lunes, 10 de diciembre de 2018

RELIGIÓN Y DELINCUENCIA (1)


RELIGIÓN Y DELINCUENCIA

¿Debería prohibirse, en todo el mundo, y por el bien de todos, la presencia de ciertos símbolos religiosos, como el velo islámico, la cruz cristiana, la kippa judía, y todos los demás, en los centros públicos de enseñanza para no herir sensibilidades religiosas?

¿O es preferible llenar las aulas con todos los símbolos, incluidos el del Pastafarismo y el de la Iglesia de Satán?

Y quien dice “símbolos”, dice “doctrinas”.

Ya se me cansa la boca y se me entorpecen los dedos de decir que la religión, de cualquier confesión, y como asignatura a estudiar, debería estar fuera de los centros públicos, fuera del horario escolar.

Pero siempre he defendido (y sigo defendiéndolo) la presencia de una Cultura Religiosa como asignatura obligatoria y evaluable por considerarla necesaria para la comprensión de nuestra historia en los diversos temas, desde el arte hasta la literatura, desde la música a las plegarias, desde la poesía a…

En lo demás, las confesiones religiosas tienen sus lugares de reunión, de culto y de catequesis donde pueden, libremente, desarrollar sus funciones de catequesis y de formación religiosa y no seré yo, agnóstico, el que les solicite permiso, día y hora, para exponer mi agnosticismo a sus feligreses creyentes.

Es “su” lugar y debe ser respetado por todos.

¿Podríamos leer y comentar con el alumnado textos del Antiguo Testamento en el que se dan argumentos para castigar la homosexualidad con la pena de muerte?

¿O pasajes del libro “La mujer en el Islam”, del tristemente célebre imán de Fuengirola, de cómo administrar prudentes castigos corporales a la mujer, y que no queden huellas del castigo, para dejarle claro quién manda en la familia?

Y la pregunta inmediata surge: ¿es verdad que el Corán dice eso o es sólo una interpretación torticera del imán, y de otros imanes?
¿En todas las ediciones del Corán así se manifiesta?
¿Y habría que impartir esa enseñanza (suponiendo que fuera correcta) en la escuela pública a los niños, con su aún inmadurez psicológica y en formación?
¿Habría que empezar la iniciación a practicarla?

La Torah, la Biblia, el Corán y demás libros considerados revelados sólo por sus fieles creyentes pueden decir lo que les dé la gana y que en su tiempo tendría razón de ser, pero en el tempo presente y en las sociedades laicas y democráticas del mundo occidental las leyes civiles prohíben todas esas prácticas y deben estar por encima de cualquier consideración religiosa.

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