ALTERNATIVAS
¿QUÉ PODEMOS/QUÉ DEBEMOS
HACER PARA “EL CAMBIO”?
Sampedro califica a los partidos políticos tradicionales como
“zarandajas” pero cuando el entrevistador le pregunta “¿Quién va a escribir las
leyes que provoquen ese cambio? ¿Qué alternativa hay?
“Las alternativas se están inventando ya.
Yo no estoy al día porque no uso el ordenador.
Cuando se impuso, yo dije: “a mí esto no me interesa, me voy a
morir pronto y no pienso aprenderlo”.
No entiendo nada de eso que llaman Facebook oTwitter y demás,
pero me doy cuenta de que, gracias a la red, se están desarrollando otras
formas de agregación social, formas espontáneas de relación y de movilización
social.
Actualmente las comunicaciones permiten convocar una reunión,
una protesta con inmediatez; con eso del “pásalo”, se están creando formas de
asociación diferentes, superando a los sindicatos clásicos, que tienen el
lastre de la poltrona, de negociaciones y pactos no siempre explicados ni
entendidos.
En cambio, estas otras asociaciones, las de las mareas, son otra
cosa.
Los de la sanidad, los de la educación, todas estas
manifestaciones son cosas que los sindicatos no han sabido organizar con esa
fuerza.
Vemos cómo los sindicatos y los partidos, en lugar de orientar o
guiar, van a remolque de las reacciones ciudadanas.
Estamos en un momento de cambio social, de mentalidad diferente,
de vuelta a valores de solidaridad frente al lema “el dinero lo compra todo”.
Como decía Marx, “el capitalismo lo convierte todo en
mercancía”, pero con la contestación social, parece que está surgiendo otra
cosa.
No sé cómo será ni qué será.
Pero se vislumbra otro sistema.
Pero por ahora a lo que vamos inequívocamente es a una
transformación económica sin precedentes, cuantos más recortes, menos poder
adquisitivo. No hace falta ser experto en economía para ver eso. ¿O es
distinto?
Veremos en qué acaba.
Con las movilizaciones se están consiguiendo algunas cosas (hoy
mismo la protesta de las mujeres en la Puerta del Sol).
Pocas, pero en cierto modo, nos indican el camino.
Por ejemplo, se han parado varios desahucios; se ha obligado al
PP a aceptar la ILP
firmada por millón y medio de ciudadanos en apoyo a las reivindicaciones de la Plataforma de Afectados
por las Hipotecas; el Hospital de la Princesa , finalmente, ni se cierra ni se regala
al amigo de turno; el ministro de Justicia se ve obligado a rectificar, aunque
sea parcialmente, en el tema de las tasas.
Y, si bien parece más difícil, espero que, más pronto que tarde,
también el ministro de Cultura ceda un poco y se pueda mejorar algo su nefasta
ley.
Ya sé, todo esto es poca cosa, pero por algo se empieza. La
gente se está dando cuenta de que todos estos movimientos tienen algún
resultado.
Más o menos, pero van teniendo sus resultado.
Y la actitud que vemos hoy hasta en las caras de los gobernantes
ya no es la misma que al inicio de su mandato, cuando anunciaban los recortes
riéndose y nos lanzaban mensajes tan educados como el “que se jodan”.
Seguramente lo siguen pensando, pero se van dando cuenta de que
su poder no es tan absoluto como ellos se creían.
De modo que algo habrá.
De los gremios surgieron los sindicatos y eran otra cosa, quién
sabe qué surgirá de los sindicatos en un futuro.
Lo que más domina a la gente es el miedo y se trata de que el
miedo cambie de bando, que lo tengan ellos.
Y algo debe ir en esa dirección cuando los políticos no admiten
preguntas en las ruedas de prensa, cuando el presidente del Gobierno ha llegado
a dar una incluso en diferido, dicho sea de paso, igual que los finiquitos en
su partido.
Pero ahí tengo que añadir otra cosa: se ha perdido mucho el
sentido de la dignidad.
No entiendo cómo lo toleran los periodistas.
Supongo que también por miedo.
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