“Candidato” viene de “cándido”, que significa “blanco, puro,
in-corrupto, no contaminado, no manchado, in-maculado,….”.
1.- En la antigua Roma, aquellos individuos que deseaban
aspirar a ocupar cargos públicos se preocupaban, desde temprana edad, por
emprender acciones nobles que les dieran reputación, prestigio y honor a fin de
gozar de credibilidad y confianza de la gente con la que vivía y convivía.
Estos individuos, en el momento de proponerse para un cargo
por elección, se vestían de blanco, pues este color simbolizaba “pureza” y que,
a la vez, se traduce por “candidez”, no en el sentido de ingenuidad e
infantilismo, sino porque el aspirante debía ser el más puro, el totalmente
limpio, el libre de sospecha, el que es “blanco”, el “cándido”, el mejor.
Y así, el “cándido” pasaba a ser “candidato”, a prueba de
sospecha, el “integro”, el de fiar….
3.- En las antiguas culturas mexicanas para elegir
al gobernante, primero congregaban a un número de jueces formado por hombres
sabios, ancianos, notables, quienes debido a su edad poseían la prudencia y
experiencia necesaria para saber elegir al candidato más idóneo que supiera
guiar y educar a su pueblo.
Este consejo de
ancianos deliberaba y concertaba antes de elegir. Para tal elección se tomaban
en cuenta las siguientes cualidades: el elegido debería ser virtuoso,
respetado, debería de tener nobleza, no debería amar en exceso la vida, no
debería dejarse adular, corromper ni sobornar, debería ser restaurador e
impulsor de las tradiciones de su pueblo, con pleno uso de sus facultades,
prudente, valiente, de buena y recta educación, de buen hablar, de buen oír,
que supiera estimar a la gente y que poseyera "rostro y corazón".
Para el elegido
existían ceremonias destinadas a recordarle los deberes hacia su pueblo: “Se
conducía al nuevo dignatario (futuro rey) a una parte del templo, donde
permanecía. Se sentaba de día en el desnudo suelo, y sólo por la tarde se le
daba una estera para reclinarse; por la noche iba al sagrario a horas fijas
para quemar incienso, y los cuatro primeros días no dormía más que algunas
horas. Cerca de él había guardias que cuando se adormecía le punzaban las
piernas y los brazos con espinas de maguey, dirigiéndole estas palabras:
“Despiértate, tú no debes dormir, sino
vigilar y cuidar de tus vasallos, no subes al trono para descansar, el sueño ha
de huir de tus ojos, que necesitan estar abiertos para velar sobre el pueblo”.
De esta manera,
quien resultaba elegido era un hombre de cualidades muy grandes por lo que era
querido, admirado y respetado por su pueblo. Precisamente, como era considerado
el mejor, se subordinaban a su mandato y le mostraban lealtad.”
Era el “candidato”
perfecto.
3.- En la antigua China (siglo V a. c.) el sabio
Confucio se dedicó a enseñar la importancia de la virtud en los gobernantes. A
continuación un ejemplo de una enseñanza: “En cierta ocasión un discípulo hizo
la siguiente pregunta: ¿Cómo hacer para enseñar a los hombres que cuando uno
adquiere la virtud, se adquiere el verdadero poder personal? El maestro,
tomando su bastón y dibujando círculos dentro de otros círculos en la arena,
dio la siguiente lección:
“Cuando los antepasados deseaban ilustrar la virtud a
través de reino, primero ordenaban sus propios estados. Deseando ordenar bien
sus estados, primero organizaban a sus familias. Deseando organizar a sus
familias, primero cultivaban su persona. Deseando cultivar su persona, primero
cambiaban sus corazones. Deseando cambiar sus corazones, primero buscaban ser
sinceros en sus pensamientos. Deseando que hubiera sinceridad en sus
pensamientos, primero buscaban el conocimiento verdadero dentro de su alma”.
Mirando a los círculos, la luz de la comprensión
comenzó a brillar en los ojos del discípulo. Y antes de que pudiera hacer otra pregunta,
el maestro continuó:
“Habiendo buscado el verdadero conocimiento en su
alma, llegaron a ser sinceros en sus pensamientos. Por la sinceridad de sus
pensamientos, cambiaron sus corazones. Cuando sus corazones cambiaron, sus
personas se transformaron. Cuando sus personas se transformaron, sus familias
quedaron bien organizadas. Cuando sus familias quedaron bien organizadas, sus
estados fueron bien gobernados. Cuando sus estados fueron bien gobernados, el
reino estuvo en paz”.
