Pero el Arte, no.
Que nadie ose meterle mano y ponerle torre a la
“Manquita”. “No la toquéis ya más, que
así es nuestra catedral”, con torre y media.
La ciencia avanza a base y a
fuerza de equivocarse y rectificar.
No es verdad que la ciencia
sea la historia de la verdad, sino que es la historia de la superación de los errores
y falsedades.
Las hipótesis y teorías
científicas, para ser científicas tienen que ser “falsables”, no verificables.
La verdad de las mismas es
sólo el intervalo que hay entre lo que hoy hemos descubierto y lo que mañana es
negado, por falso, ante un descubrimiento nuevo, más perfecto, que invalida las
hipótesis anteriores.
Los científicos siempre
tienen que estar dispuestos, y esa es su esencia, a tomar como provisional el
estado en que se encuentran en ese momento para desdecirse de lo dicho en un
momento posterior.
Pero a nadie se le ocurriría
retocar la Venus
de Milo, la Gioconda ,
las Meninas, las Vidrieras de la
Catedral de León, Zadig o El destino o Cándido o El optimismo
de Voltaire (y sin mencionar templos románicos, obras de filósofos griegos,
poesía del Siglo de Oro, el Quijote, o el Soneto a Cristo crucificado: “No me
mueve, mi Dios, para quererte…”
“El arte es revelación. Removiendo las
emociones del contemplador le revela a sí mismo sus propias honduras; del mismo
modo que, erigiéndose en expresión de un estilo cultural, revela los rasgos de
esa manera especial manera de vivir”
Si quieres rezar y meditar,
hablar con Dios en el silencio interior de tu alma, debes entrar en una iglesia
románica, poco iluminada, en la que se corta el silencio,…porque en una
mastodóntica catedral gótica, muy alta, sobreiluminada por tanta vidriera, tan
llena o rellena de esculturas,… es para cantarle a Dios, para admirar Su
grandeza,…el Todopoderoso.
Una Virgen románica, un tanto
ruda, de facciones estáticas, sin levantar la mirada, siempre humillada o
humillándose,… ¿qué tiene que ver con una Madonna de Rafael o de Leonardo Da
Vinci, o con la Virgen
con la teta fuera y el niño mamando,…?
Cada una de ellas refleja
épocas distintas y distintos modos de vivir y de sentir.
“Todo lo anterior se refiere a la
“creación misma” (al arte)... Otra cosa distinta es el trabajo posterior, la
elección de esas ideas, su plasmación en palabras, temas musicales o plásticos.
Eso es el “oficio” (…) el oficio es una cuestión técnica, algo en esencia
racional y, por tanto, transmisible de un entendimiento a otro.
La creación en estado naciente, por el
contrario, no puede transmitirse de igual modo; tiene que ver con algo
inexplicable (…) Tomando mi propio ejemplo, ¿por qué escribo novelas? La
respuesta es simple. Porque no lo puedo evitar, porque uno se dedica al arte
por necesidad interior, por encontrar el equilibrio, pero, a partir de ahí, ya
es inexplicable. ¿Por qué hablo de sirenas y no de funcionarios, que es lo que
he sido toda mi vida?”
Hay talleres de escritura y
escuelas de artes y oficios, pero no de “creación artística”, ésta tiene que
surgir por sí misma en el sujeto.
Otra cosa es cómo exponerla
de manera adecuada. Aquí entra el “oficio”, que puede enseñarse y aprenderse.
El hombre es racional. Sin
duda. Pero no sólo racional.
En otros lugares he escrito
sobre “razón y pasión”
“El ser humano no es sólo pensamiento,
sino también sensibilidad. Además de la ciencia y de la técnica ejerce y vive
el arte.
El lenguaje no es sólo un problema de
gramáticos, sino también de poetas.
Se pueden dar las reglas para escribir
sin faltas de ortografía, pero no hay recetas para crear un gran poema”
Yo sé cuántas sílabas tiene
un verso de un soneto y de cuantos versos consta, pero hay que ser un genio
para crear el soneto:
“Un soneto me manda hacer
Violante // y yo jamás me he visto en tal aprieto.// Catorce versos dicen que
es soneto…”
Construir un soneto en la
descripción de que no sabe construirlo.
“El arte es mucho más que la técnica. La
técnica se puede enseñar, es esencialmente racional.
Se puede explicar racionalmente el
manejo de una máquina -¡cuidado¡- digo el manejo no el invento- pero no se
puede transmitir a otro cómo usar la gubia para conseguir unas determinadas
curvas en la madera.
Se podrá explicar cómo trazar la curva,
pero nunca será igual a la conseguida por un artista.
El conseguir una obra de arte requiere
algo distinto, algo que, para mí, constituye el secreto de la vida, lo no
transmisible de la vida”
Vuelvo a ver la estatua “La
mujer con velo”, de Corradini, en el Louvre y me he preguntado, me pregunto y
me preguntaré cómo demonios puede hacerse eso con una pieza de mármol
(Si no la habéis visto, os
recomiendo verla y luego explicármelo, si podéis)
“El acto de creación de una obra está
imbricado en la vida del escritor como la raíz de un árbol en la tierra donde
nace”
Información, conocimiento,
ciencia, sabiduría.
¿Cuántas veces confundimos
estos conceptos?
Hay tanta información que nos
asfixia, conocimiento vulgar mucho, conocimiento científico menos, sabiduría
poca.
Es lo opuesto al “mundanal
ruido” lo que hace y todo el mundo debería hacer: seguir “la senda por donde
han ido los pocos sabios que en el mundo han sido” de nuestro Fray Luis de
León.
Conocer las causas de las
cosas no es de sabios, sino de científicos.
El sabio, contando con eso y
prescindiendo de eso, “sabe vivir”
Eso es la sabiduría: “saber
vivir”, no “saber verdades”
“Muy colmado de ciencia está Occidente,
pero muy pobre de sabiduría. Es decir, del arte de vivir, más abarcante que la
ciencia porque, contando con ella, incluye además el misterio”
No nos referimos al “vivir
biológico”, común a todo ser vivo, ni al “vivir más tiempo y más cómodamente”,
sino al SABER VIVIR HUMANAMENTE.
“Vivir no es una tarea científica,
aunque la ciencia contribuya a nuestras vidas de mil maneras, desde la sanidad
a la comodidad.
El arte supremo es el arte de vivir.
Vivir no es sólo un arte, es el arte
supremo”
Un componente racional, en el vivir,
pero también un componente misterioso. Al que uno puede aproximarse pero sin
tener la seguridad de que se ha encontrado.
Y esto nos lleva al terreno religioso,
al misticismo”
Esta religiosidad, este
misticismo religioso poco o nada tiene que ver con la Iglesia.
Incluso todos, o casi todos,
los místicos tuvieron desencuentros y/o problemas con la Iglesia por ser
considerados heterodoxos en la forma de entender la religión y su acercamiento
a Dios sin tener que pasar ni que pagar el peaje de la Iglesia.
¿Se puede ser sabio en
nuestras ciudades con tanta aglomeración, tanto ruido, tanta prisa…?
“!Cuántos escritorios había en
Babilonia¡ Tantos como jardines: era una ciudad magnífica para la cultura y el
placer de vivir. Quien entraba por la puerta de Marduk, su dios principal,
quedaba seducido”
En la soledad de la celda y
con la sola compañía de Dios.
En los jardines de los
monasterios respirando fragancias, oyendo trinos, y tuteándose con Dios.
Eso es religiosidad, eso es
mística, nada que ver con la
Iglesia , sus preceptos, sus ritos, sus liturgias,..
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