martes, 5 de noviembre de 2013

EL HOMBRE. (UNO).


 
Cuando uno estaba familiarizado a calcular en pesetas llegó el euro y me zamarreó el factor N o del Cálculo Numérico...

Porque cuarenta millones eran cuarenta millones pero ¿cuántos millones son 244.000 euros? Y tienes que empezar a calcular que si 1.000 euros son 166.000 y pico pesetas, entonces multiplicando 244 por 166.000 pesetas, entonces….un lío.

Y cuando veo u oigo que alguien (un partido político, un sindicato, un concejal, un banquero,…) ha robado, distraído o sustraído 124 millones de euros… me pierdo en pesetas.

Ya me perdí cuando el “todo a 100” se convirtió en “todo a un euro”

Quien no está acostumbrado a manejar grandes números fácilmente se pierde. Y si alguien te dice que…. pues, fácilmente, me lo creo.

El Big Bang cósmico, según los científicos, ocurrió hace 15.000 millones de años. O sea, ayer mismo. Y me lo creo. Porque no lo sé ni tengo tiempo ni conocimientos para poder saberlo.

Científicamente, todos, somos muy crédulos. Y no tenemos más remedio.

Y siempre hay que empezar por el principio y en el principio no era el “Verbum” del Evangelista San Juan, sino la “casi nada”, cuando toda la energía del posterior universo se encontraba concentrada/comprimida en una pequeñez imposible de imaginar: miles y miles y miles de millones de veces más pequeña que el núcleo de un átomo.

¿Te lo imaginas? Toda la inmensidad del cosmos, toda esa energía descomunal, comprimida en un “casi nada”. Llega la chispa, la explosión, y en tres minutos ya teníamos un universo con el 98% de toda la materia actual. Con una anchura de 100.000 millones de años luz (que teniendo en cuenta que la velocidad de la luz es de 300.000/segundo, y que un año tiene…..). Me pierdo.

Me pierdo y me lo creo. Lo acepto como verdadero.

Es la Teoría del Big Bang o de La Gran Explosión.

Y muchos millones de años después, en el extrarradio de una de los 140.000 millones de galaxias, apareció la Tierra. Esa galaxia, en forma de espiral, es la Vía Láctea (“el rastro de leche derramada del pecho de la diosa Hera” –según la mitología griega, aunque el filósofo, atomista, Demócrito (siglo V-IV a. C.) ya había sugerido que ese reguero blanco en el cielo era, en realidad, un conglomerado de muchísimas estrellas. Pero hubo que esperar 2.000 años para que Galileo, usando el telescopio, confirmara que el viejo Demócrito tenía razón. Corría el año 1.609.

La Tierra apareció ayer mismo (comparado con los 15.000 millones anteriores), hace 4.500 millones de años, poco después de la aparición del sol.

Se formó a partir de asteroides, que chocaban entre sí, y formaron una gran esfera que se atrajo por el campo del sol y quedó orbitando a su alrededor.

Pasaron 500 millones de años y hace unos 4.000 millones se formó la luna.

Hay, básicamente, tres posibilidades o teorías en cuanto a la formación de la luna:
1.- Era un astro independiente que, al pasar cerca de la Tierra, quedó capturado en órbita.
2.- La Tierra y la Luna nacieron de la misma masa de materia que giraba alrededor del Sol.
3.- La luna surgió de una especie de "hinchazón" de la Tierra que se desprendió por la fuerza centrífuga.

Actualmente se admite una cuarta teoría que es como una mezcla de las otras tres: cuando la Tierra se estaba formando, sufrió un choque con un gran cuerpo del espacio. Parte de la masa salió expulsada y se aglutinó para formar nuestro satélite. Y, aún, una quinta teoría que describe la formación de la Luna a partir de los materiales que los monstruosos volcanes de la época de formación lanzaban a grandes alturas y como no existía el paraguas atmosférico que evitase su ascensión…

Los gases del manto ascendieron a causa del impacto y formaron la actual atmósfera, la cual tiene más nitrógeno que cualquier otro componente gaseoso.

El magma que ascendió se secó con el tiempo y formó los continentes. Pero antes de secarse tenía consigo vapor de H2O que ascendió a la atmósfera.

El agua luego comenzó a descender al suelo quizás como un enorme diluvio mundial o de otra forma, pero de todos modos formó los mares, océanos, lagos y ríos.

Durante los siguientes 500 millones de años la situación se apacigua, los meteoritos son frenados por una atmósfera muy espesa, la actividad volcánica se reduce, la corteza terrestre se enfría,…

Y es entonces, cuando en las sombrías aguas que recubren el planeta, surgen ínfimas y extrañas criaturas, nuestros antepasados más remotos: las bacterias.

Estos primeros seres, unicelulares y procariotas (células sin núcleo) aparecen hace 4.000 millones de años y son el origen de la evolución, de la Segunda Gran Explosión de incontables formas de vida.

Estamos refiriéndonos al segundo Big Bang, al BIG BANG BIOLÓGICO.

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