YO-YO. YO-SOCIEDAD (LOS OTROS), YO-ABSOLUTO (DIOS)
¿QUÉ ES EL HOMBRE?
Pregunta que, inmediatamente,
origina otra pregunta: ¿Para quién?
Porque a lo largo de la
historia, a lo largo de las culturas, el concepto de qué sea el hombre ha
variado tanto como las culturas mismas.
Pero, haciendo una selección,
podría ser:
.- El triple o cuádruple
concepto griego del hombre.
.- El hombre medieval.
.- El hombre renacentista.
.- El hombre mecanicista.
.- El hombre ilustrado.
.- El hombre en Kant.
.- El hombre en Hegel.
.- El hombre en Marx.
.- El hombre en el
evolucionismo.
.- El hombre en el
existencialismo.
.- El hombre en el personalismo.
.- El hombre en el
cientificismo.
.- El hombre en la
actualidad.
.....
EDUCADOR.
El docente es un profesional,
pero no un mero enseñante de contenidos. Es/debe ser sobre todo, un Educador.
Información (conocimientos) y
educador (persona) ni son opuestos ni son equivalentes.
Pueden ir conexos, pero no
necesariamente.
Todos conocemos a personas
educadas, de carácter abierto y jovial, tolerante con todo lo tolerable y
respetuoso, siempre, con TODAS las personas.
Y, al contrario, personas
ineducadas, indeseables, fastidiosos, molestosos, pesados, violentos, no sólo
intolerantes, también irrespetuosas con las personas (xenófobos, racistas,
fanáticos,…) y que son unos genios intelectuales en algunas o varias materias.
¿Hay que enseñar y educar
para la adaptación a la sociedad en que viven o para que, conociéndola,
intenten mejorarla?
¿O hay que enseñar y educar
para la sociedad del mañana y para que vayan preparando su advenimiento?
……
DIOS.
La historia de Occidente,
desde la antigua Grecia hasta el momento actual se identifica, en gran parte,
con la historia de la palabra “dios”
Sus significados, salvo raras
excepciones, remiten a una pretensión de trascendencia absoluta.
Son muchos, tanto mujeres
como varones, que a lo largo de la historia, han vivido con Dios y han muerto
en nombre de Dios.
Politeísmos, monoteísmos,
teísmos, deísmos, ateísmos, antiteísmos, agnosticismos,… son todos ellos
testimonios indudables de la presencia de “Dios, o dios, o dioses”) para
afirmar su presencia, para negarla, para oponerse a ella, para vivirlo,…tanto
en el pasado como en el presente.
Siguiendo a San Anselmo,
hasta para negar a Dios Éste tiene que estar presente en su mente.
¿Cómo puede negarse la
existencia de algo sin saber qué es ese algo?
Hay personas que afirman
“vivir en Dios”, que han tenido una “experiencia divina”.
¿Puede tenerse, puede haber
una “experiencia” de Dios siendo así que Dios no es sensible (material) y, por
lo tanto, no puede ser objeto de experiencia?
Si son varios los místicos
que así lo afirman ¿es del mismo tipo sus experiencias? ¿Cómo lo experimentan
cada uno? ¿Cómo se les hace presente Dios?
No puede ser ese Dios el Dios
de los filósofos.
Nadie duda de que Dios puede
ser/es objeto de especulación intelectual, ahí están todos los “tratados” sobre
Él, incluso la Teodicea
(que ya supone su existencia) es/intenta ser una “justificación de la misma”.
Y de argumentos está sembrada
la historia: desde el Argumento Ontológico de San Anselmo a las famosas,
repetidas y requeterrepetidas 5 vías tomistas (desde la de la Necesidad a la Cosmológica pasando
por la de la Causa Eficiente
y la de Perfección) y que, quizá con algún retoque han seguido vigentes hasta
la actualidad con el neo-tomismo o la neo-escolástica, siendo la doctrina
oficial de la Iglesia.
Pero este acceso argumentativo
es muy distinto al carácter experiencial y vivencial de Dios, con contacto
inmediato y directo y no mediado.
