Significantes y significados. Gramática y Semántica.
¿Por qué tuvo que “salir” “Los Derechos de la mujer y de la
ciudadana” si tan sólo unos años antes había sido publicada “La Declaración de
los derechos del hombre y del ciudadano”?.
Ese “hombre” ¿es genérico y no específico? ¿Se refiere a
“varones y mujeres” o sólo a “varones”?.
¿E, igualmente, a “ciudadanos”?.
¿Por qué, pues, Olimpe de Gougues publicaría la Declaración de derechos de la mujer y de
la ciudadana?
Seguramente porque Olimpe de Gouges no veía que la 1ª
Declaración también incluyera a las mujeres.
En épocas no muy lejanas, 1.993, otra mujer, Alicia H. Puleo
ha escrito “La ilustración olvidada” en la que reconstruye los fragmentos de un
espejo roto, olvidado, que configuran el pensamiento ilustrado sobre la mujer.
Quizá la pista nos la dé Kant (otra vez Kant) cuando aclara
y matiza que “nuestra época no es una época ilustrada sino el tiempo en que ha
comenzado la Ilustración”.
Es verdad que varones y mujeres son distintos fisiológica y
anatómicamente.
Es verdad que el cuerpo de la mujer es diferente al del
varón. Diferentes biológicamente hasta el punto en que sólo ella (y no el
varón) puede engendrar tras nueve meses de albergar en su seno el embrión,
feto, “nasciturus”.
Pero esa “diferencia” entre los sexos, esa diferencia
biológica no debe implicar la “desigualdad” (cultural, jurídica, moral,
política,…) y menos aún “inferioridad”.
Para ver las diferencias biológicas no hacía falta ser un
experto. Hoy sabemos que la mujer también lo es cromosómicamente.
Aclaremos conceptos.
Lo contrario de “diferente” es “idéntico”, y es verdad que
somos “diferentes” y no “idénticos” varones y mujeres.
Pero lo contrario de “igualdad” es “desigualdad”. Y ahora ya
no hablamos de cuerpos, ni de anatomía ni fisiología, ni de cromosomas, sino
que hablamos de “personas”
Varones y mujeres, DIFERENTES, deben ser IGUALES. No
hablamos de cuerpos, sino de personas, IGUALES, no DESIGUALES y, menos aún, INFERIORES.
El feminismo real, no es exaltado, proclamará que la
Ilustración fue una “Ilustración inacabada” y que lo que el feminismo intenta
es “concluirlo”, “llevarlo a término”.
El Feminismo sería como “Ilustración de la Ilustración”
La mujer, a lo largo de la historia, nunca ha sido un ser
“ab-soluto” sino “relativo”.
La mujer siempre ha sido: “hija de….”, “esposa de….”, “madre
de…”, “hermana de…”, “amante de….”
La mujer siempre ha sido “la otra” de la historia.
La relación entre los sexos ha sido un problema sin resolver
y, aún hoy está enquistado en la mentalidad machista la Inferioridad del sexo
femenino.
Por desgracia, y casi a diario, nos desayunamos con la mal
llamada “violencia de género” y que, como tantas y tantas veces he escrito y
dicho, debe denominarse “violencia de sexo”, por el prejuicio machista de la
“pertenencia”, de la “dependencia” y de “la maté porque era mía”.
¿Por qué la “Diferencia biológica” va a seguir llevando
aparejada, de la mano, la “Desigualdad”?
Pero si hoy se considera a la mujer “Igual” al varón, en la Ilustración más que
“una” mujer había “varias mujeres” (la cortesana, la aristocrática, la
burguesa, la mujer del pueblo, la campesina, la hilandera o trabajadora
subordinada en la fábrica,…)
Dominique GODINEAU, profesora universitaria de Historia
Moderna y Contemporánea, en Rennes, ha publicado “Las mujeres de París y su
revolución francesa” (en español como “Cuatro mujeres en la Revolución
francesa” (entre ellas Olympe de Gouges y Etta Palm), con un amplio y extraordinario
prólogo de José Sazbón titulado “Sobre figuras y aspectos del feminismo
ilustrado”) y afirma Godineau que ya en el período revolucionario, y en sintonía
con Olimpe de Gougues,: “americanas y francesas rechazaron, en efecto, la
imagen de seductoras coquetas, preocupadas, únicamente, por sus joyas, por su
apariencia y la atracción que ejercen sobre los hombres… En una república las
mujeres no son, ya, frívolas, débiles y pasivas, sino dignas, enérgicas y
activas. Y los hombres deben dirigir una mirada distinta a sus compañeras,
apreciarlas por sus cualidades morales, y no por su belleza física… Las
americanas insisten en la importancia de la educación de las republicanas, que
desarrollará sus cualidades y garantizará su independencia….Las francesas, pertenecientes
a una sociedad más rica no se contentan con esta “ciudadanía privada”. No
rechazan el reparto de tareas entre los sexos pero no ven la incompatibilidad
del mismo con una actividad política, e incluso con el ejercicio de los
derechos políticos.
A igual que ellas, todos los
partidarios de la existencia política de las mujeres, ponen por delante lo que
tienen en común ambos sexos, LA RAZÓN, que definen lo humano, portador de
derechos.
Ya Kant, al hablar de “el bello
sexo” y de la IGUALDAD como personas, a pesar de la DIFERENCIA de sus cuerpos
está invitando a la mujer a que si quiere llegar a la mayoría de edad, tendrá
que saltar el obstáculo de los Tutores, que se empeñan en señalar el peligro a
quienes se proponen salir de la minoría de edad.
¿Y la mujer española en el siglo
XVIII?, siempre bajo la tutela del varón, sea el padre, el marido, el hermano,
el cura…. La mujer como monja o como “hija de” y “esposa de” (hacendosa en la
casa, administradora y cocinera en la cocina, puta en la cama, señora en la
calle, devota en la iglesia)
(Véase en blogdetomasmorales la
entrada “Varones y mujeres” del 20 de Octubre del 2.011)
En la futura sociedad comunista
–dirá Engels- la mujer será igual al varón y será esta sociedad la que conceda
a la mujer su liberación. Y la primera condición de esta liberación de la mujer
será la participación de ésta en el trabajo público, en la fábrica, en el
taller, en los negocios,….es decir, en el abandono de la TEORÍA DE LAS TRES K
(la mujer está, en la sociedad capitalista, destinada a Kinder (niños), Küche
(cocina) y Kirche (iglesia).
El feminismo actual anda, todavía,
dividido entre el Feminismo de la Igualdad y el Feminismo de la Diferencia,
apoyándose en el hecho cultural de la
modernidad.
Y es verdad que la mujer, en
cuanto mujer, puede reclamar unos derechos resultantes de la maternidad, “Los
Derechos de la Mujer”, no contrarios, sino añadidos a los Derechos que tiene
como persona igual al varón.
El exclusivo y particular hecho de
la maternidad debe engendrar unos Derechos Específicos.
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