miércoles, 1 de julio de 2020

FLORILEGIO 15 ( 11 ) ¿FILOSOFÍA ESPAÑOLA?





Hablando correctamente hay que decir que la Filosofía no tiene nacionalidad, está por encima de la territorialidad, es Filosofía, reflexión racional, y punto.
Aunque  luego hay que matizar que, en Europa, ha habido y hay muchos filósofos alemanes, británicos, franceses,… y pocos españoles, aunque los hubo (Suárez), y muy buenos filósofos, pero sobre todo teólogos y juristas, en la Época Moderna, pero hoy no tantos.

La Filosofía dejó, hace mucho tiempo de ser hablada, escrita y pensada en griego (aunque así empezó) siendo, después, recreada e incrementada en otras lenguas (latín, árabe, hebreo,).
También en español, pero hoy la filosofía en español está más por hacer que ya hecha.

Un Séneca, un Maimónides, un Averroes, son ejemplos de lo anteriormente dicho (españoles los tres)

Pero en la Europa Cristiana, que luchaba contra las otras dos religiones del libro, se aprovechó de las anteriores más como estrategia de defensa y de ataque que como convicción, lo que le permitió combatir en el mundo de las ideas y frenar el empuje de los infieles, al tiempo que descubría un nuevo mundo.

Hoy, ya ni siquiera la Iglesia de Roma piensa ni se expresa en latín (aunque las Encíclicas papales se titulen en latín).

Todos sabemos cómo las lenguas maternas son las que modelan la plástica inteligencia infantil, troquelando su modo de pensar y modo de ver el mundo, dotándole de categorías, conceptos e ideas a través de su lengua materna que le ofrecerán una cosmovisión y no otra.

Tomemos a niños de distintos territorios en que se hablen lenguas distintas y veremos cómo piensan de distinta manera sobre los mismos fenómenos, por la influencia familiar de los primeros años, en su lengua común.

La filosofía, por su propia naturaleza crítica, siempre se ha mantenido en una situación de inestabilidad en sus relaciones con el poder, sea éste el poder de las Iglesias, sea el poder de los Estados.

Recordemos la Filosofía Escolástica Cristiana frente a la musulmana o judía.
Pero muchas veces se alió con el poder, defendiéndose ambos mutuamente, juzgando y condenando a los críticos y desafectos, con permiso del poder civil, pero otras veces contra el poder, siendo perseguida o arrastrada hasta la catástrofe (la filosofía alemana y los campos de exterminio nazi).

España fue heredando la cultura latino-cristiana, pero también la visigótica, la musulmana, la judía y, por supuesto, las mismas culturas precolombinas.

Como si al recibir tanta herencia se hubiera adormecido su inteligencia creadora.

Pero si la historia es la que ha determinado que el español sea una lengua hablada por cientos de millones de personas, también la historia ha determinado que el guaraní, el vasco o el catalán sigan hablándolo minorías que, la mayoría de las veces, son exclusivistas y “ombliguistas”

Sabemos por la historia que, así como la Reforma triunfó apoyándose en el idioma y en el poder civil de pequeña escala contra el poder del Papa y del emperador, la Contrarreforma ató de pies y manos para que en su seno no se produjeran desafectos y críticos bajo la amenaza de exclusión, lo que cerró la posibilidad de que surgieran pensadores con ideas nuevas, sobre todo en España, durante siglos, llegando a ser considerada como “la reserva espiritual de Occidente” que, de ser una loa, más bien fue un freno (recordad el pensamiento libre y a los intelectuales de la segunda República la pérdida tan brutal del llamado “destierro intelectual”, sobre todo a tierras hispanoamericanas, donde emigraron todos los grandes talentos en sus distintos campos, produciendo, allí, lo que la sociedad española sembró en ellos).

Eso el “destierro exterior”, sin contar  el otro destierro, el “destierro interior”, durante el régimen, donde, los que se quedaron y no emigraron, eran expulsados de sus cátedras si no se reconvertían al nuevo régimen.

España parece que durante los últimos 4 ó 5 siglos hemos tenido poca suerte.

Por eso, lo que dijimos al comienzo, “la filosofía en español está más por hacer que ya hecha”, aunque tengamos grandes conocedores y seguidores de otros intelectuales, con las debidas excepciones de un Ortega y Gasset, de un Severo Ocho, de un Unamuno, y algunos más.

España, con un bello pasado y un triste presente vive en un incierto futuro.

España, como toda vida humana, personal y colectiva, ha tenido una historia hecha de triunfos y de derrotas, de esperanzas y de desesperación, de luz y de tinieblas, de belleza y de fealdad.

España fue un espacio propicio y una gente acogedora en que toda civilización que llegaba quería quedarse y se quedaba y fueron tantas, tan ricas y tan variadas las herencias que nos dejaron que no supimos o no quisimos aprovecharnos de ellas y hacerlas engendradoras de mentes preclaras que siguieran rentabilizarnos la herencia.

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