3.- LA TECNOLOGÍA ES AUTÓNOMA.
El tercer tópico afirma que
la tecnología tiene ya su propia dinámica de desarrollo, ajena a cualquier
control humano.
Esta tesis se conoce como
“determinismo tecnológico”.
Una buena forma de expresarla
es la recogida como lema extraoficial de la Exposición Universal
de Chicago de 1933: “La ciencia descubre, la industria aplica, el hombre se
conforma”.
La habremos oído también bajo
la forma de “lo que pueda hacerse tecnológicamente, finalmente se hará”.
Los políticos la prefieren en
un lenguaje más llano: “No pueden ponerse puertas al campo”.
Esta idea corre el peligro de
convertirse en una profecía de autocumplimiento.
Si todo el mundo se convence
de que la tecnología no puede ser controlada, nadie hará nada por controlarla.
De todas las posibilidades
que cada nueva tecnología abre, solo se realizan algunas.
En ninguna parte está escrito
que los ciudadanos no puedan tener un papel central en decidir cuáles, aunque
no sea fácil.
Por ejemplo, la idea
transhumanista de que la “superinteligencia artificial” general llegará
inexorablemente, y que entonces no nos quedará otra que unirnos con las
máquinas, no es una predicción científica.
Es solo una suposición que es
usada para justificar determinadas apuestas tecnológicas.
Resulta comprensible que
Silicon Valley sea un insistente difusor de esta idea desmovilizadora porque
les deja las manos libres.
Afortunadamente, mientras
tanto, algunas zonas del mundo, como la Unión Europea , se
toman cada vez más en serio la tarea de la regulación de la tecnología.
(……)
La relación del hombre con la
tecnología ha cambiado a lo largo de la historia.
1.- En las épocas Antigua y
Media prima el “escepticismo”, se impone la sospecha y la desconfianza hacia la
tecnología.
2.- En el Renacimiento prima
el “optimismo” y se apoya y se defiende la promoción de la tecnología.
3.- En el Romanticismo, siglo
XIX, prima el “desasosiego” y se muestra una ambigüedad hacia la tecnología.
Las posturas más habituales
ante la técnica es el “pesimismo tecnológico” (tecnofobia) o su contrario, el
“optimismo tecnológico” (tecnofilia)
La tecnología moderna, a
diferencia de la antigua. Conlleva grandes transformaciones en el mundo humano
hasta el punto de ponerlo en peligro.
Por eso la Ética Tradicional
ya no sirve para dar respuestas a los nuevos desafíos.
Sólo una ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD
(la de Hans Jonas) está capacitada para responder adecuadamente a las
consecuencias de nuestra civilización tecnológica.
Pero esta Ética no es sólo un
llamamiento a la “prudencia”, siempre necesaria.
Se trata de una Ética con un
fundamento antropológico.
¿Qué límites podemos poner al
desarrollo tecnológico?
¿Cuáles pueden ser los
criterios de la “prudencia”?
Si lo que está en peligro es
usa imagen del ser humano, es esta imagen de ser humano la que proporcionará
las razones necesarias para la contención.
No podemos comprender
adecuadamente la tecnología moderna sin contar con sus presupuestos y sus
consecuencias antropológicas, y de igual manera no podemos comprender la Ética
de Hans Jonas sin caer en la cuenta que
está vertebrada por una antropología, es decir, por una “imagen del ser humano.
(Y, ahora, debería entrar a
analizar Ética antropológica de Hans Jonas tal como aparece en su principal
obra: “El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la
civilización tecnología”
De la nueva tecnología a una
nueva Ética, la Ética de la responsabilidad la que está entre la “prudencia” y
la “sabiduría”.
Mientras la “prudencia” nos
pide que “frenemos” nuestra marcha, la “sabiduría” nos exige que “paremos”
La Ética de Hans Jonas, como
la Ética Kantiana, viene formulada, de varias maneras, de su “imperativo de
responsabilidad”
a.- En su formulación
positiva: “Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con
la permanencia de una vida humana auténtica en la tierra”
b.- En su formulación
negativa: “Obra de tal modo que los efectos de tu acción no sean destructivos
para la futura posibilidad de una vida humana auténtica”.
“No pongas en peligro las
condiciones de la continuidad indefinida de la Humanidad en la tierra”
Buenas.
