En su relación sexual,
dejándose llevar, no debe ser ni mostrarse como un témpano y, si no siente el
goce, al menos debe fingirlo, lo que aumentaría el goce sexual del marido.
Y aunque algún ginecólogo
haga notar que en la mujer el placer y el deseo sexual es más fuerte que en el
varón, conlleva la alegría de “poder satisfacer al varón al que ama”.
Es más, si la educación, la
sociedad con sus prejuicios y la religión, no fueran un constante freno para la
mujer, ésta llegaría, en lo sexual, a extremos insospechados hasta ahora por el
varón.
Opinión minoritaria y, en el
fondo, despectiva.
La ideología dominantes es
que la mujer es fría, frígida, por naturaleza, lo que va asociado a la
impotencia para la generación (o lo que es lo mismo, que el varón “debe
calentarla” para que pueda generar).
Esta frigidez tiene que ver
con la inmadurez de la personalidad, por lo que sólo algunas mujeres
inteligentes pueden llegar a superarla con psicoterapia.
Quizá el sesgo manifiesto es
que en las consultas al ginecólogo sólo acudan mujeres de clase alta, que se
puedan costear la consulta, y que tengan problemas para quedarse embarazadas
(“mujeres enfermas”), mientras que la gran mayoría, que se consideran “mujeres
sanas”, no tengan esos problemas.
Hablar, en esta época, de
inseminación artificial, es una cuestión fuera de lugar, y de tiempo, y siempre
adversa.
“La Iglesia Católica , única
intérprete auténtica de la ley natural, ha declarado gravemente ilícita toda
inseminación fuera del matrimonio” y, dentro del matrimonio sólo en forma de
ayuda después de un coito legal y con
reservas morales.
¿Y el orgasmo femenino?
López Ibor afirma que “un 80%
de la mujeres casadas no llegan al orgasmo por el coito marital”
(Curiosa afirmación: (¿las
solteras sí?, ¿y las casadas con un coito extramarital?)
Aunque, según él, es posible
que llegue al orgasmo por masturbación.
Aunque la estimulación del
clítoris se relaciona con la masturbación y es contemplada como una fuente de
“funestas consecuencias patológicas”.
Al referirse al orgasmo
siempre (o casi siempre) se refiere al “orgasmo vaginal”, no al “orgasmo
clitorídeo”.
Incluso llegar al orgasmo
clitorídeo suele llamársele “frigidez relativa”
Esta insistencia en que el
único y auténtico orgasmo es el “orgasmo vaginal” y etiquetando de “frígidas” a
las que no lo alcanzan estaba ya rebatido por el Informe Kinsey, en 1.953, pero
en España ese informe era una “americanada” al que no había que hacerle el
menor caso.
Y es que el orgasmo no es una
experiencia mística, sino una experiencia física que no debe ser
sobrenaturalizado, lo que supondría esconderlo y disfrazarlo en forma conservadora.
Y si “sexualidad” va unido a
“capacidad de engendrar”, la llegada de la menopausia es el final de trayecto
de las relaciones sexuales activas.
La menopausia no sólo es el
final de la etapa reproductiva y de las relaciones sexuales activas, sino una
etapa negativa, generadora de múltiples enfermedades y dolencias.
Y una mujer menopáusica que
practique sexo para alcanzar el orgasmo, sabiendo ya que no va a quedar
embarazada, es una “auténtica degenerada y viciosa”.
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