La metáfora del águila y la gallina de Leonardo Boff está escrito en 1.997 pero ya había aparecido en una obra de Anthony de Mello: “El canto del pájaro”.
Este libro de Mello fue
publicado unos años antes, en 1.982 y Leonardo Boff, baluarte de la teología de
la liberación, utilizaría esta metáfora para exponer sus puntos de vista sobre
la realidad latinoamericana.
¿Por qué la utilizó?
Pues porque la historia del
águila y la gallina en Anthony de Mello terminaba muy mal.
"Un hombre se encontró un huevo de águila. Se lo llevó y lo colocó en el
nido de una gallina de corral. El aguilucho fue incubado y creció con la nidada
de pollos.
Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando
que era un pollo. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y
cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual
que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos?
Pasaron los años y el águila
se hizo vieja. Un día divisó muy por encima de ella, en el límpido cielo, una
magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes
de aire, moviendo apenas sus poderosas alas doradas.
La vieja águila miraba
asombrada hacia arriba.
-¿Qué es eso?, preguntó a una
gallina que estaba junto a ella.
-Es el águila, el rey de las aves, respondió la gallina. Pero no pienses en
ello. Tú y yo somos diferentes a ella.
De manera que el águila no
volvió a pensar en ello. Y murió creyendo que era una gallina de
corral". (El canto del pájaro, págs. 129-130.)
Como veis, la historia tiene un final terrible.
Te da mucho que pensar.
La misma metáfora es la que
usa Leonardo Boff pero la conclusión a la que llega es evidente: somos águilas
pero vivimos como gallinas.
Supongo que cada uno tendrá
que analizar en qué se puede identificar con la vida de las gallinas (animales
prosaicos, que llevan una vida exclusivamente materialista, sin planteamientos
de calado espiritual y de sentido profundo; entienden que cada uno es lo que
tiene y sólo valgo por el acopio de cosas que tiene y hace; acepta cualquier
circunstancia por miedo a perder un puesto de trabajo, llevan una vida
superficial alienada y alienante vacía de contenido en la que se llenan las
horas con entretenimiento absurdo y ridículo: telebasura, etc.,
Leonardo Boff, que no
necesita presentación es aclamado por muchos y despreciado por otros y toda su
vida y su pensamiento han tenido como eje el acercamiento del evangelio a la
realidad histórica de los pueblos de Latinoamérica.
Él, junto con otros autores
como Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino o Ignacio Ellacuría, ha tratado de dar
forma a la llamada “Teología de la liberación”.
Para ellos, no tiene sentido
el mensaje de Jesús si no es una buena nueva especialmente para los más pobres
y oprimidos de nuestra sociedad (la tan conocida "opción preferencial por
los pobres").
Desde ahí su mensaje de
denuncia social y de creación de una conciencia colectiva que, de alguna
manera, haga que las estructuras generadoras de pobreza y marginación puedan
cambiar en favor de un mundo más justo y humano.
El águila y la gallina no tiene sentido
si no se tiene en cuenta lo dicho más arriba.
A lo largo de sus capítulos
de este pequeño librito, Boff, consciente de que la liberación comienza en la
conciencia y se hace efectiva en la práctica histórica, va analizando cada uno
de los conceptos que aparecen en la historia del águila y la gallina: cómo
viven las águilas, cómo un águila puede convertirse en gallina, cómo despertó
el águila-gallina...
Así, el autor nos muestra que
las dos realidades conviven en nosotros y nos hace un llamamiento a que
liberemos nuestras águilas interiores, que seamos héroes de nuestras propias
vidas a través del amor incondicional, que es la única fuerza regeneradora que
existe.
En el fondo, a juicio de
Leonardo Boff, y siguiendo un cierto esquema de corte hegeliano-marxista, se
trata de vivir una síntesis entre los dos elementos contrapuestos
(águila-gallina) de la siguiente forma:
- No solo el águila, sino
también la gallina.
- No solo la gallina, sino
también el águila.
- No solo el águila en la
gallina, sino también la gallina en el águila.
- No solo asumir la
gallina-águila, sino también saber cuándo dar énfasis al águila en la gallina y
cuándo la gallina en el águila.
- No solo materia y espíritu,
sino también su interacción: la vida.
- No solo trascendencia e
inmanencia, sino también su interpenetración: la transparencia.
- No solo el hambre de pan,
sino también el hambre de espiritualidad.
- No solo el yo y los
arquetipos, sino también el Centro y el Sol interior.
- No solo los seres humanos,
sino también
- No solo la vida y la
muerte, sino también la resurrección y la vida eterna.
Son los retos planteados para la construcción de lo humano.
Tenemos que estar a la altura
si queremos darles una respuesta que nos dignifique.
Una respuesta que fundamente
un equilibrio dinámico entre el águila y la gallina.
Como podéis observar, el planteamiento de Boff (a diferencia del de Anthony de
Mello) es esperanzador.
Hola, Tomás.
ResponderEliminarDescubrí la fábula de De Mello en un blog y tiré del hilo. Al final me decidí a escribir una larga entrada con mis reflexiones y poniendo varias versiones del relato. También llegué a tu blog, que menciono y enlazo en mi entrada. Muy interesantes tus tres partes (llegué buscando si De Mello era el autor de la historia).
Increíble lo versionada que está la fábula en internet, incluso con vídeos.
Mi visión de la fábula es que es una metáfora perfecta del despertar espiritual del ser humano, de cómo se da cuenta de su verdadera naturaleza no condicionada ni relativa.
(Es que mi blog se llama "El camino del despertar").
Te invito a leerlo, si quieres. Un abrazo...
https://despertardelbuda.wordpress.com/2022/12/18/la-fabula-del-aguila-y-la-gallina/