El “pensamiento débil”, tan
instalado en la sociedad, no está preocupado por los fundamentos para la moral,
el derecho o la política.
Dejar sin fundamentos a esas
tareas es renunciar a un edificio firme y quedarse en las casa de hojas o palos
de Los Tres Cerditos, hasta que el tercero lo hizo con piedras y el lobo ya no
pudo destruirlo.
Es necesaria, pues, la
participación, no sólo de los expertos (por supuesto), también de la
ciudadanía.
Es estúpidamente demagógico
pretender que sean los ciudadanos quienes decidan sobre cuestiones
especializadas, sin contar con los expertos (conozco a quien para evitar
pagarle a un arquitecto el proyecto, su seguimiento,… su trabajo lo construyó
él mismo con el consiguiente agrietamiento de los tabiques por mala,
deficiente, cimentación).
No contar con los expertos y
dejarlo sólo en manos de los políticos es como dejar la guerra sólo en manos de
los militares sin contar con los ciudadanos representados por sus políticos.
Quien
declara la guerra es el parlamento, no la cúpula militar.
El desafío de la
globalización, con su vertiente financiera y ecológica, el multiculturalismo y
la exclusión, están ahí, ante nosotros.
Organizar, pues una sociedad
civil mundial, con todos esos inconvenientes, es necesaria una “moral
diligente, alta” y no una moral esporádica y perezosa.
Quizá el gran problema sea la
capitalización de que sólo la cultura occidental, a su imagen y semejanza, es
la única capaz de enfrentarse a ese problema sin tener en cuenta las demás
culturas, de ahí la necesidad del diálogo intercultural.
“No deja de ser curioso
–afirma Adela Cortina, en Diálogo Filosófico,)- que tanto alardeen de
relativismo moral grupos sociales que comen los mismos productos, visten los
mismos atuendos, cantan las mismas canciones,…como si fuera más aceptable
universalizar la racionalidad económica que la racionalidad moral.
El MacWord parece imponerse
sin que los intelectuales se rebelen, mientras que intentar universalizar
contenidos de justicia les parece totalitario e impositivo.
Sería de desear que en el
futuro los intelectuales se rindieran ante la evidencia de que en la vida
cotidiana el relativismo moral va perdiendo terreno por la sencilla razón de
que es inhumano”.
Universalizar los intereses
económicos, liberalizar los mercados, abrir las puertas al capital, pero dejar
que los pueblos no progresen en el terreno moral, en el terreno humano, y que
sea, sólo y únicamente, consumidores de los productos, aunque fabricados, con
materiales expoliados y con mano de obra barata.
Atender
a lo mío, desentenderse de la vida de los otros.
La Ética que pone el acento
en la “vida buena” o la que otorga mayor relevancia a las “normas de la
justicia” puede ser una disyuntiva inclusiva y estar presentes ambas, pero
“rebajadas” para que pueda ser universalizada para que pueda ser aceptada para
personas de culturas diferentes desoccidentalizándose porque el
multiculturalismo gravitará potente en una sociedad de migraciones humanas,
trasvase de ideas y afirmación de identidades culturales.
El pluralismo moral,
consecuencia del multiculturalismo, como ya lo fueron anteriormente el
pluralismo ideológico, religioso y político se perfila como asunto a tratar en
el inmediato futuro (ahí están los Testigos de Jehová y el problema de las
transfusiones de sangre en una sociedad plural y tolerante)
Ética medioambiental,
bioética, ética empresarial, deontologías profesionales (médicos, jueces,…),
feminismo, vientres de alquiler, planificación familiar, manipulación de
embriones, robots con inteligencia artificial,… temas éticos que cada vez
estarán más presentes.
La coexistencia de personas
de culturas diferentes exige una “ética mínima” o “mínimo común moral” en
muchos valores.
¿Podrá la Ética reivindicar
competencias normativas sobre la praxis de la ciencia?
¿Todo lo que “puede” ser
hecho “debe” ser hecho o, al menos, no obstaculizar su praxis?
El relativismo ideológico,
como el relativismo religioso,… bajo la presión del multiculturalismo, ¿pero
también el “relativismo moral”? Esto será un problema (como el de la
transfusiones de sangre, como al principio fue un problema los transplantes de
órganos, como el corazón)
Si el ¿ecumenismo religioso?
ya se admite como algo normal ¿también lo será el “ecumenismo moral”?
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