Se ha dicho, muchas veces,
que el Paleolítico (caza y pesca) fue masculino mientras el Neolítico
(agricultura, cerámica y domesticación de animales) fue femenino.
Y no es verdad, al menos no
es totalmente verdad.
¿HOMBRE-CAZADOR versus MUJER
RECOLECTORA?
Desde siempre se ha dicho que
el hijo es hijo de “madre conocida” y, durante la mayor parte de la historia y
de la prehistoria, de “padre desconocido”.
Y durante 9 meses la madre ha
llevado a su cría “dentro de sí” y, luego, durante años, “fuera de sí” por el
instinto maternal, al considerar a la cría como una prolongación de ella y, ya,
fuera de ella, porque de ella ha salido.
La supervivencia de la cría
dependía de ella, con su alimentación mamaria y las primeras alimentaciones ya
no mamarias.
La cría era y dependía de
ella, siempre con ella, dentro y fuera de cueva.
Y si el instinto maternal es
inmediato ¿cuándo surgió, en el macho-varón, el instinto de paternidad
consciente de que esa cría también tenía que ver con él y no con otros?
Pensemos cuando las
relaciones sexuales no estaban institucionalizadas y cualquier mujer podía ser
abordada por cualquier varón que la dominara y la cubriera.
Pensemos lo que vemos a
diario cuando una perra entra en celo y se deja montar por cualquier perro que
la aborde, sin elegirlo ella.
¿Cuándo el sexo pasó, de ser
“sexo tribal, grupal” (cualquier hembra con cualquier macho, heterosexualidad
pura), a ser “sexo social” (heterosexualidad institucionalizada, buscada,
elegida y consentida?
Porque, si algo es cierto es que
siempre-siempre han sido sólo las mujeres las que han quedado preñadas, las que
parían, las que amamantaban a sus crías, las que los cuidaban y las que
proporcionaban una primera aculturación.
En todas las sociedades
conocidas existe una división del trabajo por sexos y, además, una actividad
exclusivamente femenina porque corre de su cuenta la crianza.
Esta separación del trabajo
no implica que un grupo realice tareas menos importantes que el otro, sino que
es una estrategia social para obtener más éxito en la explotación de los
recursos.
“La división sexual del
trabajo es otra cuestión fundamental en los principios de la humanidad; es
aceptada casi sin discusión e incluso expresada por el orden mismo de la expresión
cazadores-recolectores (a partir de ahora recolectores-cazadores).
Actualmente se admite que la
recolección de alimentos vegetales, que durante mucho tiempo se consideró de
importancia secundaria frente a la caza, constituía la principal fuente de
alimentos.”
“Las mujeres RECOLECTABAN frutas,
frutos secos, raíces, hojas, rizomas, granos, bulbos, tallos, insectos,
setas... Y CAZABAN, además, pequeños animales (lagartos, batracios, pequeños
mamíferos...)
Las mujeres proporcionaban el
mayor aporte de calorías al grupo, y regularmente, frente a la caza mayor
esporádica de los hombres.”
“Simplemente, mientras el
hombre dedicaba más tiempo a la CAZA MAYOR ,
la mujer RECOLECTABA frutos, vegetales y tubérculos, CAZABA animales menores y,
además, naturalmente, amamantaba, criaba y cuidaba de los NIÑOS.
Sería un error creer que
desde el punto de vista alimentario, la caza era una actividad más importante o
de mayor rendimiento que la recolección.
Con la natural excepción de
los pobladores del Ártico, en el resto de culturas más del 50% de las calorías
y las proteínas provenían de fuentes vegetales.
En un estudio de 24 pueblos
que existen actualmente, se han obtenido los siguientes resultados: 3 de ellos
derivan su alimentación fundamentalmente de la caza, 5 de la pesca, y el resto,
16, de la recolección.
El estudio concluye que las
actividades recolectoras que incluyen plantas y moluscos son las más
productivas desde el punto de vista alimentario, seguidas por la pesca.
La caza de mamíferos es la
fuente más aleatoria y, por tanto, es en general menos importante que las otras
dos.
Según otro estudio sobre una
muestra más amplia (de 58 culturas) 29 tienen como fuente principal de
subsistencia la recolección, 18 la pesca y 11 la caza.
Las conclusiones son que para
los cazadores-recolectores primitivos la fuente más segura y estable de
alimentación es la recolección, tarea de la MUJER , mientras que la carne proveniente de la
caza mayor, tarea del VARÓN, es un suplemento necesario y codiciado, pero
aleatorio, y que la mujer recolectora adquiere como proveedora mayor
importancia que el hombre cazador.
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