martes, 26 de diciembre de 2017

13.- LA MUJER EN EL FRANQUISMO: EL ANTISEXUALISMO (1)

Podemos afirmar que durante los 40 años del franquismo el sexo, en España, fue, en realidad, un “antisexualismo”, que era la ideología del nacional-catolicismo, fiel compañero, interesado, del régimen.
Como ambos se necesitaban fue una cohabitación perfecta la que hubo entre Iglesia y Estado.
Un Estado confesionalmente católico, apostólico y romano, bendecido por los papas correspondientes.

Ambos, Estado e Iglesia, deseaban, o necesitaban, muchos súbditos y únicos y mejores creyentes de la única religión verdadera.

En España, la moral antisexual y puritana tiene su origen en las doctrinas católicas conservadoras.

¿El sexo con una función de placer, sólo de placer? Inconcebible. Ningún ginecólogo lo ve así. Sólo con función procreadora (al menos para las mujeres).
El sexo es considerado como un mal menor y sumamente peligroso.

¿Y en la ducha?, ¿Y, sobre todo, en el vidé?
Os podéis imaginar las recomendaciones y consejos del Padre espiritual.

Año 1.938. Vallejo Nájera, el mimado del Régimen:

“Se debe a las fuerzas secretas revolucionarias la infiltración en la sociedad española de la idea de que el placer es la única forma de vida, idea directriz de la desmoralización social contemporánea hasta el punto de hallar defensores de los vicios, de la inmoralidad, de la neutralidad,…
La aspiración fundamental de la sociedad española, antes del Movimiento Nacional, era sumergirse en la sexualidad y el goce de toda suerte de placeres.
Contra tal estado de desmoralización social han reaccionado los mejores de los españoles, forjándose un ideal ético coincidente con los postulados de la moral cristiana propugnándose hoy la austeridad, la fortaleza de ánimo, la educación férrea, la acción contra lo malo, la actividad a favor de lo bueno”

El sexo es reducido al mínimo.

“El ovario constituye la parte más noble del aparato genital femenino, pues sin él la mujer puede satisfacer su ansia sexual, pero no puede concebir”.
Es decir, sólo es noble lo que no es sexual y, además, procrea.

Esta moral antisexual, pergeñada al comienzo del franquismo llegó a su apogeo en los años 60, haciendo apología de la castidad.

“La moral regula el uso del sexo conforme a la castidad. Dicha virtud consiste en el uso racional de la sexualidad, subordinando lo psicofísico a lo espiritual….son, pues, necesarias unas normas de conducta sin las cuales el instinto sexual (de la naturaleza caída) lleva muchas veces a una conducta antisocial”.

La verdad es que no lo entiendo. Pero esta ideología antisexista perduró hasta casi la muerte del Dictador.

Se estaba convencido de que la sociedad estaba erotizada y sexualizada, y que las mujeres mantenían tendencias a no procrear y sin embargo buscar placer sexual ilegítimo.

Y al tener menos deseos de procrear y de ser madre se hacen más fuertes las excitaciones hacia la sexualidad (la literatura, las costumbres, los espectáculos, las modas,…) vienen a incrementar el deseo sexual, conspirando a una progresiva sexualización de la vida moderna.
Es decir, a la mujer cada vez le gusta más jugar al juego reproductor pero con el cuidado de no reproducir.

El noviazgo como tiempo de conocimiento mutuo previo al casamiento ha desaparecido como tal y no es sino una continuación del flechazo, con su fuerte pujanza instintiva sustituyendo a la amistad tranquila y sosegada.

Oposición total a las relaciones prematrimoniales, incluso al propio divorcio, que acaba con la organización de la estructura familiar.

Para nada puede servir el psicoanálisis en el caso de las mujeres españolas, aunque sí pudiera valer para “las muchachas alegres de Viena” con las que trabajaba Freud (que no eran las prostitutas ni mujeres de vida alegre sino que las mujeres con las que trataba Freud, en Viena, eran las dulces madres de familia de los más puros años de moral victoriana).

Quizá el psicoanálisis sirva aplicado al varón pero nunca aplicado a la mujer porque aflorarían a la conciencia las fuerzas inconscientes de la sexualidad, lo que sería una monstruosidad y todo debido a las tesis del judío Freud.

Además de antisexualismo, racismo.

“El abuso del sexo, aún el legítimo, produce trastornos somáticos de todo tipo”.


“Puede considerarse el coito como agente mecánico o traumático, como medio vector de infecciones diversas, y como perturbador del estatismo fisiológico local y general de las mujeres”

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