domingo, 4 de noviembre de 2018

PALABRA DE UN AGNÓSTICO (2)



Pues también son muchos, intelectualmente bien amueblados, los que creen en “la vida perdurable” tras el intermedio de la muerte, porque “vita mutatur, non tollitur”, y en todo lo demás de ese circo (¡perdón! si a alguien le molesta) sobrenatural, ni falsable ni verificable, sólo creído o no creído, pero (repito) creerlo no es prueba de su existencia.

En 1.996 (finales del siglo XX y tras tantos y tan espectaculares avances científicos y tecnológicos), según la encuesta realizada entre los científicos, el 40% de ellos respondieron ser creyentes, el 45 % ateos y un 15% de agnósticos (los equivalentes a “no saben-no contestan”

Ahora mismo, en el mapa terráqueo, está en auge un radicalismo religioso, con terrorismo incluido y discriminación femenina, sexual,…
¿Cuántos países, todavía, no admiten el matrimonio homosexual, la igualdad entre varones y mujeres, una escuela laica, las críticas a sus dioses respectivos, a sus iglesias, incluso a sus líderes?

¿Cómo puede atacarse/ser atacado el “sentimiento religioso” cuando hasta se cree en “el espagueti volador” (la religión pastafari o “pastafarismo”)?

Y sigo preguntándome cómo puede creerse en lo invisible, lo improbable, incluso en lo “imposible”
¿Cómo puede ser posible que una “virgen” (que no ha conocido varón, que no ha ni siquiera copulado (por no escribir “foll…”), se quede embarazada y sea “madre” y nada menos que del “hijo de Dios”.

“Virgen”, “madre” y “Dios”.

Parece que los dioses están ganando, están vengándose de los hombres y al mismo ritmo que los echamos por la puerta se nos cuelaN por las ventanas (no hay más que ver la cantidad de sectas religiosas, tan variopintas que aparecen constantemente).

Las tres religiones del Libro, las monoteístas, han sido agresivas hasta límites insospechados.
Lees el Antiguo Testamento y el dios Yahvé, con su pueblo elegido, lleva a cabo tantas matanzas y tan brutales (varones, mujeres, niños)…
Y si pasamos al Cristianismo y las “guerras de religión” y su Iglesia con la Santa Inquisición, el Índice de libros prohibidos, los autos de fe, las hogueras,..
Y si llegamos al Islamismo, actualmente, con su yihad, su Estado islámico, sus teocracias,…

Hoy, la “postmodernidad” está en pleno auge y consiste en afirmar que la verdad se ha hecho relativa, ha perdido su fuerza decisoria y absoluta, porque la verdad depende de la interpretación o la tradición cultural a partir de la cual se juzgan los acontecimientos, lo antes llamado “realidad”.

Y si “cada uno cree lo que crea” ¿cómo puede ello ser verificado o falsado?

¿Pero acaso puede ser igual “creer” en los electrones, que sólo pueden detectarse sus efectos, pero no ellos en sí, o “creer” en la Teoría Cuántica que “creer” en María, “virgen y madre de Dios”?, porque pertenecen a registros distintos en el campo de la fe, y exigen apoyos diferentes para sustentarse, unos tomados del campo de la experiencia y del análisis racional y los otros de las emociones o querencias sentimentales.

Yo (lo reconozco) soy/estoy anticuado.
Para mí la verdad sigue siendo la “adaequiatio intellectus et rei”, la adecuación de lo que percibimos y concebimos con lo que existe independientemente de nosotros, lo que está vinculado con la supervivencia propia y la de la propia especie.

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