¿SOMOS ASÍ LOS ESPAÑOLES?
Hace varios años dos teólogos
austriacos publicaron “El conocimiento teológico” y se ve que, a quien realizó
la reseña del libro, le gustó sobremanera por la claridad expositiva, por la
facilidad de su lectura, al alcance de cualquier lector,…todo lo cual
contribuiría a elevar el nivel cultural de un pueblo.
Pero, por desconocimiento (lo
que no creo) o por lo que sea (que no lo sé) añade: “En España, por el
contrario, o hacemos ladrillos o hacemos panfletos, que son dos formas de venir
a lo mismo, en última instancia”.
El autor de la reseña
¿desconoce el Siglo de Oro español? ¿Desconoce a Cervantes? ¿Desconoce a los
teólogos españoles del Renacimiento y de la época moderna? ¿No sabe quiénes son
Ortega y Gasset, Unamuno, la
Generación del 98, la Generación del 27, los grandes científicos que
tuvieron que exiliarse durante la guerra civil y cuyos frutos fueron a parar a
los países de acogida (México, Argentina,..?
Raro sí que es.
Porque éstos (y muchos más)
de panfletarios nada tienen y de obreros del ladrillo menos todavía.
¿No será de Bailén el autor
de la reseña?
PROFESOR DE FILOSOFÍA (YO
MISMO).
Todos los profesores de
filosofía estamos inmersos en una cuádruple perspectiva:
Filósofos.
Profesores de filosofía.
Educadores.
Funcionarios.
Una por vocación, otra por
devoción, otra por convicción y la última porque tenemos necesidades
materiales, individuales y familiares, porque nos han enseñado, desde
pequeñitos, a comer, a beber, a dormir bajo techado, a leer libros que hay que
comprar, rellenar el depósito del coche, ir al cine,…
¿QUÉ ES EL HOMBRE?
A esta vieja pregunta
kantiana (en realidad “eterna pregunta”) se ha respondido de muchas maneras (y
más que habrá) porque la pregunta tiene muchos niveles de respuesta y, quizá,
ninguno de ellos haya sido (y sea) totalmente satisfactorio.
Uno de esos niveles, con el
que es indispensable contar y que, cada vez está más en auge, es el nivel
biológico.
¿Qué es el hombre, como ser
vivo?
Durante mis años de
profesor/enseñante en el Aula de Mayores de la Universidad de Málaga,
me entregué con la máxima intensidad a analizar este nivel humano que, sin ser
el único, es fundamental tenerlo en cuenta.
HISTORIA DEL TIEMPO: DEL BIG
BANG A LOS AGUJEROS NEGROS.
Es el título del libro de S.
W. HAWKING que creo que fue muy celebrado por quienes estábamos interesados y
deseando saber lo que esta gran personalidad científica defendía a pesar de su
precaria salud, sujeto a una silla de ruedas y que, para poder comunicarse,
tenía que recurrir a un sintetizador.
Este libro, más que sobre el
Tiempo, trata de descifrar el enigma del universo en su conjunto.
¿Qué hay más allá de la Física ?
De donde surgen preguntas,
tales como: ¿De dónde viene el universo?, ¿Cómo y por qué empieza?, ¿Tuvo un
principio?, ¿Llegará algún día su final?
Preguntas, todas ellas,
tangenciales a la Física ,
incluso a la Metafísica
(entendida como Super-Física) porque la Cosmogonía (que es la Física del cosmos) apunta
más a la Metafísica
que a la Física
y ella no puede construirse sin una profunda base científica.
Una de las fronteras entre la Física y la Metafísica es el
Principio de Contradicción, que está en el núcleo del razonamiento humano y
confiando en el razonamiento ha ido el hombre construyendo la ciencia, a pesar
y contando con sus limitaciones porque la razón humana es finita, no infinita
en su funcionamiento.
La facultad humana de
preguntar es mucho mayor que la de responder.
¿Cuántas veces hemos tenido
que responder, ante muchas preguntas, que NO lo sabíamos?
De lo que éste que escribe
recuerda una cuestión era el Principio de Indeterminación de Heisenberg: la
imposibilidad intrínseca de determinar, simultáneamente, la “posición” y la
“velocidad” de una partícula pues, sólo con intentar determinar la posición ya
influíamos sobre su velocidad.
¿Y qué decir de la pregunta
filosófica de Heidegger: ¿Por qué el “ser” y no la “nada”, sin respuesta
racional posible?
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