lunes, 7 de enero de 2019

ÉTICA SIN RELIGIÓN (1)




Los que ya peinamos canas fuimos educados en “la” única moral, la moral religiosa, cuando nuestra conciencia estaba en formación y la inmadurez psicológica, racional e intelectual estaba instalada en el disco duro de nuestra mente.

No era una moral más entre otras. Era la única. Y pobre de aquel que la cuestionara porque los “certificados de buena conducta” firmados por el Secretario y por el Cura del pueblo eran requisitos imprescindibles para intentar acceder a un puesto de trabajo en la Administración Pública.

Además, ha existido (y en muchas mentes sigue existiendo) la identificación de la “Moral” con la “Ética” por lo que lo normal era mencionarlas disyuntivamente, pero no exclusivamente, “Moral o Ética”, como si fueran conceptos equivalentes o sinónimos.
Y nada más erróneo.

“Moral” proviene de la palabra latina “mos-moris” y significa “costumbre, forma de obrar, acciones”

“Acciones de las personasdesde el punto de vista de su obrar en relación   con el bien o el mal y en  función de su vida individual y sobre todo colectiva” – Dice el Diccionario de la RAE.

O sea que puede haber muchas morales, dependientes, sobre todo, de la sociedad en que se vive y de la religión que se practica.
Habrá una moral griega y otra romana, una medieval y otra renacentista, una luterana y otra católica, una moral terrorista y otra humanista, una esquimal y otra de los negros centroafricanos, etc…etc…etc…

Moral es la forma de obrar que considera buena o mala una u otra sociedad, en un tiempo o en otro, en un lugar o en otro, en una persona o en otra.

Muchas morales,pues, y no sólo la moral religiosa católica que me enseñaba Don Isidro, en mi pueblo, en los años 50-60, cuando todavía era un niño, inmaduro, en formación, y que la norma era la obediencia a la autoridad competente (cura, alcalde, guardia civil…)

Heterónomos morales es lo que hemos sido. Las normas (“nomos”) de lo que es bueno y hacer, y malo y evitar, proviene de fuera, del otro (“hetero”).
Son las normas basadas en la autoridad, ya sean curas, caudillos o dioses.

“Ética”, sin embargo es: “la ciencia del comportamiento moral” 
La ética, pues, estudia la moral/las morales y determina cómo deben actuar (no cómo actúan) los miembros de una sociedad. 

De “cómo se comportan los hombres” (morales, costumbres, formas de obrar) no puede concluirse que así, de esa manera “deban comportarse”.

Del “ser” no puede concluirse el “deber ser”, la Ética se apoya en la razón, la moral se apoya en las autoridades varias (sobre todo dioses y caudillos).

Si las religiones generan morales, sólo la razón, común a todos los hombres, es la base y el fundamento de la Ética.

La Ética siempre es racional, es una ciencia, “la ciencia de las morales”, no así las morales, sobre todo las morales religiosas.

Hace muchos años adquiría un libro (400 pesetas) que lleva por título: “ÉTICA SIN RELIGIÓN”, su autora es Esperanza Guisán, gallega, filósofa y catedrática universitaria en Santiago de Compostela. 

Su pensamiento la llevó a la defensa de una ética laica, que entroncase con la felicidad, la justicia y el bienestar.

Entendió el utilitarismo en su sentido más original, como la defensa de la propia felicidad y la felicidad de todos los demás, en lo que se considera una ética que termina por desembocar en la política.

Entendió la democracia como algo más que un mero sistema instrumental, por lo que resultaba imprescindible que la democracia debía estar «etizada».

Fue una firme defensora del laicismo y muy activa en la incorporación en la enseñanza de la asignatura de Educación para la ciudadanía.

Falleció hace 3 años, Noviembre del 2015, en Santiago de Compostela. ​

Una persona ética puede serlo un católico practicando las mismas obras: la solidaridad, la fraternidad, la benevolencia, la justicia,…con la diferencia de que un laico lo hará basándose en la razón y un católico basándose en la fe, en la religión que practica.

Las acciones benevolentes y de ayuda mutua que ambos pueden practicar, aunque sea por motivos e intereses diferentes, supone en ambos la presencia de una cierta afectividad y cordialidad, ciertos sentimientos sociales, en ausencia de los cuales sería muy difícil, si no imposible, el respeto mutuo como personas que son.

Lo he escrito y repetido infinidad de veces: “Tolerancia es a las ideas y creencias” lo que “respeto es a las personas”.
Por lo que “TODA persona es respetable y merece respeto por el mero y simple hecho de ser persona”, pero “sólo deben ser toleradas AQUELLAS ideas y creencias que sean TOLERABLES, no todas, no las intolerables”.

J. S. Mill decía que habría que admitir una “Religión de la Humanidad” como sostén de valores que atañan al mutuo beneficio, al intercambio de afectos, para poner a todos los seres humanos a una misma distancia afectiva para que los intereses legítimos de los más allegados o próximos no nos impidiera apreciar y respetar los intereses, igualmente legítimos, de los más distantes.

Que los “prójimos”, los lejanos, (los otros) sean también los “próximos”, los “cercanos”

Pero esa “Religión de la humanidad” discrepa, y mucho de las “Religiones reveladas”.

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