Cerca de mi casa hay un
Colegio de Primaria denominado “Constitución 1.978” .
Pero hasta llegar aquí, (no
al Colegio, sino a la
Constitución ) tuvieron que pasar muchas e interesantes cosas.
1.- “Españoles…Franco ha
muerto”.
Eran las 4,58 horas del día
20 de Noviembre de 1.975 cuando un compungido y lloroso Carlos Arias Navarro,
Presidente del Gobierno del Régimen franquista, lo comunicaba por Televisión
Española, quedando atrás casi 40 años de Dictadura.
2.- Dos días después, el día
22, es nombrado Jefe del Estado, “a título de rey”, Juan Carlos de Borbón, que
confirma en su puesto, como Presidente del Gobierno, a Carlos Arias Navarro,
conocido en estas tierras como “El carnicerito de Málaga”, pues la represión en
esta provincia, desde 1.937, la protagonizó como fiscal y en su haber o en su
debe hay 4.300 fusilados (“en Málaga hubo un genocidio”).
3.- El día 1 de Agosto de
1.976 el Rey le exige la dimisión a Arias Navarro, sustituyéndolo por Adolfo
Suárez, que forma un gobierno con “jóvenes reformistas” dejado fuera a los
franquistas e, inmediatamente, comenzarán a trabajar en un Proyecto para la Reforma Política , aprobado el
18 de Noviembre que se concretará en la
Ley para la Reforma
Política , que sería sometida a referéndum, con alta participación
y aprobada con un 94,2% de votos el 15 de Diciembre y que será promulgada el 4
de Enero del 1.977.
4.- El 15 de Junio de 1.977
serán las Primeras Elecciones Democráticas, tras la Dictadura , eligiendo a
350 Diputados y 207 Senadores, con una participación del 80%, con la victoria
de U.C.D. liderado por Adolfo Suárez y que obtuvo 165 escaños, seguido por el
PSOE con 118.
Fue la Legislatura
Constituyente.
Se creó una Comisión, formada
por 7 miembros o ponentes, a los que se les denominó “Padres de la Constitución ”
5.- El 6 de Diciembre del
1.978, en referéndum, con el 87% de votos a favor, fue aprobada la Constitución ,
sancionada por el Rey el día 27 de Diciembre y publicada en el BOE el día 29
(se evitó el día 28, por coincidir con el día de los Santos Inocentes,
tradicionalmente dedicado a las bromas).
Pero en esa Constitución, y
sin ser político ni pertenecer a partido alguno, también estuvo Sampedro.
El día 16 de Junio de 1.977,
un día después de las elecciones para las Cortes Constituyentes, cuya misión
iba a ser esa, elaborar una Constitución para la nueva España monárquica y
democrática, son nombrados 41 senadores reales para cooperar en la redacción de
la misma.
Entre esos 41, todos ellos
personas de prestigio en varios campos, se encuentran Julián Marías, Cela,
Fuentes Quintana, Fernández Miranda, Salas Larrazábal,…y, por supuesto
Sampedro.
Los temas más polémicos
fueron el de “nación, nacionalidad, región,…”así como si llamar “español” o
“castellano” a la lengua oficial
En la entrevista que se le hace a Sampedro se le pregunta si no le ha
dado ningún reparo haber sido elegido “senador por designación del Rey”, a lo
que, tajantemente, contesta que NO.
Y cuenta la historia de cómo ha sido todo.
“Yo, entonces
no tenía ninguna relación con la casa real ni pertenecía a ningún partido, por
lo que la llamada del rey me sorprendió.
Cuando llamó a
casa y descolgué el teléfono me quedé estupefacto.
Por un instante
dudé de si no me estarían gastando una broma, pero no, su voz era perfectamente
reconocible.
Me dijo algo
así: “Soy el rey, tengo que designar a unos cuarenta senadores (ya no me
acuerdo de la cifra exacta) para las Cortes Constituyentes y he pensado en
usted”.
Naturalmente,
empecé negándome, porque no me interesaba. Nunca me ha dado por la política
activa. No me atraía nada, me distraía de mis cosas. Me resistí mucho, pero él
me insistió.
Al final, ya
para no ser descortés, le dije que iba a pensarlo, pero no disponía de tiempo;
era media tarde y él tenía que entregar la lista a tiempo para el telediario de
las nueve.
En ese momento
recordé una frase de un amigo mío: “Si te dan un martillo, ponte a clavar”, y
acepté pensando en que, después de todo, si no era capaz de clavar ni un solo
clavo, siempre podría renunciar.
El Senado tuvo
sus aspectos divertidos.
Hubo buenos
momentos y conocí, además, a gente
interesante. Me acuerdo de Juan María Bandrés, por ejemplo, y otros personajes
que venían de la izquierda, la tolerada entonces, que decían cosas sugerentes.
Pero tras el período
constituyente lo dejé.
Cuando se
disolvieron las Cortes y se convocaron elecciones el PSOE me ofreció
presentarme como independiente en la lista por Madrid, pero dije que no.
A mí la carrera
política ni me interesaba entonces ni me ha interesado después.
Mi interés por
la política es, en el sentido original del término, como ciudadano preocupado
por los asuntos de la polis, pero no sirvo para la práctica de la política
activa, para estar sujeto a una disciplina de partido, supeditar mis palabras
en función de lo que da o resta votos.
Siempre me ha
gustado la independencia y mi autonomía personal a la hora de solidarizarme y
apoyar causas que considero justas.
Lo que
comúnmente se entiende por éxito político no me atrae nada.
Me han ofrecido
cargos, algunos de alto nivel y bien remunerados, y siempre he dicho que no.
Por eso, y no por otra cosa,
fue Senador Real, un episodio, para él, sin importancia.
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