domingo, 21 de junio de 2020

FLORILEGIO 15 ( 2 ) ÉTICA


Hoy nadie duda del primado indiscutido de las ciencias, tanto de las formales como de las empíricas, primacía del conocimiento científico.

Pero así como algunos defienden la “Filosofía Primera”, aristotélica, posteriormente denominada “Metafísica”, la que habla del “ser”, también contemplan las “filosofías segundas” o “filosofías regionales”, “Filosofía de los seres” que serían las que ya hemos mencionado como “Filosofías de…..”

Pero ya sabemos que lo “metafísico”, al no ser empírico, ni puede ser verificado ni puede ser falsado.
Los “enunciados metafísicos” nada tienen que ver con los “enunciados científicos”, demostrables o contrastables.

Recordemos las cuatro preguntas kantianas: “Qué puedo conocer”, “Qué, o mejor, Cómo debo obrar”, “Qué me cabe esperar” y resumiéndolas en “Qué es el hombre” que sería una Antropología Filosófica (para vivir humanamente) que no excluye otras Antropologías Científicas, objetivas.

Y, tras intentarlo de tantas maneras, una vez encontrada una verdad ¿puede uno quedarse descansando en ella o es sólo un escalón de los muchos de la escalera que invita a seguir subiéndola sabiendo que cada vez que sube un escalón, socráticamente, al descubrir y divisar más paisaje, más campo a descubrir, a conocer, y seguir subiendo y subiendo?.

No aceptes nada como verdadero a no ser que lo hayas demostrado o contrastado pero sé consciente de que el campo a demostrar o contrastar es mucho más amplio que el pequeño metro cuadrado sobre el que has asentado los pies.

La tentación de suspender la búsqueda por el placer de haber encontrado un área de servicio, de descanso, es renunciar a seguir viajando y descubriendo otros paisajes.

Se empieza por la actitud natural pero hay que superarla.
Como el niño acepta la verdad que su señorita le muestra, pero hay que superar a la señorita y a cuestionar lo aprendido para “atreverse a pensar por sí mismo”
Refugiarse en la autoridad, tanto humana como divina, es la manifestación de un pensar infantil, que no tiene que ser falso (aunque tampoco verdadero) pero hay que constatarlo por sí mismo.

Está bien pasear por la edad antigua y por la edad media, incluso por la sugerente edad moderna, pero en la actual, en la contemporánea, todos los valores parecen estar revueltos y habrá que intentar ponerlos en orden con el criterio de la razón intersubjetiva, en un constructivo diálogo crítico, abierto y sin prejuicios pero navegando ya en el nuevo paradigma cultural y social que te oferta un pensamiento débil, cómodo, confortable.

La filosofía actual se vanagloria de haber dejado de ser “esclava”, como lo era la filosofía antigua, pero en cuanto quiere proclamarse “señora” se le echan encima las ciencias y vuelven a ponerla a su servicio.

Igualmente ocurre con la Teología, a la que le han salido teologías de dioses más mundanos que divinos y que reclaman su atención para conseguir feligreses.


Sin embargo 

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