ResponderEliminarYa hacía tiempo que no te comentaba (he perdido la costumbre de comentar en los blogs), pero al leer estos textos tuyos y de Antonio Diéguez Lucena, sobre los tópicos sobre la tecnología y que resultan tan interesantes no puedo evitar comentar.
La verdad que me defino bastante como tecnófilo en el sentido en que creo en un progreso tecnológico y en la importancia en el desarrollo de la sociedad a través de la misma. De hecho, estoy cursando el curso puente del grado de informática (actualmente tengo una ingeniería técnica) para luego cursar el máster de profesorado de la rama tecnológica, porque creo que es positivo para mí enseñar sobre tecnología en el futuro con todo lo que he aprendido en estos años laborales y en tantos cursos hechos.
Sin embargo, cuando hablamos de tecnología y ramas éticamente tan complejas como la Inteligencia Artificial soy más del lado de profesionales como José Mira Mira (si hoy día estuviese en vida, supongo que no estaría asombrado de cómo los mismos dilemas vuelven una y otra vez), el cual contaba cómo los objetivos iniciales de la Inteligencia Artificial (IA) fueron excesivos porque se ignoraron el carácter general y precientífico del término, y las enormes diferencias entre el conocer humano y el conocimiento que los humanos hemos sido capaces de residir en una máquina de cristal de silicio semiconductor. De tal manera que el ignorar ese carácter general y precientífico de la IA ha llevado varias veces a perseguir un objetivo mal definido, y el no tener en cuenta las diferencias entre el conocer humano y la algoritmia, lleva a olvidar que lo más que podemos hacer es hacer que a un observador humano le parezca que la máquina "es" inteligente. Pues ése es realmente el objetivo de la IA, sobretodo usada como herramienta en vez de como fin para recrear utopías de ciencia ficción.
Tal y como siempre ha sucedido, en la próxima década (2021-2030) vendrá un parón de logros técnicos en la IA, porque la algoritmia no ha avanzado tanto en esta década presente ni en la anterior (lo que avanza realmente rápido es el hardware), y esto llevará a otra vez ser olvidada. La miniaturización puede que nos lleve a ver cacharros tecnológicos más pequeños cuya potencia iguale a la de los ordenadores de principios de siglo o finales de los 90's.
La otra rama por la que una buena parte de mi generación de programadores andamos bastante asqueados (hay otra que no y se mantiene optimista pensando que todo va guay) es lo que habláis sobre la deshumanización de la tecnología y la falta de ética de la responsabilidad. Cuando comencé a trabajar en mi sector lo más deshumanizante y poco ético que había era lo que llamábamos la dictadura del software privativo, como muestra de ello Linux se inventó porque a su principal creador un día le dejó de funcionar la impresora del departamento universitario porque era incompatible con los ordenadores modernos que habían adquirido (da la sensación por tanto que siempre tienes que usar cosas nuevas, nunca eres dueño del hardware que compras y bla, bla, bla,...). Hoy día lo más deshumanizante y poco ético es que por culpa de nuestros software hay familias que tienen que dormir en la calle. Aplicaciones de software como Airbnb o Booking ha encarecido la vivienda una atrocidad; Uber o Cabify promueven una ciudad repleta de caravanas de sus coches, una ciudad más contaminante y por un sueldo y unas condiciones miseras (en cuanto recibes en un mes dos puntuaciones de clientes más baja de un notable, te echan y no vuelves); Delivero o Glovo además de unas condiciones miseras promueven un ideal de universitario trabajando en llevar comida porque vivir de ello sería imposible. Y así. Esto nos lleva a pensar muchas veces que estamos cambiando el mundo, pero qué clase de mundo estamos dejando.
En fin, espero que con esto del COVID, retorne la socialdemocracia con más fuerza y bajen notablemente las expectativas neoliberales que nos han llevado a estos meses de "el mundo se ha ido a la mierda".
Un abrazo.
Yo también soy tecnófilo. No pueden ponérsele puertas al campo. Van de la mano del Progreso, pero mi ignorancia y/o analfabetismo en Tecnología me hace ser miedoso. Hasta mi nieto, con 14 años, que es ducho en estas lides, me dice que es fácil entrar y detectar mis claves de acceso. Es por lo que sólo entro y escribo en este Blog y, últimamente, hasta me he confinado en Facebook. Un saludo.
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