2ª MANZANA, LA DE GUILLERMO TELL.
Es la manzana símbolo de la
libertad, de la resistencia y de la independencia, tanto individual como
nacional
Seguramente que, como la
anterior, es una leyenda, un mito, una “falsa realidad”, pero que se ha
convertido en el símbolo de y para Suiza.
Corría el siglo XIV.
Los cantones suizos querían
independizarse de Alemania, donde reinaba la familia-dinastía de los
Habsburgos.
El gobernador alemán en
Suiza, representante del rey alemán, había colocado en la mitad de la plaza, a
la entrada del puente y colgado de un palo, su sombrero (representando al rey
alemán) ante el que tenía que descubrirse, inclinarse y hacerle una reverencia
todo aquel suizo que por allí pasase reconociendo, así, la autoridad de su rey.
Ocurrió que pasó por el
puente, con su hijo de la mano, Guillermo Tell, un buen cazador, un buen padre
y una persona muy bien considerada entre sus paisanos, pero, al pasar junto al
sombrero, ni tan siquiera se descubrió, hecho que fue comunicado inmediatamente
por los soldados al gobernador, el cual decidió requisarle la ballesta, los
dardos y detenerlo, apartándole de su hijo.
Ante la protesta de Guillermo
Tell el gobernador le hizo una apuesta:
“Te devolveré a tu hijo y
quedarás en libertad si, como tienes fama de buen tirador, atraviesas una
manzana colocada sobre su cabeza”.
Guillermo Tell aceptó el reto
y pidió que le devolviesen la ballesta y dos dardos.
El gobernador, entonces,
solicitó que le trajeran una manzana.
Los soldados colocaron al
niño apoyado sobre un árbol, con la manzana sobre su cabeza.
Los suizos que habían
presenciado todo el espectáculo, se mostraron expectantes y temerosos por el
peligro que suponía para el niño.
Tomó la distancia que el
gobernador le obligó, se distendió, apretó sus pies contra el suelo, abrió,
tensándola, la ballesta, colocó uno de los dardos, se concentró durante unos
segundos, atinó y… disparó.
El dardo atravesó la manzana
quedando clavada en el árbol.
La gente clamó un sonoro
“bien”.
El gobernador no tuvo más
remedio que devolverle a su hijo y dejarlo en libertad.
Pero, a continuación, quiso
salir de una duda preguntándole que, si tan seguro estaba de acertar con el
primer dardo, por qué había solicitado un segundo.
A lo que Guillermo Tell
contestó que para dispararlo contra quien había ordenado que disparara el
primero.
Por lo que se cuenta, por
esta osadía, el gobernador mandó encarcelarlo.
Poco tiempo después Suiza
conseguiría la independencia, excarcelaría a Guillermo Tell y lo consideraría
el héroe y símbolo de la resistencia, de la libertad y de la independencia del
pueblo suizo.
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