Tanto la Teología como la
filosofía, como cualquier ciencia, sus pretensiones y objetivos es buscar y
encontrar la verdad que, para ser tal, debe mostrarse consistente con la
experiencia sensible, bien directamente o mediada por instrumentos varios cuya
exactitud es superior a la mera experiencia sensible del investigador.
Si bien, es verdad que la Teología, con el concepto
de “creación” en sus entrañas, ha cedido ante el auge del Evolucionismo igual
que la moral religiosa ha cedido ante el carácter social y cultural de la
misma.
La pregunta, sin embargo,
siempre ha estado presente: “Es accesible la Trascendencia de
Dios a las limitadas capacidades cognoscitivas humanas?
Por supuesto, querer probar
algo divino basándose en la revelación es dar por supuesto no sólo que Dios
existe sino que, además, contacta con los hombres a través de su palabra, lo
cual es mucho suponer y suscita muchas preguntas y ninguna respuesta racional.
¿Puede saberse qué es “lo
divino” para todos y cada uno de los que afirma haber tenido/tener contacto con
ello sin saber qué es?
Recuerdo la respuesta de
Pablo de Tarso respondiendo a quien le preguntó cómo era el cielo, la felicidad
ultramundana que les esperaba: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni
han entrado al corazón del hombre, esas son las cosas que Dios ha preparado
para los que le aman”.
A fin de cuentas no dice qué,
es una definición negativa, como si a quien se le pregunta qué es un elefante
responde que no es un león.
O, como suele decirse, es
como si alguien dice que ha visto un ruiseñor sin saber qué es, ni cómo es, un
ruiseñor.
¿Qué es “lo divino”?
Lo no humano, lo no captable
por la experiencia sensible, lo no visto, lo no oído, lo inimaginable,… ¿qué
es, pues, eso que se hace presente y vivido?
Los hombres tenemos
experiencias sensibles tanto externas, de lo que está ahí, lo que se ve, se
oye, se toca,… como internas (de tristeza, de alegría, de remordimiento, de
estupefacción,..) ¿Pero “de lo divino”?
Los que conocemos el método
hipotético-deductivo, el que se usa en las ciencias empíricas, sabemos que el
punto de partida es la experiencia (inmediata o mediada) y que el punto de
llegada, el que confirma/verifica/contrasta,… lo deducido por la razón (primero
la Inductiva
para subir y proponer la hipótesis posible, y luego la Deductiva, que saca las
consecuencias que deben darse si la hipótesis es correcta o adecuada)
Experiencia- Razón Inductiva-
Hipótesis- Razón Deductiva – Experiencia.
Más aún, hasta la ciencia ha
renunciado, ha abandonado, la idea del observador-espejo.
El “espejo conocido” es una
suma de un elemento subjetivo (que pone el cognoscente) y un elemento objetivo
(que proviene de la experiencia)
A (objeto conocido) = a
(objeto trascendente al sujeto, experienciable) + b (la forma subjetiva de
conocer)
Pero en la “vivencia de Dios”
¿cuál es el elemento objetivo, Dios? ¿O todo y sólo es subjetivo?.
Pero eso lleva a considerarlo
como un fenómeno psicológico, más una alucinación que una ilusión, pero no una
experiencia.
¿Cómo se presenta esa
“vivencia de lo divino” en las distintas culturas que adoran a sus dioses?.
¿Acaso Dios es/tiene que ser
como yo/nosotros lo pensamos, según las propias facultades cognoscitivas de que
disponemos?.
¿Puede encajarse a Dios
(Infinito,…) en los estrechos y finitos moldes humanos?
¿Puede medirse el agua del
mar con una botella?
Pero, si alguien dice que ya
sabe qué es real y verdaderamente “lo divino” y que está viviéndolo, quiere
decir que ya ha accedido a lo divino.
Se afirma que Pascal se había
encontrado con Dios y que llevaba escritas y cosidas en su ropa frases
correspondientes a ese encuentro, que no era el Dios de los filósofos sino un
Dios totalmente diferente y vivido por él, que no pertenecía a culturas
exóticas, de escaso desarrollo y capacidad para razonar:
“Año de gracia de 1.564.
