(Es la mejor
exposición que he encontrado sobre el PERSPECTIVISMO de Ortega y Gasset).
De TORRE DE BABEL
EDICIONES
(www.e-torredebabel.com/) Historia de
la Filosofía. Ortega y Gasset
doctrina fundamental de la filosofía de Ortega.
Consiste en afirmar dos cosas: que todo conocimiento está anclado siempre en un
punto de vista, en una situación, y, más básicamente, que en su propia esencia
la realidad misma es perspectivística, multiforme.
Podemos entender la
teoría de la perspectiva propuesta por Ortega y Gasset si la comparamos con dos
teorías que él mismo considera incompatibles con la suya:
- el objetivismo: Ortega también la llama dogmatismo: si existe la verdad tiene que ser una y la misma para todo individuo, toda cultura y toda época, por tanto sólo prescindiendo absolutamente de las peculiaridades del sujeto que busca el conocimiento podremos alcanzar la descripción verdadera del mundo. El objetivismo identifica la individualidad con el error y el subjetivismo. Para esta doctrina la idea de la perspectiva es un absurdo, pues, si existe la verdad, ésta tiene que estar más allá de cualquier perspectiva, debe ser algo universal y eterno. Ha sido el punto de vista dominante durante toda la historia de la filosofía, en particular por los distintos racionalismos;
. el subjetivismo: es la doctrina totalmente opuesta al
objetivismo: los rasgos del sujeto cognoscente, su idiosincrasia,
determinan todo tipo de conocimiento que pueda alcanzar. El objetivismo
considera al objeto como el único responsable de las apariencias de las
cosas, el subjetivismo defiende todo lo contrario, afirma que dichas
apariencias son subjetivas, meros productos de las peculiaridades del
sujeto. Considera que no es posible la verdad universal puesto que toda
verdad está influida o determinada por el modo de ser del sujeto que la
alcanza. El subjetivismo es relativismo y, en último término,
escepticismo.
Ortega considera que el perspectivismo que defiende le permite superar ambas teorías: a la base tanto de una como de otra se encuentra una tesis más primordial, la tesis según la cual la realidad no puede ser más que una, que no puede presentar más que una sola cara. El objetivismo considera que es posible alcanzar dicho aspecto de la realidad y que, por lo tanto, la verdad tiene que ser única y estar fuera del tiempo y del espacio; el subjetivismo que no es posible alcanzarla y que nunca podemos salir de nuestra subjetividad. La novedad de la propuesta de Ortega consiste en afirmar que la realidad no es una sino múltiple, que la perspectiva no la impone el sujeto sino la cosa trascendente. La perspectiva es algo de la realidad, la realidad ofrece muchas caras, de ahí que si el espectador cambia de lugar cambia la perspectiva, pero si un espectador es sustituido por otro en el mismo lugar la perspectiva permanece idéntica. La perspectiva es el resultado de la influencia de la realidad en el sujeto cognoscente. El error del objetivismo es hacer del objeto el único responsable del conocimiento, el error del subjetivismo es subrayar en exceso el papel del sujeto. La verdad está en la comprensión de que ambos, el sujeto y el objeto, son inseparables.
El objetivismo es una teoría incorrecta pues, dice Ortega, toda experiencia de
conocimiento inevitablemente debe descansar en un punto de vista, y por lo
tanto, debe ser múltiple. La divergencia entre los mundos que se le presentan a
cada sujeto, a cada época, a cada cultura, no es algo falso, es algo real. Más
aún, si distintos sujetos afirmasen experimentar el mundo del mismo modo
tendríamos que decir que lo que experimentan no es real sino una ilusión, un
producto de su imaginación. Lo peculiar de cada ser no le estorba para captar
la verdad sino que es el órgano por el cual puede ver la porción de realidad
que le corresponde. Si tuviese algún sentido la noción de verdad universal y
absoluta, ésta sólo sería posible con la reunión de todas las perspectivas, no
privilegiando una (la supuestamente verdadera) frente a las demás (las supuestamente
falsas); naturalmente esto nos es imposible a los hombres y sólo podríamos
referirlo a Dios.
Pero, dice Ortega, también es falso el subjetivismo. El que las
perspectivas sean distintas no las hace falsas, no es un signo de nuestra
imposibilidad de alcanzar la realidad. La realidad misma es múltiple,
perspectivística. Hay muchos paisajes, y todos ellos verdaderos. La
perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Una realidad que se
ofrezca de modo idéntico a distintos espectadores es un imposible, tan absurdo
como un punto de vista absoluto, un punto de vista que esté más allá de las
determinaciones que cada tiempo y espacio impone.
La dimensión perspectivística de la realidad no se limita a los
aspectos perceptuales, como
los colores, los sonidos, las figuras espaciales, alcanza también a las
dimensiones más abstractas de la realidad, los valores y las propias verdades.
Del mismo modo que nuestros ojos son los órganos receptores de los aspectos
visuales de las cosas y sólo las pueden captar en sus dimensiones
perspectivísticas, nuestra mente es como un órgano perceptor de verdades.
Nuestra mente nos predispone para captar ciertas verdades y ser ciegos a otras,
y lo mismo ocurre con cada pueblo y cada época, que tienen también su peculiar
modo de ver la verdad, su peculiar punto de vista. Sólo si nos concebimos como
seres abstractos, fuera del tiempo y del espacio, podemos creer en el
privilegio de una perspectiva frente a otra. La única perspectiva falsa es
la que pretende ser la única, la verdad no localizada, no dependiente de
ningún punto de vista; y esto es el racionalismo y la mayor parte de la
filosofía. Frente a esta razón pura del racionalismo, Ortega propone una
razón que sea capaz de integrar la dimensión perspectivística de la realidad,
una razón vital e histórica La razón vital nos muestra que las diferencias
individuales, las peculiaridades de cada pueblo y de cada momento histórico, no
son impedimentos para alcanzar la realidad, al contrario, son el órgano gracias
al cual pueden captar la realidad que les corresponde. Cada individuo es un
punto de vista esencial, insustituible.
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