Y el vizconde se llegó a
enamorar de una campesina.
Pero, por entonces, sucedió
lo que podía haberse esperado: regresó la otra mitad de Medardo, el izquierdo,
el lado bueno.
Y el Medardo bueno se dedica
a hacer el bien…y hasta a enamorarse de la misma campesina y, ante ella, hace
esta alabanza del estar demediado: “Eso es lo bueno de estar partido: el
comprender en cada persona o en cada cosa del mundo, la pena que cada uno y
cada una tiene por su propia incompletez.
Yo estaba entero y no
entendía, y me movía sordo e incomunicable entre los dolores y las heridas
sembradas por doquiera, allí donde, de entero, uno menos se atreve a creer.
No soy sólo yo un ser cortado
y arrancado, sino tú también, y todos.
Y ahora yo tengo una
fraternidad que antes, de entero, no conocía, con todas las mutilaciones y las
faltas del mundo….”
Y la historia termina como
tenía que terminar: los dos Medardos luchan por el amor de la campesina, y se
hieren, justo en el lugar donde cada uno conservaba la gran cicatriz del
cañonazo que los dividió.
Llega, entonces, el médico:
los une y los cose.
Así volvió Medardo a ser un
hombre entero, ni bueno ni malo, sino una mezcla de bondad y de maldad”
La primera impresión que
puede provocarnos este cuento o historieta podemos expresarla en forma de
preguntas filosóficas: ¿Están Bondad y Maldad ineludiblemente unidas en el ser
humano?, ¿Es el hombre un ser escindido, incompleto, inconcluso por
naturaleza?, ¿Nacemos –naturalmente- completos pero la cultura (la educación,
las tradiciones, la estructura socioeconómica, …) nos desgajan?, ¿Qué es, en
última instancia, lo más humano: el hombre completo, acabado, armónico,…o el
hombre incompleto, dividido, en lucha constante, con sus dos mitades: la buena
y la mala?
Marx veía al hombre como un
ser “alienado” (“alius” = “otro”) otro de sí, distinto de cómo en realidad es,
pero las circunstancias hacen que parezca ser y aparezca ser como no es.
También Freud lo veía como un
ser “reprimido”.
¿Por qué, a veces, nos
portamos bien y otras veces tan mal?
Y, podemos seguir
preguntándonos: ¿cómo los une, los cose, el médico para que de las dos mitades
de Medardo se convierta en un sólo Medarlo? Porque uno puede imaginarse coser
las dos mitades del cuerpo ¿pero y las de sus alma, la buena y la mala?
¿Tiene algo que ver el
Medardo de antes de la batalla contra los turcos con el Medardo después de la
batalla? ¿Son lo mismo, la misma persona? Porque el de antes de la batalla
sería como todos los nobles de su época: guerrero, autoritario, egoísta,
educado para mandar y para demostrar su valía en la batalla, para juzgar y no
ser juzgado, para hablar y ser escuchado por sus siervos, con una vida aburrida
tranquila y aburrida en su feudo, pero que como le llegaron noticias de la
guerra santa y se necesitaban hombres valientes, hombres con armadura y
dispuestos a conquistar la gloria terrenal y celestial,…
Y allí se encontraría con
otros condes, duques, marqueses,…que ya tenían experiencias guerreras y que
contarían sus hazañas, mientras él era un novato, un primerizo que…tiene que
confirmar su sangre noble y está dispuesto a no deshonrar el digno apellido de
los Torralba.
Pero, al ser primerizo, no
sabe qué debe hacer, no sabe cómo es el escenario de una batalla pero una cosa
sí tenía clara: era valiente y tenía que demostrarlo.
¿Fue valentía o fue una
temeridad ir con la espada contra dos turcos y un cañón?
Y el cañonazo lo partió por
la mitad, y el médico…
Y así se despertaría,
demediado, cuando había ido todo entero y comenzaría una nueva vida en su forma
de ver las cosas.
Parte buena y parte mala,
ángel y demonio que se disputan la verdad (hasta a la campesina).
¿Somos dos, y uno es sólo la
mitad?
¿No serían necesarios dos
doctores: el doctor del cuerpo y el doctor del alma? Y uno se imagina al primer
doctor ¿pero al segundo? ¿Cómo se cose el alma?
¿Un cirujano y un filósofo?
El cirujano lo tiene fácil,
no tiene que preguntar, cose las partes simétricas y de las dos mitades sale
una unidad ¿pero cómo puede coses el filósofo el Bien y el Mal?
Lógicamente
¿No seremos, cada uno de
nosotros unos seres “demediados?
¿No será ésa la condición
humana?
Las dos mitades tienen muchos
nombres: bondad-maldad, justicia-injusticia, libertad-esclavitud,…pero,
también, cuerpo-alma, cosmos-caos, país rico-país pobre,…
Demediado está el ser humano,
demediada está la sociedad, demediado está el universo.
“La maldita manía de Medardo
de partir todo por la mitad ha hecho mella en toda realidad colonizada por el
ser humano”.
Hasta la moneda tiene dos
caras.
Todo es dual, todo es
complejo.
Realidad Única, pero dual y
compleja.
No existe masculino o
femenino sino hombre dual, complejo e integrado.
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