EL PRÍNCIPE AZUL Y LA PRINCESA ROSA : LOS
DOS MITOS HISTÓRICOS DEL AMOR
He escrito mucho, y en varios
lugares, sobre el amor, bien sea sobre el amor en los filósofos como sobre el
amor a lo largo de la historia, sobre el amor cortés y sobre el amor romántico,
sobre los “amantes de Teruel” o sobre el amor de “Abelardo y Eloísa” pero los dos
principales mitos del amor romántico son el del príncipe azul y la princesa rosa
y maravillosa, basados en una rígida división de roles sexuales (él es el
salvador, ella es el descanso del guerrero) y estereotipos de género
mitificados (él es valiente, ella miedosa, él es fuerte, ella vulnerable, él es
varonil, ella es dulce, él es dominador, ella es sumisa).
Estos modelos de feminidad y
masculinidad patriarcal son la base de gran parte del dolor que experimentamos
al enamorarnos y desenamorarnos, porque se nos vende un ideal que, no es que
sea utópico, sino que es quimérico y que, luego, no se corresponde con la
realidad.
Principalmente porque todos somos fuertes y, a la vez, somos frágiles, activos y pasivos, dominadores y sumisos; pero curiosamente nos encajonamos/tratamos de encajonarnos en unas etiquetas que determinan nuestra identidad, sentimientos, actitudes y comportamiento para toda la vida.
Principalmente porque todos somos fuertes y, a la vez, somos frágiles, activos y pasivos, dominadores y sumisos; pero curiosamente nos encajonamos/tratamos de encajonarnos en unas etiquetas que determinan nuestra identidad, sentimientos, actitudes y comportamiento para toda la vida.
Estas etiquetas nos
proporcionan una seguridad (soy el abuelo en la familia, soy el profesor
en la escuela, soy la esposa complaciente, soy la ejecutiva agresiva, soy el
adolescente problemático, soy el chico romántico, soy la joven alocada, soy el
jefe tiránico…), pero nos quitan libertad para reinventarnos, para
cambiar, para evolucionar o aprender nuevas formas de relacionarnos.
La pareja, por ejemplo, es
una categoría social mitificada como el lugar donde hallar gozo, paz, calma,
tormento, alegrías, estabilidad, bajo la promesa de la fusión total.
Son muchos los enamorados y
enamoradas que desean levantar cuanto antes su amor sobre la estructura
sólida de la pareja feliz, un mito que ayuda a concluir los relatos y que se
presenta como el paraíso sentimental gracias al cual evadirnos de
esta realidad.
Hasta ahora la feminidad pasiva ha sido mitificada en los relatos para tranquilizar a los machos y suavizar su ancestral miedo a las mujeres, por un lado, y para ofrecer modelos de sumisión idealizada a las mujeres, por otro.
Hasta ahora la feminidad pasiva ha sido mitificada en los relatos para tranquilizar a los machos y suavizar su ancestral miedo a las mujeres, por un lado, y para ofrecer modelos de sumisión idealizada a las mujeres, por otro.
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