Al terminar, el maestro se levantó y se fue a su
trabajo. El estudiante, asombrado por la enseñanza, cerró los ojos y se quedó
meditando en las palabras de Confucio.
Era el “candidato” perfecto.
Estos ejemplos
muestran que en las culturas antiguas, aún en épocas y lugares diferentes no
había ninguna duda respecto a la importancia y vinculación de la ética en
política. Tenían claro que quien ejerciera la política debía contar
forzosamente con una formación acompañada de valores para poder tener un gran
sentido de justicia.
4.- Examinemos,
ahora, a nuestros “candidatos” a gobernar.
No se trata tanto de
estar limpio, de ser “cándido”, como de que “no se vean las máculas”.
“Lo que no se ve no
existe” –parece que opina tanto el candidato a gobernar como el partido por el
que se presenta.
En nuestra política
actual, en todos los partidos políticos, lo que existe es una “endogamia”
atroz, negociando entre ellos, previamente, los cargos venideros si el
“candidato”, por ellos propuesto, resulta elegido.
El partido “lo
propone”, pero no “nos lo propone”. Lo “dispone” y nos lo “impone”
No somos libres para
elegir a ese, como candidato, o a otro. Es el partido el que lo “ha arropado y
vestido de blanco”, como el mejor “candidato”.
En nuestra España
(supongo que en todas las naciones será algo por el estilo), casi se nace para
candidato, porque desde pequeño, ya desde estudiante, se capea en las
organizaciones estudiantiles, en el Instituto y en la Universidad, siempre
cobijados a la sombra del poder.
Y de sombra en
sombra se llega a habitar e instalarse a la sombra principal, la del partido.
¿Cuáles han sido sus
méritos?
Uno de ellos, y
fundamental, es “no moverse” demasiado para poder salir en la foto.
Otro mérito es “la
obediencia ciega” a los órganos de dirección del partido, desde dar la cara
como bombero a apagar fuegos internos como darla como pirómano de los otros
partidos rivales.
Trabajar para el
partido.
Sólo así se consigue
salir bien colocado en la próxima lista electoral de cualquier ámbito, local,
regional, nacional o europeo.
Si a mi dieran la
opción de elegir a los “candidatos” malagueños y su colocación en una lista
electoral, no sé si algunos de los dispuestos/propuestos/impuestos por el
partido coincidirían con los míos.
¿Hay, en nuestra
España, alguna organización social (Partido Político, Sindicato, Patronales
varias, Asociaciones,….) que no hayan estado o estén financiándose de manera
irregular, es decir “ILEGALMENTE”?
¿Alguien Creerá (ese
no seré yo) que no es INMORAL?
La estrategia
SIEMPRE es la misma. “Que no se sepa” y si se sabe responder con el “Y TÚ,
MÁS”. Que es una confesión de que “YO TAMBIÉN”, aunque “un poquito menos”.
Parece que “es de
tontos obrar éticamente” porque “si todos lo hacen….”. Como si éste fuera un
argumento.
Pero lo “que me
jode” es que, haciéndolo quienes tienen el poder de legislar, legislen,
siempre, en contra mía, “jodiéndome”, subiéndome los impuestos o las tasas (lo
que me da igual que me da lo mismo).
¿Hay, en esta mi
España, alguna organización “CÁNDIDA”, que no infle las cifras, de socios o de
pérdidas, para conseguir alguna subvención?
“Lo que no se ve no
existe”
Es una “democracia morbosa”, la que padecemos.
Una “democracia” en
la que el “pueblo” no decide, no elige a sus candidatos, que lo representen. Es
la dictadura de los partidos quienes deciden a qué candidatos hay que votar.
“No penséis –parece
ser el mensaje- nosotros pensamos por vosotros. Vosotros sólo obedecer”.
De infausto
recuerdo.
O sea, que ni para la antigua Roma, ni para los estados mexicanos, ni para la antigua China tenemos nosotros personas aptas para ser "candidatos" a nada. Solamente a chorizos, nada más. Que pena...
ResponderEliminar