domingo, 9 de junio de 2019

EL PRÍNCIPE "AZUL" Y LA PRINCESA "ROSA" ( 1 )

EL PRÍNCIPE AZUL Y LA PRINCESA ROSA: LOS DOS MITOS HISTÓRICOS DEL AMOR

He escrito mucho, y en varios lugares, sobre el amor, bien sea sobre el amor en los filósofos como sobre el amor a lo largo de la historia, sobre el amor cortés y sobre el amor romántico, sobre los “amantes de Teruel” o sobre el amor de “Abelardo y Eloísa” pero los dos principales mitos del amor romántico son el del príncipe azul y la princesa rosa y maravillosa, basados en una rígida división de roles sexuales (él es el salvador, ella es el descanso del guerrero) y estereotipos de género mitificados (él es valiente, ella miedosa, él es fuerte, ella vulnerable, él es varonil, ella es dulce, él es dominador, ella es sumisa).

Estos modelos de feminidad y masculinidad patriarcal son la base de gran parte del dolor que experimentamos al enamorarnos y desenamorarnos, porque se nos vende un ideal que, no es que sea utópico, sino que es quimérico y que, luego, no se corresponde con la realidad.

Principalmente porque todos somos fuertes y, a la vez, somos frágiles, activos y pasivos, dominadores y sumisos; pero curiosamente nos encajonamos/tratamos de encajonarnos en unas etiquetas que determinan nuestra identidad, sentimientos, actitudes y comportamiento para toda la vida.

Estas etiquetas nos proporcionan una seguridad (soy el abuelo en la familia, soy el profesor en la escuela, soy la esposa complaciente, soy la ejecutiva agresiva, soy el adolescente problemático, soy el chico romántico, soy la joven alocada, soy el jefe tiránico…), pero nos quitan libertad para reinventarnos, para cambiar, para evolucionar o aprender nuevas formas de relacionarnos.

La pareja, por ejemplo, es una categoría social mitificada como el lugar donde hallar gozo, paz, calma, tormento, alegrías, estabilidad, bajo la promesa de la fusión total.

Son muchos los enamorados y enamoradas que desean levantar cuanto antes su amor sobre la estructura sólida de la pareja feliz, un mito que ayuda a concluir los relatos y que se presenta como el paraíso sentimental gracias al cual evadirnos de esta realidad.

Hasta ahora la feminidad pasiva ha sido mitificada en los relatos para tranquilizar a los machos y suavizar su ancestral miedo a las mujeres, por un lado, y para ofrecer modelos de sumisión idealizada a las mujeres, por otro.

Muchas de las mujeres de las culturas patriarcales han sido educadas para asumir en muchos casos el rol de mujer fiel cuya máxima en la vida no es alcanzar la libertad (deseo masculino por excelencia), sino el amor a través de un hombre (lo que se supone que es normal en las mujeres).

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