También denominada “onanismo”
o “autoerotismo”.
Pero así como “onanismo”,
deriva de un varón llamado Onán (lo que llevaría a considerar el “onanismo”
como una “masturbación masculina) al referirse al onanismo en las mujeres
habría que adjetivarlo: “onanismo femenino” que sí es “autoerotismo” o “masturbación”
pero distinta a la masculina u “onanismo propiamente dicho”.
“Onanismo” es
una palabra que deriva de Onán, un personaje de la Biblia.
Hijo de Judá, Onán, ante la
muerte de su hermano mayor, tuvo que contraer matrimonio con la viuda de su
hermano, una mujer llamada Tamar, de acuerdo a la ley de los judíos.
Las normas de la época
indicaban que, si Onán tenía un descendiente con Tamar, el hijo de ambos no
sería tomado como hijo de él, sino que sería considerado hijo de su hermano
difunto.
Esto, a su vez, implicaría un
desplazamiento de Onán en la sucesión hereditaria de su familia.
Para evitar esta
situación, Onán desarrollaría el “coitus interruptus” con Tamar,
evitando, así, eyacular en su interior para que la mujer no quedara
Embarazada.
La Biblia cuenta
que, ante estas acciones, Dios decidió matar a Onán.
Su nombre, “Onán”, por
extensión a la práctica, “onanismo”, pasó a asociarse a la “masturbación” ya
que, al igual que el “coitus interruptus”, supone que el semen se
desperdicia y no se emplea para procrear.
“Onanismo”, por lo tanto, es
sinónimo de “masturbación masculina”, acción de estimular los órganos sexuales
para provocar placer, ya sea a uno mismo o a un tercero.
“Onanismo”, pues, va asociado
a “semen derramado fuera de la vagina” (también denominado “paja”)
El onanismo puede
desarrollarse a través de caricias y frotaciones con las manos o mediante la
utilización de un juguete sexual,…etc.…etc.….
Por lo que sería
terminológicamente incorrecto denominar “onanismo” a la masturbación femenina o
autoerotismo a no ser que lo denominemos “onanismo femenino”
El onanismo, pues, también
denominado “vicio solitario” es la
acción y efecto de procurarse solitariamente goce sensual”
La moral tradicional lo ha
considerado un “pecado” al desviar el destino natural del semen, que es la
procreación.
La ausencia del autoerotismo
en las etapas previas al matrimonio ha sido considerada necesaria para la
actividad sexual normal dentro del matrimonio y su efecto correspondiente, la
procreación.
Se estimaba que el aguantar
el goce autoerótico “antes de” era para poder disfrutarlo más y mejor durante
el matrimonio y como premio por las incomodidades de la crianza y educación de
los hijos.
Se consideraba, además, que
la calidad del semen iba deteriorándose a medida que éste iba saliendo del
varón, por lo que repercutiría en los defectos que pagarán sus hijos.
Además de que se creía que
los hijos de familias numerosas eran mejores que los hijos únicos y que los
primogénitos.
Antes de masturbarse, pues,
pensar en la “regeneración y mejora de la especie” más que en la simple y mera
“generación” del individuo.
La ideología más extendida ha
sido que la masturbación es un “vicio de anormales” (más o menos anormales).
Se recomienda a los padres
que sus niñas no usen prendas de ropa interior que rocen o aprieten demasiado
sus partes sexuales, que no abusen del ejercicio de la bicicleta, o de la
equitación llamada “a la gineta o jineta”, porque el roce del sillín o de la
silla de montar en sus órganos sexuales puede despertar a destiempo o
prematuramente sus sensaciones voluptuosas que las llevarían a provocárselas
con manipulaciones vergonzosas.
(Quién haya practicado la
equitación en edades tempranas habrá comprobado que es verdad).
¿Son los varones o son las
mujeres los más adictos a la masturbación o autoerotismo?
Porque los varones lo
consiguen al eyacular, pero ¿las mujeres?
Así se pensaba, por lo que
era menos justificable la masturbación femenina, más anormal.
Se creía y se explicaba que
la masturbación producía múltiples enfermedades y un variado tipo de problemas
psicosomáticos.
¡Cuántas broncas no me
echaría el cura cada vez que confesaba haberme hecho una (o varias) pajas¡
Que si mis hijos saldrían
raquíticos porque mis espermatozoides estarían débiles, lentos, vagos,….
Que si me quedaría como Lolo
(“el tonto del pueblo”) porque el semen es como la médula blanca de la columna
vertebral y mis huesos se debilitarían….
Que si la función natural del
semen es, como su nombre indica, la “semilla” que debe ser sembrada en el
vientre de una mujer (de la mía, el día de mañana) y que masturbarme, pues, era
una acción “antinatural” y, como Dios es el creador de la naturaleza, un acto
“contra natura” era un acto contra Dios, un pecado mortal de necesidad.
Que si… (Yo qué sé cuántas
cosas más me decía D. Miguel, mientras acariciaba, manoseaba, mi barbilla de
niño)
Y, ¡cuidado con la ducha, el
baño y el bidé, porque tocarse las partes íntimas puede producir un goce que…¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario