domingo, 15 de marzo de 2020

LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS.


LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS.

(Artículo trasconejado (y no rematado) que me he encontrado en Documentos de hace un tiempo)

Ando, últimamente, en-redado, en-frascado, en la historia del pueblo judío en nuestra historia de España.
Y me pregunto por qué los “judíos españoles” nunca fueron considerados “españoles”, si ya estaban aquí en el emporio comercial de Tarsis y con la destrucción de Jerusalén y las persecuciones de Adriano en tierras de Palestina forzaron nuevas migraciones hebreas, comenzando los judíos a fundirse con la cultura que luego iba a denominarse “española”.

Y, casi desde sus comienzos, iban a iniciar su convivencia bajo el peso de las prohibiciones.

En el siglo IV, en el Concilio de Illíberis, se prohibió a los cristianos contraer relaciones de parentesco con los judíos.
Incluso sentarse a la mesa con ellos era costumbre condenable.

Con las invasiones de los bárbaros en Europa penetraron nuevas familias de judíos en España y, como en la Península, los que primero dominaron fueron los visigodos “arrianos”, los judíos gozaron, sin problemas, de su derecho de ciudadanía.

Pero las cosas se complicaron con la conversión de Recaredo a la religión católica.
Y, aunque fue una conversión personal, por real decreto todos sus súbditos se levantaron siendo cristianos y creyentes en Dios.

Y, aquí, ya, comenzaron los problemas serios pues en el Tercer Concilio de Toledo se prohibió el matrimonio entre cristianos y judíos prohibiendo, además, que éstos ejerzan cargos públicos, que tengan jurisdicción personal sobre los cristianos y se les ordena que se abstengan de todo proselitismo.

Los siguientes reyes godos seguían amenazándolos con la expulsión si osaban casarse con alguna cristiana por lo que muchos de ellos se convirtieron precipitadamente al cristianismo para poder casarse (no por convicción), lo que levantó las iras de San Isidoro.

Y siguieron y siguieron.

Con la invasión árabe se vieron obligados a entablar una nueva convivencia y fueron los años del gran florecimiento y del gran poderío hebraico en España y fue la época en que grandes oleadas de judíos llegaron a la Península, estableciéndose en ciudades como Córdoba, Granada, Sevilla y Toledo.
Aunque serán obligados a encerrarse en barrios y pagar tributos especiales.

Su Edad de Oro serán los siglos X y XI, a partir de la instauración del Califato de Córdoba, interviniendo en la formación de una sólida cultura española, que generaba conciencia de nación (la primera Escuela de Traductores – la de Córdoba- fue obra de judíos).

Pero en el otro bando, en el cristiano, estaba tan atareado en y con la guerra que dejaron en manos de los judíos asuntos tan importantes como las finanzas y la conducta pública.

Los judíos se fraguaban así la “imposibilidad real de su expulsión”

Pero, pasado un tiempo, llegaron los Reyes Católicos y la intransigencia y el fanatismo se instalaron con el enfrentamiento entre las dos concepciones religiosas del mundo.

Y, post, la Inquisición, que ve herejes y peligros escondidos hasta en el aire que se respira.

Y, bla…bla…bla…ya fue un sin parar (eran unos asesinos, habían matado a Jesucristo,...)

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