Pero la serpiente, la más astuta de cuántas
bestias del campo hiciera Yahvé Dios,
dijo a la mujer: ¿con que os mandado Dios que no comáis de LOS árboles todos
del paraíso?. Y respondió la mujer a la serpiente: “del fruto de los árboles
del paraíso comemos, pero del fruto DEL que está en medio del paraíso (¿pero no
había dos?) nos ha dicho Dios: “no comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no
vayáis a morir” ( ese sería el árbol de la vida). Y dijo la serpiente a la
mujer: “no, no moriréis, es que sabe Dios que el día que de él comáis se os
abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del Bien y del Mal (Pero éste
¿no era el otro árbol?, ¿Qué tiene que ver el saber moral o ético o con el
vivir eternamente?.).
Vio, pues, la mujer que el
árbol era bueno para comerse (se supone que serían sus frutos, ¿cuáles?),
hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él sabiduría, y tomó de su
fruto y comió, y dio también de él a su marido, que también con ella comió. (y
¿por qué no se negó su marido?).
Abriéronse los ojos de ambos, y viendo que estaban
desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores (unos
taparrabos).
Oyeron a Yahvé Dios que se
paseaba por el jardín al fresco del día y se escondieron de Yahvé Dios, el
hombre y su mujer, en medio de la arboleda del jardín. Pero llamó Yahvé Dios al
hombre, diciendo: “¿dónde estás? (en singular, al varón). Y éste contestó: “te
he oído en el jardín y, temeroso porque estaba desnudo, me escondí”. “Y quién -le
dijo- te ha hecho saber que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol (de
uno de ellos) del que te prohibí comer?”. Y dijo el hombre: “la mujer que me
diste por compañera me dio de él y comí” (narra un hecho, no los motivos por
los que aceptó comer).
Dijo, pues, Yahvé Dios a la
mujer: “¿Por qué has hecho eso?” (a ella sí que le pregunta los motivos). Y
contestó la mujer: “la serpiente me engañó y comí”. Dijo luego Yahvé Dios a la
serpiente: “por haber hecho esto (¿la engañó o sólo le informó?, ¿dijo algo
falso?), maldita serás entre todos los ganados y todas las bestias del campo.
Te arrastrarás sobre tu pecho (si es un reptil), y comerás el polvo todo el
tiempo de tu vida. Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu
linaje y el suyo. Éste te aplastará la cabeza y tú le acecharás el calcañal.
A la mujer le dijo:
“multiplicaré los trabajos de tus preñeces, parirás con dolor los hijos y
buscarás con ardor a tu marido, que te dominará".
Al hombre le dijo: “por haber
escuchado a tu mujer, comiendo del árbol que te prohibí comer, diciéndote no
comas de él: por ti será maldita la tierra, con trabajo comerás de ella todo el
tiempo de tu vida, te dará espinas y abrojos y comerás de las hierbas del
campo, con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra,
pues de ella has sido tomado, ya que polvo eres y al polvo volverás”.
El hombre llamó Eva a su
mujer, por ser la madre de todos los vivientes
(¡pero si todavía no tenían hijo alguno¡).
Hízole Yahvé Dios al hombre y
a su mujer túnicas de pieles (no hojas de higuera) y los vistió.
Díjose Yahvé Dios: “he ahí al
hombre hecho como uno de nosotros, (¿pero no era un Dios único?). conocedor del
Bien y del Mal; que no vaya ahora a tender la mano al árbol de la vida y,
comiendo de él, viva para siempre”
(¿Cuáles son, pues, los
atributos divinos?, ¿y los del hombre?).
Y le arrojó (¿a él sólo?)
Yahvé Dios del jardín del Edén, a labrar la tierra de que había sido tomado.
Expulsó al hombre (se supone
que a la mujer también) y puso delante del Jardín del Edén un querubín, que
blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida” FIN.
Y Fin del capítulo 3º. El 4º
ya es Caín y Abel y luego Seth (no hay mujeres) y sus descendencias. Y ya el 6º
es el de Noé y el diluvio.
La serpiente siempre ha sido
un símbolo de fecundidad, de divinidad, de divinización del poder.
Era normal que los reyes
tuviesen su cetro en forma de serpiente, Salomón, los faraones…
¿Cómo sería la vida en el
paraíso antes de la caída?. Muy felices, como eternos niños, gozando, sin darse
cuenta ni de que estaban desnudos, como los niños.
¿Cómo haría un padre para que
su niño haga una cosa?. Pues prohibírselo.
Tú convierte cualquier cosa
en tabú, dile a un niño que no la toque, que no la abra,…y le estarás creando
unas expectativas que lo desearán intensamente y que, en cuanto pueda y no se
den cuenta los padres, la tocará, la abrirá.
Es lo que le ocurre a Eva.
El hecho de que la serpiente
le recuerde (astutamente, de TODOS no sólo de dos). Y el cebo:”es que seréis
como dioses”.
La serpiente toca el deseo y
Eva cede a la serpiente y Adán cede a Eva.
Si ser Dios es saber qué es
bueno y qué es malo, se puede llegar a ser más o menos Dios, lentamente,
madurando, aprendiendo, razonando o de forma automática, mágicamente, comiendo
la manzana.
La serpiente les despierta el
deseo.
Dios no quería que se
quedaran eternamente en el paraíso, como unos eternos niños, quería que
salieran a la vida, que se enfrentaran con dificultades, que arrostraran retos
a superar, que trabajasen, que cooperasen con Él y su creación conociendo y
trabajando la tierra.
Como cualquiera de nosotros,
padres, quiere y desea para sus hijos, que maduren, que se responsabilicen, que
apechuguen con la vida.
¿Expulsar de casa un padre a
su hijo por ser mayor de edad, autónomo, por haber madurado?. Lo que quiere
Dios y cualquier padre es que el hijo se construya, se haga hombre,
construyendo, obrando, haciendo cosas
La que da el primer paso a la
madurez es Eva y es ella la que despierta la conciencia en el varón.
No sólo no peca, es que es la
que primero da el paso de la niñez a la adolescencia y a la madurez.
Es la que primero Sabe qué es
lo Bueno y qué es lo Malo, para hacer lo primero y no hacer lo segundo, sin
tener que preguntar al superior, en este caso a Dios
El ejemplo de B. Russell:
A todos los jóvenes, por
ejemplo, les interesan los trenes.
Vamos a suponer que se les
dice que ese interés por los trenes es malo; imaginemos que se les venda los
ojos cada vez que se encuentran en un tren o en una estación de ferrocarril;
supongamos que se impide que se mencione la palabra "tren" en su
presencia, y se crea un misterio impenetrable en torno a los medios de
transporte.
El resultado no sería hacer
que disminuyera su interés por ellos, sino muy por el contrario, los trenes les
atraerían más aún, pero con la morbosa sensación del pecado y de lo indecente.
Todo muchacho de inteligencia
despierta podría llegar a convertirse de ese modo en un neurasténico”
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