Es triste, pero hay que
recordarlo y no olvidarlo, que la Santa
Madre Iglesia ha sido mucha Iglesia, poco Madre y dudosamente
Santa.
A pesar de considerar a todos
los hombres como “hermanos” por considerarlos “hijos del mismo Padre, Dios”,
cada vez que la Razón
humana se ha atrevido a salir en defensa de los “hombres” la primera en meter
palos en las ruedas para que descarrilara el tren de los Derechos Humanos ha
sido la Santa Madre
Iglesia.
Ya en el siglo XVIII, cuando la Asamblea nacional
francesa proclamó la “Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano”
allá por el 1.789, la primera institución que levantó la voz, para criticarla,
fue la Santa Madre
Iglesia.
Le faltó tiempo.
Como si nada bueno pudiera
provenir de la Diosa Razón ,
laica, cuando teníamos al Único y Verdadero Dios cristiano.
Lo cierto es que el influjo
de la doctrina católica en las conductas efectivas de nuestros conciudadanos,
incluso en un país tan estentóreamente católico como ha sido España y, teórica
y estadísticamente, sigue siéndolo proveniente de los consecutivos residentes
en el Vaticano, a medida que ha ido pasando el tiempo, ha sido y es cada vez
menor.
Según se van filtrando y
conociendo los entresijos de la
Iglesia , como institución, cada vez va más en declive, a
pesar del espectáculo de esos viajes en los que se dan los papas baños de
popularidad, aunque sea en países con dictaduras que quebrantan los Derechos
Humanos más elementales.
Y si hablamos de economía y
de patrimonio, con la nocturnidad y alevosía de las tan recientes
inmatriculaciones de ermitas, capillas, iglesias, incluso la Mezquita-Catedral
de Córdoba uno (yo) se pregunta si ya no es la pobreza uno de los distintivos
de la Iglesia Católica ,
la Iglesia de
los pobres, la de “bienaventurados los pobres porque…”
Sólo un desgaje del tronco de
la Iglesia , la Teología de la Liberación , condenada
además, ella y sus promotores, por la Autoridad papal parece ser la que mejor ha
captado el mensaje del Nazareno.
Y lo último de lo último ha
sido el estreno y puesta de largo en público con el nombramiento del portavoz
de la Conferencia Episcopal
Española, Luis Argüello que, en su primera intervención, sus primeras palabras
han causado un escándalo.
“la
Iglesia quiere
sacerdotes, enteramente varones, por tanto, heterosexuales".
Y que, inmediatamente, ha tenido que rectificar: “No
he querido decir que los homosexuales no sean perfectamente varones”
Así que pide disculpas si la
expresión ha molestado: la "frase poco afortunada" solo quería decir
que la Iglesia
pide que los sacerdotes sean varones y heterosexuales.
“Pido disculpas si la
respuesta ha podido molestar a alguna persona: yo, por supuesto, no puedo ni
quiero decir que los varones homosexuales no sean perfectamente varones, lo que
quiero decir con esta frase poco afortunada era algo más amplio".
¡Qué manera de espantar a la
gente con esa sinceridad, porque es así como ha pensado y piensa la Iglesia !
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