LAS FORMAS PLATÓNICAS DE
GOBIERNO.
Igual que el hombre perfecto
es el filósofo, aquel en el que quien
domina es la Prudencia
(la Razón , el
Alma superior) y, poco a poco puede ir degenerando si son las almas inferiores
las que dominan, rigen y guían al hombre así son 5 los modos de gobierno.
De mejor a peor o degenerado
son:
1.- MONARQUÍA O ARISTOCRACIA, la forma pura,
ideal y perfecta de gobierno en que el mando es ejercido por Uno (el mejor) o
por unos pocos hombres eminentes, que rigen la ciudad, conforme a la Prudencia.
Debió existir en tiempos
legendarios, y considerado como el primitivo de Grecia, en el que no existía la
propiedad, todas las cosas eran comunes y el equilibrio perfecto reinaba entre
todas las clases sociales.
La decadencia de este régimen
se inicia por descuidar los gobernantes el cálculo o la aplicación del “número
nupcial” que debe regular las uniones entre las parejas, dando por resultado el
desequilibrio social, que va acentuándose cada vez más.
Y así se originan todos los
demás regímenes, que son degeneraciones viciosas o enfermedades.
2.- TIMOCRACIA O TIMARQUÍA.
Mezcladas las razas de oro,
plata, bronce y hierro se produce la desarmonía y la discordia interior.
Se dividen las tierras (hasta
entonces comunes).
El elemento pasional, que
ambiciona victorias y honores prevalece sobre el racional.
Predomina la CLASE MILITAR ,
apoderándose de las riquezas y oprimiendo a las clases inferiores de labradores
y artesanos.
Este régimen, que es malo, no
es del todo malo, todavía, porque conserva algunos rasgos del régimen anterior
o Aristocrático (está refiriéndose al régimen espartano, que aunque timocrático
y oligárquico, era mucho menos malo que el democrático y débil de Atenas, de
ahí sus victorias), pero prepara el camino al advenimiento de otra forma peor
de gobierno.
3.- OLIGARQUÍA.
La ambición creciente de
riquezas da por resultado su concentración en manos de una pequeña minoría.
De aquí se origina la
división de la ciudad en dos clases antagónicas: una pequeña, de magnates riquísimos
(Oligarcas) que acaparan el dinero y las posesiones y la otra compuesta por una
multitud empobrecida, carente hasta de los medios más elementales de vida.
Los Oligarcas (zánganos con
aguijón) se ven obligados a dominar por el terror a un pueblo que los aborrece
y que espera la ocasión para expulsarlos violentamente del poder.
4.- DEMOCRACIA.
Una vez exterminados los
oligarcas, el pueblo se apodera del gobierno.
Entonces en la ciudad impera
la libertad, consistente, más bien, en una verdadera anarquía, en la que cada
cual hace lo que se le antoja (libertinaje) dejándose llevar por el desenfreno
de sus deseos.
Todos se consideran capaces
de dirigir la ciudad, así que los cargos se proveen por elección popular (aquí
habría que recordar a los sofistas y su entrenamiento en la retórica y
dialéctica, para poder convencer a los votantes) y, de ordinario, recaen en los
menos dignos y preparados.
Este régimen democrático es
el que conoció Platón pero sus finas ironías no van dirigidas al pueblo sino a
los demagogos que lo arrastraban en los vaivenes de sus ambiciones.
5.- TIRANÍA.
En medio del desorden
producido por el exceso de libertad, terminan por prevalecer los más audaces y
violentos sobreviniendo la reacción.
El demagogo favorito del
pueblo se apodera del mando y se erige en tirano, suprimiendo por completo la
libertad.
Es el reino más completo de
la injusticia, en el que impera el desorden pues se rompe la armonía entre las
diversas partes integrantes del estado, prevaleciendo la más inferior, quedando
entronizadas las pasiones más viles y odiosas encarnadas en el tirano,
Es el grado más bajo al que
puede llegar la degeneración social de las formas de gobierno.
Bien que lo sabía Platón con
sus intentos en Siracusa y bien que fue durante “los 30 tiranos” la condena a
Sócrates, de ahí la viva descripción que hace de los vicios en ellos.
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