Yo no sé si las muchachas
también se confesaban de haberse masturbado.
La verdad es que, en aquellos
tiempos, cuesta imaginármelo.
Dice la RAE que masturbación es: “Estimular los órganos genitales o las zonas erógenas con la mano o por otro medio para proporcionar goce sexual”
“Acción y efecto de
procurarse solitariamente goce sexual” (aunque también puede hacerse en grupo)
A la masturbación el
pensamiento conservador lo denomina “el vicio solitario” (como si diera
vergüenza hacerlo y no pudiera hacerse en compañía).
Igualmente en las mujeres las
congestiones ováricas y uterinas, la posición de la matriz, la evolución
irregular de la vulva y sus anexos, menstruaciones extremadamente dolorosas,
causa de la frigidez o frialdad sexual, la fijación del placer en el clítoris,…
La excitación del clítoris se
consideraba una tendencia androide (por aquello de que el clítoris es un “pene
truncado o no desarrollado”) en detrimento de la tendencia vaginal, que es la
deseable y sólo femenina.
“Dichas muchachas se
convierten fácilmente en masturbadoras obsesivas, acaso debido a la misma
frustración matrimonial. Si éstas llegaran a contraer matrimonio necesitarían
más requisitos que las otras para vencer la polarización erótica clitorídea y
conseguir el orgasmo vaginal”.
Así se pensaba y se escribía
nada menos que en 1.966.
A partir de 1.976, cuando ya
empieza una relativa difusión de la pornografía comienza a producirse una
cierta liberación sexual y considerar que el orgasmo por masturbación es de
inferior calidad que el orgasmo obtenido en un relación sexual en una pareja
heterosexual (lo de la aceptación homosexual aún tendría que esperar).
Y comienza a considerarse el
orgasmo como una forma de comunicación entre dos personas y no como una mera
descarga compulsiva.
Existía un problema: “¿cómo
recoger semen para un análisis en el laboratorio”?
Porque “se consideraba
ilícita toda efusión seminal voluntaria que no tenga lugar en la cavidad
vaginal de la mujer legítima”
Leo (y no es para reírse) que
la única forma de recogida de semen, que no sea pecaminosa (por lo que no puede
ser ni por la masturbación ni por “coitus interruptus” o “marcha atrás”), es a
través de “un condón agujereado o “coito condomatoso con una perforación”, que
al no ser absolutamente anticoncepcional, es moralmente lícito.
Claro que tiene un
inconveniente porque el caucho del preservativo puede actuar de espermicida, lo
que se obviaría con una recogida rápida.
Una duda que siempre le queda
a uno es cómo de grande tiene que ser la perforación del preservativo.
“Hágase el agujero de suerte
que la mayor parte del esperma quede depositado en el fondo vaginal y sólo se
retenga una porción pequeña del mismo, de lo contrario sería anticoncepcional y
sería antinatural, ilícita y pecaminosa”.
¿Cuál debería ser el tamaño
ideal del agujero?
También se recomendaba el
“sistema del platillo” que, como os podéis imaginar consistía en “hacer que la
mujer se incorporara inmediatamente después del acto sexual, colocándose un
platillo debajo en el que el sobrante que se cae se recoja y pueda mandarse a
analizar”
Y queda otra duda o pregunta: ¿qué sistema
puede utilizarse para el caso de los solteros o los viudos?
Digo yo que sería sólo el de
recogerlo de las sábanas tras un sueño erótico con eyaculación.
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