LAS GUERRAS.
De las guerras que en el
mundo han sido, con palos, con espadas, a caballo o a pie, con bombas y con
tanques, por tierra, mar y aire,…siempre (o casi siempre) hay un vencedor y un
vencido.
Se decía que la ventaja de la
flecha sobre la espada (y no digamos del cañón o de la bomba) a la hora de
matar era que el que mataba a distancia no veía morir al enemigo vencido, por
eso continuaría disparando y matando.
Hasta el animal que lucha
contra su rival, si éste huye o, en tierra, presenta su cuello para que el
vencedor dé la dentellada mortal le ocurre una especie de corte de su circuito
del instinto asesino y al ser reconocido
vencedor y el otro reconocerse como vencido, es suficiente para cejar en la
lucha.
Pero si algún día hubiera una
guerra nuclear no habría un ganador y serían todos perdedores.
Las Ciencias, teóricamente, y
de entrada, no tienen campo vedado en el que no puedan entrar, son,
teóricamente, “ilimitadas” pero todos sabemos que la capacidad racional e
inteligente del hombre es limitada, así que habrá que conjugar el campo
ilimitado de la ciencia con la capacidad limitada del hombre.
No tiene sentido poner
límites a lo que la Ciencia Natural
pueda y no pueda hacer.
Si una teoría, hasta ahora
rechazada, resulta útil en circunstancias distintas, la ciencia no vacila en
adoptarla.
En el aspecto de sus
procedimientos y tesis, la ciencia no tiene naturaleza fija, ni compromisos
estables, está dispuesta a girar del lado que sople el viento.
La ciencia es caprichosa: es
dada a los flirteos más que a las relaciones duraderas.
Está dispuesta, en todo
momento, a hacer borrón y cuenta nueva si ello resultara provechoso.
No es con la verdad en sí,
con el conocimiento riguroso, con lo que se casa, sino con la utilidad y el
provecho que proporcione.
Sus uniones-separaciones, sus
matrimonios-divorcios son siempre temporales, guiados por la utilidad para sus
explicaciones.
Las tareas de la ciencia son:
descripción y explicación, predicción y control, las que están sentadas de una
vez por todas.
La historicidad, el
nacimiento, crecimiento, madurez y muerte por abandono esta en la esencia de la
ciencia.
Lo que el hombre ha unido, el
hombre lo desune.
Los hombres de nuestro tiempo
los europeos de hoy, no estamos ya en la encrucijada, estamos “a la intemperie”
–Nietzsche dixit.
Sin techo común que nos
ampare, sin horizonte que nos arrastre, sin ideal ni valor que nos ilumine,
caminamos a la deriva como sangrantes Edipos con las cuencas de los ojos
vacías.
Decimos en público palabras
bonitas pero, por detrás, hacemos y queremos hacer lo que a cada uno nos
interesa.
Lo de “aspirar a una patria
común” dura lo que dure la luna de miel, que es muy breve, porque en cuanto
ésta acabe y nos pongamos a trabajar, “lo mío es mío y a ver si puedo sacar
algo de los otros”.
La solidaridad permanente es
el deseo de los débiles y en lo que no están de acuerdo, totalmente, los
fuertes.
Somos lo que somos por
referencia a los demás, por lo que deberíamos evitar la desmembración y el
aislamiento.
El LOGOS griego, en
fructífera dialéctica con la
VIRTUS y el IUS romanos, con la CARITAS cristiana, con la HUMANITAS renacentista, la RACIONALITAS
ilustrada, con la VIDA
impregnada de RAZÓN ORTEGUIANA (la RAZÓN
VITAL ) han ido tejiendo nuestro más genuino entramado, y no
podemos/no debemos renunciar a ninguno de esos nuestros ancestros.
¿Cómo se puede saber a dónde
debemos ir, si se desprecia lo que somos y lo que hemos sido? (hacia ese futuro
– desde este presente que somos – por ese pasado que fuimos)
Seguiremos siendo unos
pigmeos si no caminamos subidos en los hombres de tantos gigantes que, a lo
largo de la historia, han ido iluminando con su razón y abriendo caminos por
los que deberíamos transitar.
¿Por qué no coger el testigo
que nos entregan y seguir corriendo acompañados con su memoria?
¿Por qué no abogamos por la
capacidad de reflexión conjunta, por la conquista de la autonomía moral, por la
educación en los valores, tanto personales como comunitarios, por la
profundización en los problemas como norma para encontrarles soluciones?
¿Por qué hay tanto miedo al
pensamiento libre de la racionalidad filosófica como intermedio entre las
vivencias religiosas particulares y el conocimiento científico-técnico, lejos,
por igual, de las creencias personales como de los reduccionismos cientifistas
y cuantificadores cuando la filosofía nos habla del sentido total (y no
parcial) de la vida?
“¿Muerte a la Filosofía ?,
¿Decapitación del pensamiento reflexivo cuando ellos son los que echan algo de
luz para poder salir de la caverna platónica en que es este mundo?
¿Qué tipo de filosofía puede
ser la filosofía de un ladrón, la de un corrupto, la de un vividor, la de un
oportunista, la de un chaquetero?
¿Qué entienden todos y cada
uno de ellos por “filosofía”?
Desde los griegos la Filosofía es la marca
registrada que hace mejorar la conducta de los hombres.
Mientras no seamos capaces de
impregnar a la política y a la sociedad de responsabilidad ética y de
compromiso comunitario seguiremos en las cloacas del neocapitalismo occidental
que es “neo” como disfraz de aquel otro y no menos corrupto del capitalismo de
siempre, el “capitalismo salvaje” disfrazado de “manso”.
¿Cómo puede explicarse la
xenofobia, el desprecio y la marginación del diferente cuando caminamos hacia
el mestizaje, hacia la intercomunicación de pueblos y culturas?
Si ya no nos vale
Atenas-Atenas, ni Roma-Roma, ni Jerusalén-Jerusalén, menos nos vale la Miami superficial, ¿por qué
no apostamos por la
Florencia renacentista, la integradora de todos esos valores?
A Europa le sobra Ciencia y
le falta Sabiduría, le sobra Técnica y le faltan ideales, le sobran políticos
sofistas y le faltan Platones que sepan dirigir la barca del Estado.
“Lo importante –decía
Sócrates- no es vivir o morir, sino vivir “justamente” para poder morir “con
dignidad”…por eso es peor causar el mal a otros que padecerlo uno mismo”.
Esa fue su doctrina cumplida
a rajatabla en vida para poder morir dignamente, consolando a sus llorones
discípulos.
“El filósofo –decía Husserl -
es “el funcionario de la humanidad; su misión es la humanización del hombre…Es
el que lucha contra el uso-abuso de la ciencia-tecnología para así poder
reconquistar al hombre (desalineándolo)”.
Hasta que no seamos capaces
de subordinar la actividad a la razón, a la inteligencia, a la cabeza,…hasta
que no sea nuestra alma la rectora de nuestra vida…nuestra vida no tendrá
solución.
EL GORRÓN.
En una comunidad de fines e
intereses comunes, compuesta de miembros que cooperan en establecer e
incrementar el bien público siempre habrá el típico “gorrón”, de alguno o de
varios, que pueden obtener el mismo beneficio que los miembros diligentes y
cooperantes.
El “gorrón” es el
beneficiario franco de servicios, sin coste alguno por su parte y que suele
darse en grandes grupos de interés y que es mucho más difícil que se produzca
en los pequeños grupos.
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