Recuerdo cuando el
Bachillerato era Bachillerato de 3 cursos.
En Primero dábamos Ética
Personal, en Segundo Ética Interpersonal y en Tercero Ética Social.
También dábamos en Tercero,
Filosofía, con un programa muy amplio, pero que nos daba tiempo a desarrollarlo
porque los alumnos estaban interesados en saber y yo motivado para enseñar.
En el tema “La dimensión
social del hombre. Estructuras sociales”
Uno
de los epígrafes era: “Patria, Nación, Estado”.
PATRIA: Tipo de unidad:
AFECTIVA. Los dos condicionantes: los mismos antepasados y la misma tierra.
NACIÓN: Tipo de unidad:
HISTÓRICA. Los condicionamientos (todos o casi todos): geografía, economía,
raza, religión, idioma, voluntad.
ESTADO: Tipo de unidad: POLÍTCA.
Los condicionamientos (por separado): fuerza, dinastía, federación, decisión
colectiva.
La nación “se sufre”, pero si
se acepta y se QUIERE, queda convertida en PATRIA.
Mi Nación es España (nací en
Salamanca) pero amo a mi nación por eso estoy orgulloso de que sea mi PATRIA,
porque la QUIERO ,
y me gustaría que se corrigiera y fuera mucho mejor.
Pero…sólo los cuarteles de la Guardia Civil tienen en su
frontispicio: TODO POR LA
PATRIA.
Yo
no sacrificaría mi vida por mi Patria, la estimo mucho más.
Hoy no son muchos los que se
autoproclaman, públicamente, “patriotas”, aunque yo los llamaría “patrioteros”
con los que uno haría un buen negocio con ellos “comprándolos por lo que
realmente valen (muy poco) y vendiéndolos por lo que dicen que valen
(muchísimo)”
España es un espacio y un
tiempo.
Su espacio comprende
montañas, mesetas, costas, valles feraces y terrenos desérticos
Su tiempo está hecho de
encuentros y desencuentros, de rivalidades y de solidaridad, de aventuras
arriesgadas y repliegues temerosos.
En su historia han
participado: iberos, cartagineses, romanos, visigodos, árabes, judíos,…
En la frontera de Europa con
África (no es verdad que Europa haga frontera con los Pirineos, tras ellos
están España y Portugal, Andorra y Gibraltar).
Además España está en
relación con América, sobre todo Centro y Sudamérica (ya casi nada con
Norteamérica, EE.UU. y Canadá, con la lengua inglesa y francesa) y ha creado,
con ella, una cultura rica y variada.
España, con un rico pasado,
un triste y pobre presente y un dudoso e incierto futuro.
España, como toda vida
humana, individual o colectiva, ha tenido una historia hecha de triunfos y
derrotas, de esperanzas y desesperación, de luz y de tinieblas, de belleza y de
fealdad.
A esta España desdibujada,
semicuarteada, le vendría bien un poco de locura del más loco español, Don
Quijote de la Mancha ,
que simboliza la supremacía del ideal frente a la vulgaridad de la existencia,
la fe en la dignidad del hombre, la lucha contra las injusticias y las
ruindades de los poderosos, la valentía para arriesgar la vida a favor de
causas nobles, la liberación del individuo frente a la masa.
De no existir Don Quijote
habría que inventarlo, porque Sancho y su vulgaridad reinan entre nosotros.
Ideas
fecundas e iluminadoras necesita España.
Nuestra
nación, incluso a pesar nuestro.
Pero
¿Patria?
“Cada
uno, en el rumor de sus talleres
A diario la Patria se fabrica.
El
carpintero la hace de madera
labrada y de virutas
amarillas.
El
albañil, de yeso humilde y blando
como la luz. El impresor de
tinta
que en el sendero de papel se
ordena
en menudas hormigas.
De
pan y de sudor oscuro el grave
campesino. De fría
plata húmeda y relente
el pescador. El leñador de
astillas
Con forestal aroma cercenada.
De
ondas vetas sombrías
el minero. De indómitas
verdades
y hermosura, el artista.
Cada
uno hace la Patria
con lo que tiene a mano: la
sumisa
herramienta, los vivos
materiales
de su quehacer, un vaho de
fatiga,
una ilusión de amor y, en
fin, la rosa
de la esperanza, aún en la
sonrisa.
(Leopoldo de Luis. Patria de
cada día)
Me
ha gustado
Pero confieso que cuando me
hablan de Patria los patrioteros, de palabra gritona, no lo entiendo (o no los
entiendo)
Yo entiendo la Patria como paisajes con
paisanajes al fondo, de nexos tradicionales y comunitarios, de culturas y de
civilizaciones, pero esto ya no es “patriótico”, sino, en todo caso
“matriótico”, proyecto de allendidad.
Esto es lo que yo entiendo
por mi parte.
El sable y el cañón son lo
que llaman “Patria”, mientras el libro y la pluma son la “Matria”.
El rumor del sable y el
tronar del cañón matan el lenguaje silencioso del libro y la firmeza de la
pluma manifestándose.
Lo que ellos,
grandilocuentemente, llaman Patria es la frontera, la bandera, el egoísmo.
Y
la Matria abre
al más allá metapatriótico.
En general, las Patrias de
los Patriotas (sobre todo de los Patrioteros) son, por decirlo finamente, una
cagada de vaca, que ni sabe ni huele, de grandísimo volumen, pero sin ninguna
esencia, por mucho que las desfallecientes Patrias en Europa (patria de
patrias, superpatria, cuya señal de identidad está en el becerro de oro)
pretendan ser sustituida por la
Ecupatria del Mercado Común.
Y, así termina Carlos Díaz, y
su diferente y sugestiva manera de expresarse:
Vamos. Todos a una:
“Funcionario, funcionario,
Funcionario de mi amor
Yo quiero ser funcionario
para vivir del erario
y tener jubilación”
(España, la imposible
quimera. Carlos Díaz. Diálogo Filosófico y algún añadido mío)
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