en sus
Instrucciones a los Confesores, les pide a éstos que tomen todas las
precauciones cuando una mujer se acerque al confesionario.
Deben acercarse a confesar
con la cara cubierta, con un velo que no sea demasiado transparente.
La confesión debe ser durante
el día, en un lugar descubierto de la iglesia.
Además no podrá confesarlas
un sacerdote joven, menor de treinta años…
Parece como si la mujer fuera
una mecha encendida y se encontrara con un polvorín.
Las mujeres atraen a los
hombres con malas artes.
Su cuerpo es el cebo para que
el varón pique.
Y ya sabemos lo que le pasa
al pez cuando come el cebo, que queda preso del anzuelo mortal.
El cuerpo femenino es el
cebo. La mujer es el anzuelo. El pez, hambriento, tiene todos los números para
que le toque la lotería de la muerte.
“La mujer fatal”. “Fatal”
viene de “fatum” y “”fatum” significa “destino” y éste significa anulación de
la libertad, ya “no puedes volverte atrás”. Estás preso en las redes o clavado
en el anzuelo. Sólo te espera la muerte.
La mujer es un torbellino, un
terremoto, mucho peor que el tornado malagueño de aquel funesto febrero, en las
barriadas del nuevo San Andrés y Dos Hermanas.
¿No tendremos los Adanes que
tener atado, encerrado, dominado, sujeto, a este peligroso ser llamado
“mujer”?.
¿No tendremos que quitarle la
caja a Pandora para que ni siquiera la toque (aunque sea la dote de su padre)
no siendo que, por su curiosidad, levante la tapa y….?
“Hay tres cosas peligrosas:
el fuego, el agua y la mujer”.
Estamos, pues, “legitimados”
para hacer con ellas lo que creamos conveniente.
Están “justificadas” las
medidas que tomemos contra ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario