Heteronomía moral en las
religiones reveladas.
Dios sigue siendo
infinitamente bueno aún cuando mande que Isaac sea sacrificado o que la mujer
tenga que sufrir en el parto porque la criatura tiene que salir por donde
apenas puede salir si no es con dolor, luego matar y sufrir es bueno porque así
lo quiere/lo ha querido Dios.
“Hágase tu voluntad, así en
la tierra como en el cielo”.
¿Y cómo puedo yo saber “tu”
voluntad, lo que Tú quieres, Señor?
A través de Mi revelación en
el libro sagrado o a través de Mis intermediarios, la Iglesia.
Si Dios manda X, X es bueno,
y se acabó (o no puede empezar) la discusión o la elucidación.
No puede, pues, haber
repugnancia moral, sino aceptación, aunque sea lo opuesto a lo que mi razón
moral me lleve.
A un católico ferviente no se
le presenta dilema moral alguno, porque si Dios, por esencia es la Bondad , la Sabiduría , la Benevolencia ,…puras,
aunque no se comprenda, así tiene que ser.
Dios piensa por él y si no
logra comprender los designios divinos es por nuestra limitada y contingente
inteligencia.
¿No suele afirmarse que “Dios
escribe con renglones torcidos” para poder justificar lo injustificable, la Bondad de un ser que no
sólo permite, sino que quiere la muerte de Isaac o el dolor de parto de la
mujer, de la enfermedad del niño, de la tiranía de un sanguinario, del
terremoto y del maremoto con sus muertos?
¿No lo comprendemos? Porque
es un misterio. Y aquí acaba toda discusión.
¿Extraña, pues, que el
católico ferviente desconfíe de, incluso odie, la filosofía que quiere,
incluso, elucidar el misterio y gritar a los cuatro vientos que no, y que no, y
que no?
La “fe del carbonero” es
suficiente para resistir la tentación de buscar buenos argumentos.
Si “Dios es la Bondad y la Bondad es Dios” eso es un
juicio analítico que nada nuevo añade el predicado al sujeto, porque son
intercambiables. Es como decir que “el agua es H2O y H2O es agua”.
Un juicio así se convierte en
un enunciado no informativo, sino “tautológico”: “Dios es Dios” y “la Bondad es la Bondad ”.
Los dogmas son tan macizos
que no dejan resquicio ni rendija por la que pueda colarse la razón humana y
hurgar dentro de ellos.
Repelen a la razón como los
polos del imán.
Y si donde dice X quiere
decir Y, y admites ese malabarismo, esa
trampa del lenguaje, te garantiza, ferviente católico, la felicidad en la otra
vida y la tranquilidad de conciencia de que vas por el buen camino en esta
vida.
La dichosa obediencia a Dios
y al líder de turno, intermediario entre Dios y los hombres, con conexión
directa con Él, llámese papa, cura de pueblo o confesor espiritual...
Obediencia.
Por ahí entró el pecado en el
mundo, porque Eva desobedeció a Dios y Adán obedeció a Eva, así nacimos ya
“empecatados” en origen, manchados porque el pecado se transmite por el sexo.
¿Cómo va a desobedecer el
recién nacido si es “puro animal (viviente sensible) en acto”?
Y como el cuerpo es, desde
Platón, la cárcel del alma, habrá que aporrear las paredes, descerrajar la
cerradura, romper la puerta,… para que se libere el alma.
Así que sacrificios,
penitencias, ayunos y abstinencia, cilicios,…todo es poco.
Obsesión enfermiza contra el
tacto y el cuerpo, los grandes peligros y que habrá que paralizar.
¡Cuidado con la ducha y con
el bidé/bidet a la hora de ducharse/lavarse las partes nobles (y nunca mejor
dicho), porque el tacto puede producir placer y eso…¡ -me decía mi director espiritual, el que
confesaba que él, hasta los veinte años, creía que los niños venían al mundo
cuando los novios se miraban a la cara.
¿Qué hacer con esa dirección
espiritual y cuando te hacías una paja pensando en la muchacha que vivía frente
con frente de mi ventana?
Y vuelta a confesar sabiendo
que vas a seguir haciéndolo.
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