domingo, 18 de octubre de 2020

EVOLUCIÓN Y LENGUAJE: CHOMSKY ( 1 )

 

“Tamquam tabula rasa”.

 

Así se afirmaba que era la mente del niño, de ahí la importancia de lo que se escribía.

 

El niño no sabe nada y todo lo que aprende es lo que se le enseña (los padres, la sociedad, los medios de comunicación, los amigos,…) y dichos conocimientos que se le van grabando van conformando su personalidad.

 

Los antiguos utilizaban para escribir una tablilla recubierta de cera en la que hacían incisiones con un punzón. Cuando se habían equivocado o ya no interesaba lo que estaba escrito, con la parte de atrás del punzón rasaban la tablilla, de tal forma que no se notase lo que estaba escrito antes y se pudiera escribir de nuevo. Hacer tabula rasa de algo es volver a hacer que esté en su primitivo estado, sin tener en cuenta lo que ha pasado antes, ya que se ha borrado. La frase completa es tamquam tabula rasa in qua nihil est scriptum: como en una tablilla rasa, en la que no hay nada escrito.

 

En las primeras etapas evolutivas de la humanidad la capacidad lingüística evolucionó bajo la acción de la selección natural como un instrumento que incrementó la eficacia del sistema de transmisión cultural que poseían los primeros homínidos además de valorar positiva o negativamente la conducta y fue esta capacidad la que permitió aprobar o desaprobar las conductas que enseñarán y aprenderán sus hijos.

 

Los homínidos, con esta capacidad fueron favorecidos porque podían transmitir a su prole toda su experiencia conductual propia sobre lo que se puede/se debe hacer y lo que no se debe hacer.

 

La ventaja adaptativa que supuso la transmisión de información sobre el valor de la conducta generó una presión de selección a favor del desarrollo de un sistema de comunicación más eficaz: el lenguaje.

 

El origen y la evolución del lenguaje es un tema controvertido dentro de la biología evolutiva.

 

Dejando a un lado lo del “paraíso terrenal y Dios paseando con Adán “poniéndole nombre a las cosas” (teoría del origen religioso-divino del lenguaje, han sido varias las teorías sobre el origen.

(El que esto escribe, en este mismo blog, tiene colgado un spot sobre las distintas teorías que se han dado al origen del lenguaje (pero que, dado mi caos organizativo, sé que está ahí, pero no sé dónde ni cuándo).

 

Para Darwin la capacidad lingüística experimentó un proceso de evolución por selección natural que condujo desde los primates capaces de emitir gritos inarticulados hasta los seres humanos provistos de lenguajes articulados y con un buen número de reglas sintácticas.

 

Aunque otros (Max Miller, destacado lingüista de su época) defendió una posición contraria, inspirada en la tradición cartesiana, según la cual el lenguaje carece de cualquier antecedente animal y constituye el auténtico Rubicón que separa nuestra especie de las demás.

 

Esta nítida separación entre animales y humanos que propugnaba Miller era, sin duda, mayoritaria entre los lingüistas, hasta el punto que la Sociedad Lingüística de París prohibió hacer (1.886) cualquier referencia al tema de la evolución del lenguaje en sus conferencias y publicaciones.

 

El desarrollo de la Psicología como ciencia en el siglo XX no modificó esta relación distante entre lenguaje y evolución.

 

Así, el conductismo, paradigma dominante durante gran parte del siglo pasado aproximó la Psicología a la Biología, pero la mantuvo alejada de las ideas evolucionistas, debido a su concepción de que la mente era como un “pizarra en blanco que va llenándose con lo aprendido” (lo que hemos expuesto en el comienzo de este artículo)

 

Desde esta perspectiva el lenguaje se consideró un carácter aprendido más y su evolución como tal no fue objeto de estudio

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