jueves, 12 de marzo de 2020

LAICISMO (5 TESIS) F, .SAVATER ( 1 )


LAICISMO (5 TESIS) FERNANDO SAVATER

El debate sobre la relación entre el laicismo y la sociedad democrática actual viene ya siendo vivo en los últimos tiempos y probablemente cobrará nuevo vigor.
En cuestiones como ésta, en que la ceguera pasional lleva a muchos a tomar por enemistad diabólica con Dios el veto a ciertos sacristanes, conviene clarificar los argumentos.
A ello quisieran contribuir las tesis siguientes, que no pretenden inaugurar mediterráneos, sino sólo ayudar a no meternos en los peores charcos.

1.- Durante siglos, ha sido la tradición religiosa –institucionalizada en la Iglesia oficial– la encargada de vertebrar moralmente las sociedades.
Pero las democracias modernas basan sus acuerdos axiológicos en leyes y discursos legitimadores no confesionales, es decir, discutibles y revocables.
Este marco institucional secular no excluye ni mucho menos persigue las creencias religiosas: al contrario, protege a unas frente a las otras.
En la sociedad laica, cada iglesia debe tratar a las demás como ella misma quiere ser tratada... y no como piensa que las otras se merecen.

2.- En la sociedad laica tienen acogida las creencias religiosas en cuanto derecho de quienes las asumen, pero no como deber que pueda imponerse.
De modo que es necesaria una disposición secularizada y tolerante de la religión, incompatible con la visión integrista que tiende a convertir los dogmas propios en obligaciones sociales.
Lo mismo resulta válido para las demás formas de cultura comunitaria, aunque no sean estrictamente religiosas, tal como dice Tzvetan Todorov: “Pertenecer a una comunidad es, ciertamente, un derecho del individuo pero en modo alguno un deber; las comunidades son bienvenidas en el seno de la democracia, pero sólo a condición de que no engendren desigualdades e intolerancia” (Memoria del mal).

3.- Las religiones pueden decretar para orientar a sus creyentes qué conductas son pecado, pero no están facultadas para establecer qué debe o no ser considerado legalmente delito.
Y a la inversa: una conducta tipificada como delito por las leyes en la sociedad laica no puede ser justificada, ensalzada o promovida por argumentos religiosos de ningún tipo ni es atenuante para el delincuente la fe (buena o mala) que declara.
Son las religiones quienes tienen que acomodarse a las leyes, nunca al revés.


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