“Concepciones de la
naturaleza humana”.
Tema siempre atractivo y
digno de consideración para cualquiera que muestre interés por la filosofía.
Estoy refiriéndome al libro
de Roger Trigg, un libro muy claro, muy sintético y de espíritu crítico que, a
lo largo de sus 297 páginas, en Alianza Editorial, va exponiendo las distintas
concepciones de la naturaleza humana de 12 pensadores que han marcado, de forma indeleble, la cultura
occidental, del pasado y del presente: Platón, Aristóteles, Santo Tomás de
Aquino, Hobbes, Locke, Hume, Kant, Darwin, Marx, Nietzsche, Freud y
Wittgenstein.
En su capítulo final, y a
modo de Epílogo, presenta algunas de las tendencias filosóficas más recientes
en su tratamiento del tema del hombre.
Yo sí había manejado la obra
“10 teorías sobre la naturaleza humana”, de Leslie Stevenson, Editorial
Cátedra, cuando impartí Antropología en el Aula de Mayores de la Universidad de Málaga.
Trata el tema de la
“naturaleza humana” pero en otros autores y corrientes religiosas.
……
TECNOLOGÍA Y POLÍTICA.
“La Tecnología es a la
transformación de la realidad lo que la Política es a la transformación de la sociedad”.
Siendo la Tecnología la
introyección de la Técnica
en la estructura de la realidad con el pretendido resultado de un mayor dominio
sobre ella.
Pero la Política , que debería ser
lo mismo pero en la Sociedad
se ha quedado en un simple poder gobernar según la ideología del partido
político que, solo o con el apoyo de otro u otros, representa a la mayoría de la Cámara de Representantes y
con el general desacuerdo de la oposición.
….
El objetivo último de todas
las actividades humanas es la felicidad, que ya lo había enunciado el viejo
Aristóteles.
Después de 25 siglos, una vez
más, caemos en la cuenta de que el estagirita tenía razón.
El tema de la felicidad
vuelve y vuelve a través de la historia y de los autores.
Nadie es ajeno a ella, pues
en ella nos va la vida.
Y vuelve la tensión entre
“vida buena” y “vida feliz o buena vida”.
Y, así, a lo largo de la
historia asistimos al desfile de las distintas, incluso opuestas, maneras de
interpretar a ambas, la “vida buena” y la “vida feliz”.
Pero es curioso que tras la
interpretación que de ellas hace Kant con su “deber duro y puro” se eclipsara
el tema desde el siglo XVIII hasta casi finales del siglo XX, en el horizonte
filosófico.
Y la razón fue que no pudo
superarse el temor de que, por los espejismos del placer o de los otros bienes
transitorios, abandonáramos la autenticidad de una “vida buena” pero no
renunciando a que esa “vida buena” recibiera un complemento definitivo en una
“vida feliz”.
¿Por qué no ampliar la vida
humana?
Aunque somos conscientes de
que el progreso de la ciencia y de la técnica ha hecho más segura y cómoda
nuestra vida aunque, en nuestro camino, se nos siga cruzando la muerte.
Nada existe durable.
La riqueza, los honores, la
salud, el éxito,…todos los bienes perceptibles en este mundo son provisionales,
son quebradizos.
Desde el mismo momento en que
están presentes están huidizos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario