RAJOY (siglo XXI d.C.) está más en la onda de Dracón (VII
a.C.) que de Solón (VI a.C.)
Todos sabemos lo que son unas “leyes o medidas draconianas”
y que, durante su vigencia y refiriéndose a ellas, dice Aristóteles que “la
discordia social era violenta y el enfrentamiento entre unos y otros duraba ya
mucho tiempo”, con el consiguiente descontento del pueblo contra los nobles.
Dichas medida draconianas fueron con las que tuvo que
enfrentarse Solón, con sus reformas.
1.- REFORMAS SOCIALES.
a.- Reinaba una situación de “endeudamiento generalizado”.
b.- Los préstamos, por parte de los ricos, los nobles, se
concedían tomando como garantía a la persona, por lo que la insolvencia
económica y la imposibilidad de devolverlos desembocaba, legalmente, en la
esclavitud del deudor.
c.- El “hectemorado” (el pago, por parte de los pequeños
agricultores, de la sexta parte de lo producido, a los nobles terratenientes.
La Reforma de Solón consistió en:
a.- Cancelar todas las deudas (de golpe y porrazo).
b.- Abolir la norma que permitía tomar a la persona como
garantía en los préstamos, por lo que, en adelante, ningún ateniense caería en
la esclavitud por impago.
c.- Suprimir el “hectemorado”, por considerarlo una práctica
antigua, como ocurriría en el feudalismo europeo, muchos siglos después, cuando
los vasallos tenían unos deberes a cumplir con los Señores Feudales por la
protección que les garantizaban. Y es que esa era la norma cuando la guerra era
asunto de los nobles y estaba vigente la “caballería” para la guerra y para la
defensa, pero ya se había impuesto la infantería y existía el ejército
ateniense, con las falanges de hoplitas.
El desarrollo de la industria (cerámica, navegación,
comercio,…) creó puestos de trabajo a la vez que nuevos ricos (“la aristocracia
del dinero”), además de la clásica “aristocracia de la sangre”
Hoy, en el siglo XXI de Rajoy, podríamos hablar de:
a.- El paro generalizado.
b.- La no concesión de préstamos, ni a particulares ni a las
pequeñas empresas.
c.- Los desahucios.
d.- Las Instituciones endeudadas hasta las cejas, pero con
asesores varios, y sin pagar a los proveedores.
Dracón: política pura y dura, beneficiando a una élite
minoritaria, los ricos, la “aristocracia del dinero” coincidiendo con la
“aristocracia de sangre”.
Solón: El resultante de sumar Ética y Política, que es el
Bien común o bien para la comunidad como “conjunto de condiciones de vida con
las que puede alcanzarse la plenitud”. Eso es “gobernar”:”servir a los
intereses comunes”.
Un Estado que no beneficie a los
ciudadanos debería ser considerado “ilegítimo”,
¡Qué bien supo expresarlo Cicerón,
siglos después¡: “los que hayan de gobernar el Estado deben tener siempre
presentes estos dos conceptos: defender el interés de los ciudadanos, olvidándose
del propio provecho y velar sobre todo el cuerpo de la república no sea que,
atendiendo a la protección de una parte, abandonen las otras”…..”Los que se
ocupan de una parte de los ciudadanos y no atienden a la otra introducen en la
patria una gran calamidad: la sedición y la discordia, de donde resulta que
unos se presentan como amigos del pueblo y otros partidarios de la nobleza: muy
pocos favorecen el bien de todos”.
Es, justo-justo, lo que había
dicho Aristóteles de la política de Dracón.
Es responsabilidad del gobernante
buscar el equilibrio entre las partes del Estado, sin permitir que existan
grupos o élites que se vuelvan más poderosos.
Descuidar la Ética en la formación
de los gobernantes ha producido y produce el descrédito de la Política, el
deterioro de la misma.
Sólo así, sin Ética, el egoísmo se
impone a la solidaridad.
Porque, así, están presentes los
intereses económicos y la ambición de riqueza. Se hace presente la corrupción.
No existe la “vocación política”. Se lucha por el poder, a toda costa, para
sacar provecho de él.
Y así, hay fondos que se desvían,
metas que jamás se alcanzan, promesas que nunca se cumplen, ayudas económicas
que desaparecen y/o nunca llegan.
“Lo que se dice” en nada concuerda
con “lo que se hace”. Así aumenta la desconfianza.
Porque esa corrupción a gran
escala sólo la hacen los que pueden hacerla. Es la evasión fiscal, inmoral, no
sólo de quien pone una mano sin que tan siquiera se entere la otra, sino del
que exige por aquello del “do ut des” (dame para que te dé, te doy si me das).
Pero también la otra evasión, la
legal, la de las grandes fortunas, la de las grandes empresas y sus domicilios
fiscales, incluso los absurdos paraísos fiscales que, aunque se denominen
paraísos, en ellos no entran las personas buenas, sino sólo las ricas, no los
honrados sino los que tienen dinero, Pocos, pero muy fuertes.
Las concesiones de obras y
servicios que, tras la primera licitación se duplicarán o triplicarán al final,
con un reparto, incluso desequilibrado, de beneficios cuyo monto pasa a los
Presupuestos Generales del Estado, sacados de nuestros impuestos, lo único,
junto con las tasas, que sube una y otra vez en este bendito, exótico y triste
país, llamado España.
No es que sea igual, pero se le parece.
Una diferencia. Que aquellos Nobles Ricos (hoy llamada
Banca) se han arruinado y lo primero que ha hecho Rajoy es rescatarla, con
impuestos de todos los españoles, en vez de rescatar a los parados
desahuciados.
2.- REFORMAS POLÍTICAS.
Tomando la renta como criterio dividió al pueblo ateniense
en 4 clases sociales (clasificación censitaria):
.- La clase inferior (cuya renta no alcanzaba las 200
medidas.
.- La 2ª clase (cuya renta estaba entre las 200 y 300
medidas)
.- La 3ª clase (cuya renta oscilaba entre las 300 y las 500
medidas)
.- La clase superior (cuya renta era superior a 500
medidas).
Los cargos de Arconte y Tesorero quedaban reservados a los
miembros de la clase alta y el resto de los magistrados y cargos públicos quedaban abiertos, también, a las dos clases
inferiores.
Creó, además:
A.- Los Tribunales de Apelación, constituidos por sorteo
entre todos los atenienses y del que diría Aristóteles que “cuando el pueblo es
dueño del voto se convierte en dueño del gobierno”.
B.- El Consejos de los 400 (100 por cada una de las clases
sociales) que serviría como contrapeso y limitación a los poderes del Areópago.
C.- El sistema de sorteo, para contrarrestar la influencia
de las familias dominantes, en clanes y fratrías.
El sorteo será uno de los rasgos típicos de la democracia
ateniense, tendiendo, así, hacia el igualitarismo.
Solón, tras hacer escribir su código se ausentó de Atenas
durante 10 años para obligar a los atenienses a interpretar la ley escrita y
atenerse a ella sin recurrir al legislador.
Durante casi 100 años no se retocaría su Constitución, sólo
su desarrollo.
Pero cuando volvió a Atenas vivó lo suficiente para
presenciar, entristecido, el resurgimiento de los enfrentamientos civiles y el
ulterior establecimiento de una tiranía que se prolongaría durante medio siglo
(la tiranía de Pisístrato y de su hijo Hipias).
Pero “tiranía” significaba, sólo, “la toma del poder por la
fuerza”, pero el tirano solía respetar la legislación vigente y el
funcionamiento de las instituciones, aunque procuraran servirse de ella para reforzar
su propio poder y neutralizar a las familias nobles rivales.
Fue tan bien aceptada la tiranía de Pisístrato por lo
atenienses que aceptarían, de manera normal, a su hijo Hipias como sucesor, ya
que durante ella Atenas creció tanto en expansión como en prosperidad.
Olvidamos, a menudo, que “democracia” es, no sólo, la
afirmación de que el poder reside en el pueblo, pero que es sólo una, de las
muchas, formas de gobernarse (aunque sea “la menos mala”), sino que es,
también, “el gobierno por la palabra”, la que garantiza la “libertad de
expresión” y que es en el ágora donde, quien quería hablar, puede hacerlo
libremente, exponiendo/proponiendo los pros y los contras de ésta o de aquella
medida a tomar.
Y cuando la palabra termina y calla es cuando, tras
reflexión, llega la decisión de la Asamblea, que votará sí o no, según la
convenza o no. tal propuesta o tal otra.
La democracia vive, pues, en la discusión política.
No se ve, en el panorama político de España, ningún Solón, y sí un exceso de "dracones" (desgraciadamente ineptos y corruptos). Lástima.
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