domingo, 12 de marzo de 2017

ACOMPAÑANDO A J.L. SAMPEDRO (56) SENADOR REAL

SENADOR REAL.

Cerca de mi casa hay un Colegio de Primaria denominado “Constitución 1.978”.

Pero hasta llegar aquí, (no al Colegio, sino a la Constitución) tuvieron que pasar muchas e interesantes cosas.

1.- “Españoles…Franco ha muerto”.

Eran las 4,58 horas del día 20 de Noviembre de 1.975 cuando un compungido y lloroso Carlos Arias Navarro, Presidente del Gobierno del Régimen franquista, lo comunicaba por Televisión Española, quedando atrás casi 40 años de Dictadura.

2.- Dos días después, el día 22, es nombrado Jefe del Estado, “a título de rey”, Juan Carlos de Borbón, que confirma en su puesto, como Presidente del Gobierno, a Carlos Arias Navarro, conocido en estas tierras como “El carnicerito de Málaga”, pues la represión en esta provincia, desde 1.937, la protagonizó como fiscal y en su haber o en su debe hay 4.300 fusilados (“en Málaga hubo un genocidio”).

3.- El día 1 de Agosto de 1.976 el Rey le exige la dimisión a Arias Navarro, sustituyéndolo por Adolfo Suárez, que forma un gobierno con “jóvenes reformistas” dejado fuera a los franquistas e, inmediatamente, comenzarán a trabajar en un Proyecto para la Reforma Política, aprobado el 18 de Noviembre que se concretará en la Ley para la Reforma Política, que sería sometida a referéndum, con alta participación y aprobada con un 94,2% de votos el 15 de Diciembre y que será promulgada el 4 de Enero del 1.977.

4.- El 15 de Junio de 1.977 serán las Primeras Elecciones Democráticas, tras la Dictadura, eligiendo a 350 Diputados y 207 Senadores, con una participación del 80%, con la victoria de U.C.D. liderado por Adolfo Suárez y que obtuvo 165 escaños, seguido por el PSOE con 118.

Fue la Legislatura Constituyente.

Se creó una Comisión, formada por 7 miembros o ponentes, a los que se les denominó “Padres de la Constitución

5.- El 6 de Diciembre del 1.978, en referéndum, con el 87% de votos a favor, fue aprobada la Constitución, sancionada por el Rey el día 27 de Diciembre y publicada en el BOE el día 29 (se evitó el día 28, por coincidir con el día de los Santos Inocentes, tradicionalmente dedicado a las bromas).

Pero en esa Constitución, y sin ser político ni pertenecer a partido alguno, también estuvo Sampedro.

El día 16 de Junio de 1.977, un día después de las elecciones para las Cortes Constituyentes, cuya misión iba a ser esa, elaborar una Constitución para la nueva España monárquica y democrática, son nombrados 41 senadores reales para cooperar en la redacción de la misma.
Entre esos 41, todos ellos personas de prestigio en varios campos, se encuentran Julián Marías, Cela, Fuentes Quintana, Fernández Miranda, Salas Larrazábal,…y, por supuesto Sampedro.

Los temas más polémicos fueron el de “nación, nacionalidad, región,…”así como si llamar “español” o “castellano” a la lengua oficial

En la entrevista que se le hace a Sampedro se le pregunta si no le ha dado ningún reparo haber sido elegido “senador por designación del Rey”, a lo que, tajantemente, contesta que NO.

Y cuenta la historia de cómo ha sido todo.

“Yo, entonces no tenía ninguna relación con la casa real ni pertenecía a ningún partido, por lo que la llamada del rey me sorprendió.
Cuando llamó a casa y descolgué el teléfono me quedé estupefacto.
Por un instante dudé de si no me estarían gastando una broma, pero no, su voz era perfectamente reconocible.
Me dijo algo así: “Soy el rey, tengo que designar a unos cuarenta senadores (ya no me acuerdo de la cifra exacta) para las Cortes Constituyentes y he pensado en usted”.

Naturalmente, empecé negándome, porque no me interesaba. Nunca me ha dado por la política activa. No me atraía nada, me distraía de mis cosas. Me resistí mucho, pero él me insistió.

Al final, ya para no ser descortés, le dije que iba a pensarlo, pero no disponía de tiempo; era media tarde y él tenía que entregar la lista a tiempo para el telediario de las nueve.

En ese momento recordé una frase de un amigo mío: “Si te dan un martillo, ponte a clavar”, y acepté pensando en que, después de todo, si no era capaz de clavar ni un solo clavo, siempre podría renunciar.

El Senado tuvo sus aspectos divertidos.

Hubo buenos momentos y  conocí, además, a gente interesante. Me acuerdo de Juan María Bandrés, por ejemplo, y otros personajes que venían de la izquierda, la tolerada entonces, que decían cosas sugerentes.

Pero tras el período constituyente lo dejé.

Cuando se disolvieron las Cortes y se convocaron elecciones el PSOE me ofreció presentarme como independiente en la lista por Madrid, pero dije que no.

A mí la carrera política ni me interesaba entonces ni me ha interesado después.

Mi interés por la política es, en el sentido original del término, como ciudadano preocupado por los asuntos de la polis, pero no sirvo para la práctica de la política activa, para estar sujeto a una disciplina de partido, supeditar mis palabras en función de lo que da o resta votos.

Siempre me ha gustado la independencia y mi autonomía personal a la hora de solidarizarme y apoyar causas que considero justas.
Lo que comúnmente se entiende por éxito político no me atrae nada.

Me han ofrecido cargos, algunos de alto nivel y bien remunerados, y siempre he dicho que no.


Por eso, y no por otra cosa, fue Senador Real, un episodio, para él, sin importancia.

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