No hay mayor “injusticia” que la “justicia legal” cuando la
“ley” es o ha devenido a ser “injusta”.
Se impone, entonces, la Desobediencia Civil.
Que no es “ir contra el sistema”, sino “corregirlo,
modificarlo, depurarlo”.
Supongo (y espero) que mis antiguos alumnos recuerden a
aquel filósofo que nació hace, nada más y nada menos, que 2.500 años, a
Aristóteles.
Distinguía los cuatro tipos de Justicia:
1.- Justicia Conmutativa (igual para todos). El precio de
los boquerones, en el mercado, o el paquete de tabaco, en el estanco, valen
igual para u profesor que para un alumno.
2.- Justicia Distributiva (darle a cada uno lo “justum”, lo
justo, lo “suyo”, lo que se merecen. Y si se merecen más o menos habrá que
darles más o menos. Sólo podrán presentarse a oposiciones de profesor de
Instituto los que sean Licenciados Universitarios. A los que no le sean no se
les puede conceder esa posibilidad, porque no se la merecen, no han conseguido
mérito para ello.
3.- Justicia Penal (penalizar los delitos con una pena
acorde con el delito cometido, ni demasiada, ni demasiada poca. No se podrá
penalizar con la condena a muerte (pena) por haber robado una gallina (delito),
pero tampoco podrá penalizarse con 100 euros (pena) al que haya robado miles o
millones de euros).
4.- Justicia Legal (la justicia “perfecta” cuando la “ley es
justa”), bastará con cumplir la ley.
Pero ¿y si “la ley es injusta”?. Entonces no existe la
“justicia legal” y se impondrá la “Desobediencia Civil”, que (como he escrito
más arriba) no trata de “ir contra”, de “cargarse” el sistema, sino de
“corregirlo, de depurarlo”.
El “indignado anti-sistema” está “indignado ante ÉSTE
sistema” al que considera “injusto”.
Desobediencia Civil ¿por qué?
Y tengo que volver atrás, a Aristóteles, que definía la ley
como:
“Orden (no
consejo) Racional (no irracional ni anti-racional), dirigida al Bien Común (no
al Bien Individual ni Particular, lo que sería un “privi-legio” (una ley
privada)) dada por la Autoridad Competente (no yo, ni tú, sino el Poder
Legislativo, el Parlamento) y suficientemente promulgada (comunicada,
publicada, poder sea conocida por los ciudadanos, bien a través del B.O.E. o
por otro medio legal).
La Ley Hipotecaría, (creo que desde siempre pero sobre todo
en los últimos años y en la actualidad) ha sido o a devenido a ser un
“privi-legio”, una ley privada por la que siempre salen favorecidos los mismos.
Me recuerda la anécdota que, más de una vez, he contado:
La de aquellos dos cazadores que, tras una jornada de caza”
solo cobran dos piezas: una perdiz y un cuco.
Entonces, a la hora de echar a suertes lo cazado, el más
listo/espabilado propone el método de tirar la moneda al aire y: “si sale cara,
para mí la perdiz y para ti el cuco, y si sale cruz, para ti el cuco y para mí
la perdiz”.
El otro, el ingenuo (pero no tonto) se queda pensando y
responde:
“No sé cómo te las arreglas que siempre te sale para ti la
perdiz y para mí el cuco”.
Así son los Bancos, a los que siempre les toca la perdiz,
ganar. Si los pisos suben, porque suben, y si bajan, porque bajan y, entonces,
además, puedo desahuciarte, echarte a la calle y poder vender tu piso a precio
de ganga, aunque ya hayas pagado gran parte de él. Y todo eso, LEGALMENTE.
Esto es los INDIGNANTE, que el Poder Legislativo, no cambie
la Ley Hipotecaria, que siga siendo un “privi-legio” y que le toque, siempre,
la perdiz a la Banca.
¿Habrá contribuido la Banca a la financiación irregular del
partido gobernante y “do ut des” (“te doy para que me des”)?
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