domingo, 4 de octubre de 2020

AGNOSTICISMO: YO SOY AGNÓSTICO ( 1 )

 Soy laico.

 

Laico, secular, seglar.

Yo lo soy. Lo he confesado muchas veces y me reitero en ello.

 

Pero no me caracterices por lo que no creo y no hago (no creo en dioses, ni en ángeles, ni que la virginidad es un estado superior a la maternidad, y si acudo a templos y a iglesias que veo abiertas no es para rezar, sino para recrear mi vista en pinturas, esculturas, arquitectura y no practico rituales religiosos….)

 

Si tú crees en todo eso y obras de esa manera, no creas que mi mundo laico es un mundo vacío, a la espera de ser llenado con tus creencias y tus acciones.

 

El laico tiene una visión del mundo muy positiva y activa, pero distinta a la del creyente de cualquier religión.

El mundo laico se define no por lo que no cree ni hace, sino que se define por un código de valores, un código coherente pero distinto al del creyente.

 

Es más, varias tradiciones religiosas comparten muchos de los valores laicos (como luego veremos)

 

Sólo los sectarios se creen que tienen el monopolio de la Verdad, de la Justicia y de la Bondad, cosa que nunca hará un laico.

 

Yo no creo que la Verdad, la Justicia y la Bondad, que la Sabiduría y la Moral bajen del cielo, en un lugar determinado, a un pueblo y en un tiempo concretos, sino que son herencia natural de todos los humanos.

 

Por lo tanto, al menos algunos valores surgen en y de unas sociedades humanas repartidas por todo el mundo y son (pueden ser/deben ser) comunes a cristianos, a musulmanes, a hindúes, a ateos,… (¿A los judíos?).

 

Los líderes religiosos (todos) son exclusivistas (¿recordáis la disyuntiva exclusiva: o esto o lo otro pero no los dos al mismo tiempo?) porque suelen plantear a sus seguidores una elección rigurosa: o sí o no, o esto o aquello, o eres musulmán o no lo eres, y si eres musulmán debes rechazar todas y cada una de las demás doctrinas religiosas.

 

En cambio una persona laica, como yo, está cómoda con identidades híbridas múltiples.

Jamás se me ocurrirá preguntar si es o no religioso y, menos aún, de qué religión, porque me da igual.

Porque a las personas las veo como personas y no como creyentes.

En lo que a mí me concierne, me da igual que uno sea cristiano y crea en…y vaya a misa los domingos y fiestas de guardar… y guarde la abstinencia y el ayuno cuando… o le rece a Alá, de rodillas y en dirección a la Meca, y para comer pollo éste tiene que haber sido sacrificado así, y no de cualquier manera,…y durante el Ramadán…

Yo los miro si son o no unos buenos padres,… unos buenos miembros de la sociedad…y si se comporta cumpliendo el código ético seglar (no roba, no estafa, paga sus impuestos,…

Que vaya o no vaya en peregrinación a La Meca, una vez en la vida, no me afecta, ni me entusiasma ni me deja de entusiasmar.

 

Este código ético seglar, aceptados por muchos creyentes de las variadas religiones, y por los ateos, son, por ejemplo, son defender los valores de Verdad, la Compasión, la Libertad, la Igualdad, la Responsabilidad,…que constituyen los cimientos de las instituciones científicas y democráticas modernas.

 

El Código Laico (como todos los Códigos Éticos) son ideales a los que aspirar, más que una realidad social.

 

Y es que no es fácil vivir a la altura de un ideal y suele ser, por desgracia, normal desviarse del ideal (la libertad de las mujeres, los juicios inquisitoriales, la exclusión social, el etnocentrismo,…)

 

El primer compromiso de un laico es con la VERDAD, basada en la observación, en la experiencia, en la evidencia de la razón y no en la simple fe.

 

El profundamente creyente es “verdad que cree” profundamente, pero otra cosa es que “sea verdad lo creído, el contenido de su creencia”

 

Siempre distinguí la “creencia humana” (yo creo que existe Alaska y Nueva Zelanda, y nunca lo he comprobado) de la “creencia religiosa” (la que, por definición, no puede ser comprobada).

 

Creer profundamente un relato religioso puede ser interesante para conocer tu psicología, deducir tu vida infantil,…pero nada tiene que ver con la Verdad, de que el relato sea cierto.

 

Un laico, un seglar, yo, no santifico a grupo alguno, a persona alguna, a libro alguno, como si ellos fueran los únicos custodios de la Verdad.

Nosotros sólo santificamos la Verdad, esté donde esté y venga de donde venga, aunque sea de fósiles milenarios.

 

Este compromiso con la Verdad está en la base de la ciencia moderna, que ha permitido a la humanidad desintegrar el átomo, descifrar el genoma, seguir la huella de la evolución de la vida y comprender la historia de la humanidad misma.

 

Yo, ni siquiera discutiré con quienes hablen de Adán y Eva, de la creación del mundo, de la expulsión del Paraíso, o de que Jesús de Nazaret era Dios y se entregó voluntariamente a la muerte para “redimirnos del pecado” original.

 

¿Cuál es el pecado de haber nacido de tu padre y de tu madre?

 

Otro compromiso (el segundo) de los laicos es con la COMPASIÓN.

 

La Ética Laica se basa no en la obediencia de los edictos de éste o de aquel dios, sino en la comprensión del sufrimiento de las personas.

 

Un laico no comete homicidios ni robos porque un dios lo ordene, sino porque ello supondría un inmenso sufrimiento a seres conscientes o a la sociedad.

 

Estar motivados por la Compasión es distinto a estar motivados por la Obediencia a su Dios.

Ya sabemos lo que suelen hacer y cómo suelen obrar cuando creen que “su” dios les ordena matar a herejes, a brujas, a adúlteras, a extranjeros o a homosexuales.

 

No sólo en la Ética Religiosa surgen los dilemas: O lo que dice Dios o lo que me dice mi conciencia.

También hay dilemas en el Ética Laica: ¿puedo/debo dañar a una persona por ayudar a otra? ¿Es ético emprender una guerra sangrienta para derrocar a un dictador brutal? ¿Y permitir la entrada de un número ilimitado de refugiados en nuestro país?

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