Lunes, 23 de Noviembre, día de San Clemente…desde alrededor de las diez y media
de la noche hasta, más o menos, las doce y media. Fuego. Dios de Abraham, Dios
de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos ni de los sabios. Certidumbre,
certidumbre, sentimiento, alegría, paz. (Dios de Jesucristo). “Deum meum et
Deum vestrum”. Tu Dios será mi Dios. Olvido del mundo y de todo menos de Dios.
No se le halla más que a través de los caminos señalados por el
Evangelio…Alegría, alegría, alegría, lágrimas de alegría”.
¿Por qué llama “Dios” a lo
que no encuentra igual que sus nociones y conceptos filosóficos?
¿Qué le hace decir que “lo
por mí vivido es Dios”?
¿No era el Dios de Abraham,
el de Isaac y el de Jacob?
¿No eran esos unos conceptos
culturales, de un pueblo, de un lugar, de una cultura?
Y el de una persona de otra
cultura ¿qué diría?
Pascal ha vivido algo
enormemente íntimo y enormemente superior y a eso le ha dado el nombre tomado
de una tradición.
¿Captarlo como “divino” y
tener que expresarlo con conceptos tomados de una cultura concreta que creía en
ese Dios?
Cuando Nietzsche afirma que
“Dios ha muerto o, mejor lo hemos matado, vosotros y yo…” se refiere sólo al
Dios cristiano, un Dios cultural, pero ¿no hay otros dioses en otras culturas?
En un artículo escrito hace
bastante tiempo reflexioné sobre: ¿“Qué quiere decir Nietzsche con “Dios ha
muerto”? (habrá que preguntárselo a Google)
Para Nietzsche era superfluo,
incluso dañino y antihumano, ese Dios formado a imagen y semejanza de la
cultura dominante de la modernidad.
Vattimo, postmoderno, lo
expresa de otra manera: “Dios muere en la medida en que el saber ya no tiene
necesidad de llegar a las causas últimas”
Si los argumentos racionales
no son aptos para llegar a Dios, nosotros, los hombres, racionales, ¿Podemos
tener/hay otros caminos transitables por los que se pueda encontrar a Dios?
¿O sólo dando el salto, a
ciegas, con la fe?
San Agustín decía demostrar,
con la razón, la existencia y la esencia de Dios y, después, con la razón se
explicaba lo encontrado.
1.- “Intellege ut credas”
(Razones para creer), 2.- “crede ut intelligas” (cree para entender), 3.-
“Intellege ut credas” (para aclarar, para dar razones de lo creído).
Si quien afirmara haber
tenido una “vivencia divina” dijera “no
sé qué significa lo que me ha pasado”, “no entiendo el resultado de esta
experiencia-vivencia”
¿Eso es “el Dios vivido”?
¿Qué contenidos habrían de tener
unas experiencias-vivencias en las que se pudiera reconocer lo divino?
Porque ¿puede ser controlable
y controlado por los hombres, finitos, limitados,… un Dios infinito en todas
las cualidades, eterno, perfecto, transcendente,…?
Quien dice haber tenido esa
vivencia juraría que la ha tenido, que estaba seguro-seguro-seguro pero si le
hubiéramos preguntado ¿de qué? no habría podido responder.
García Morente, el filósofo
español que escribía de filosofía con una claridad meridiana, tanto o más que
Ortega, y que, al final, se convirtió al cristianismo decía haber sido testigo
de esa clase de experiencia, haber experimentado la presencia de Dios, sin
poder dudar de ella.
“Allí estaba Él, y no lo
veía, no lo oía, no lo tocaba, pero Él estaba allí”
De mis tiempos de
seminarista, con dudas profundas, le comentaba a Don Lorenzo, el cura de mi
pueblo, un creyente-creyente, sobre la creencia “real” de Cristo en la Eucaristía con sólo
pronunciar las palabras sagradas-mágicas y con el que yo discutía de que sólo
era una presencia “simbólica”.
No sé si me lo juró, pero sí
recuerdo su entusiasmo al contarme cómo, a veces, en el momento de la
consagración, las hostias salían del cáliz, medio volaban o revoloteaban, como
signo de que ya no era pan ácimo sino el “cuerpo de Cristo”
¿Qué quieren que yo les diga?
(Artículo sobre un trabajo de Andrés Tornos, “Experiencia de Dios”, en
Diálogo Filosófico